Bachelet apuesta fuerte en China

La estrategia chilena de buscar acuerdos comerciales preferentes con los principales mercados de exportación de los productos nacionales concretó una jugada estratégica esta semana, con la promulgación el lunes por parte de la presidenta, Michelle Bachelet, del Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, a la que se suma la firma ayer en Lima de la ampliación de la complementación económica entre Chile y Perú.

En el tablero de la economía mundial, Chile ha logrado en pocos años cerrar acuerdos comerciales en cuatro continentes y sustenta su crecimiento económico en los frutos de esta apertura. Estos logros de la política exterior llegan en un momento oportuno para el Gobierno de Bachelet, que en septiembre cumplirá seis meses. Las encuestas muestran que el entusiasmo inicial que despertó la primera presidenta mujer y su Gabinete paritario cayó después de las protestas de los estudiantes en abril y mayo. La oposición no pudo capitalizar el deterioro y bajó incluso más en los mismos sondeos. Para revertir la baja en el apoyo, Bachelet buscó nuevos rostros y en julio hizo un cambio ministerial, en el que cayeron tres ministros, entre ellos el jefe de gabinete, y al llegar a los cien días anunció el cumplimiento de las 36 medidas iniciales de su programa.

La tendencia a la baja ahora se detuvo, pero entretanto, con un período presidencial de sólo cuatro años sin reelección, y a despecho de La Moneda, la prensa levantó ya nombres para la contienda de 2009. Entretanto, la economía disfruta de bonanza, con el precio del principal producto de exportación, el cobre, en un récord histórico y una proyección de crecimiento del PIB sobre 5% para este año. A estos indicadores se suman las expectativas que abre el TLC con China, el cual comenzará a regir en octubre.

El TLC establece desde su primer día de vigencia el ingreso sin recargo de arancel al 92% de las exportaciones chilenas y al 50% de los envíos chinos al país. Un 7% de los envíos chilenos quedará sin gravámenes en un plazo de diez años y sólo el 1% fue incluido en la lista de excepciones. Junto con liberalizar el comercio bilateral, el TLC considera también medidas de cooperación y un entendimiento en temas laborales y medioambientales. Bachelet afirmó que Chile es el primer país del mundo en concretar un TLC de este tipo con China, que permitirá la creación de 34.000 empleos.

Con un mercado de 1.300 millones de habitantes, China es el segundo lugar de destino de las exportaciones chilenas después de EE UU, y el intercambio bilateral ha crecido ocho veces en diez años. El 85% de los envíos chilenos a este país se concentra en materias primas -cobre, harina de pescado y celulosa-, mientras que China exporta al mercado nacional bienes como ordenadores, televisores y teléfonos móviles.

Como un jugador que apuesta a varias cartas simultáneamente, la estrategia de Chile, de búsqueda de acuerdos con sus socios comerciales, procura no sólo expandir mercados, sino también reducir los peligros si uno de ellos se desmorona. Chile tiene un abanico de TLC y acuerdos con economías y bloques de diverso tamaño (EE UU, Europa, EFTA, Corea, México, Centroamérica, Costa Rica, Panamá, El Salvador), además de asociación o complementación con otros países, y está negociando un TLC con Japón. La apuesta de La Moneda es que el TLC con China amplía mercados y también permite a la economía chilena servir como plataforma para las empresas que quieran llegar en condiciones ventajosas al país asiático.

La ampliación del acuerdo de complementación económica entre Chile y Perú incluye materias de solución de controversias, inversiones y comercio de servicios. En la práctica ha sido considerado como un TLC. Para impulsarlo fue decisivo el cambio en la política exterior peruana, de mayor acercamiento a Chile, que impulsó el nuevo presidente Alan García, y la empatía que hubo entre él y Bachelet.