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Entrevista:EXCELENTES | MARÍA DOMÍNGUEZ-Bióloga e investigadora

Un compromiso con la ciencia

A la bióloga María Domínguez el año 2006 se le quedará grabado para siempre en su calendario particular. Ha cumplido 40 años, uno de sus trabajos científicos mereció ser el artículo principal de la prestigiosa revista Nature -algo por lo que hay bofetadas- y además está a punto de tener su primer hijo.

Esta investigadora del CSIC, que desde que tenía uso de razón soñaba con inventar y descubrir, y que ahora dirige un laboratorio en el Instituto de Neurociencias de Alicante (Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Universidad Miguel Hernández), de expresión suave, juvenil y menuda y con un amor por su trabajo rayano en lo adictivo, "reconozco que en más de una ocasión he llegado a dormir en el laboratorio", está radiante.

"Estamos un poco defraudados con Zapatero. Antes de ganar las elecciones habló de cosas que iba a hacer en investigación que ahora no se ven"
"No he sido muy maternal, el reloj biológico se me ha activado muy tarde, tenía la impresión de que había mucho tiempo por delante"
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A vueltas con las moscas

La publicación de su último hallazgo con "la mosca", como siempre llama a la Drosophila melanogaster, en la que lleva años buscando genes equivalentes a los del cáncer en humanos, y en la que ha descubierto dos nuevos que explican el nexo entre dos grandes procesos relacionados con el cáncer -lo más parecido a una metástasis en las moscas-, una difícil investigación no exenta de dudas y desánimos, ha tenido su recompensa: el respaldo científico internacional y el apoyo económico y reconocimiento interno. "Ha sido estupendo, te empeñas pero luego ves los resultados. Fue un trabajo difícil de sacar adelante porque lo hice con becarios jovencitos, era mi opinión y si me equivocaba lo hacía yo sola, y da un poco de miedo pensar que puedes ir por el camino erróneo... Por eso, cuando ves que has acertado da muchísima satisfacción".

Apasionada por su trabajo y buena conocedora del parón profesional que significa para una investigadora la maternidad, Domínguez confesaba hace sólo un año que los hijos no habían entrado en sus planes. Casada desde hace 12 años con un conocido árbitro internacional de tenis suizo, y poco amante de las labores domésticas, admite que le "aburre comprar y cocinar". "No he sido muy maternal, el reloj biológico se me ha activado muy tarde, tenía la impresión de que había mucho tiempo por delante pero con 39 años me dio la neura y pensé que tenía que ser madre antes de los 40 o nada. Me quedé embarazada justo cuando la revista Nature aceptó el artículo y estaba muy contenta y relajada. Los médicos siempre dicen que el estrés no influye, pero...".

Domínguez suele repetir que es "muy positiva" y, también, que una de sus reglas de oro es "no obsesionarse con el futuro". Desde luego, no responde al tópico del científico aislado en su torre de marfil. No le importa opinar, ni de política, "me considero de izquierdas, mi voto es de izquierdas", ni de temas sociales que, como la eutanasia o la reciente ley del matrimonio de homosexuales, están en la calle.

"El tema de ETA lo he hablado mucho con mi marido. Nosotros pensamos que la paz se hace con el enemigo y no con los amigos, para conseguir la paz hay que ceder y las negociaciones son imprescindibles". En cuanto al matrimonio entre parejas del mismo sexo, es contundente. "Me parece un derecho básico. Cuando no había matrimonios interraciales existía el mismo problema y ahora ya nadie comenta nada. La derecha-derecha y los muy católicos no lo van a admitir nunca, pero es una cuestión de respeto. Yo pertenezco a una familia muy religiosa, pero antepongo el respeto a lo demás".

¿Y qué piensa de la eutanasia? "Creo que hay que legislar la eutanasia. Es como el aborto, puedes estar o no de acuerdo, pero tienes que saber que hay gente que en algún momento de su vida puede tener necesidad de abortar, y el hecho de que sea ilegal no provoca que la gente deje de hacerlo".

María es crítica con la política científica del gobierno socialista. "Estamos un poco defraudados con Zapatero. Antes de ganar las elecciones habló de cosas que iba a hacer en investigación básica que ahora no se ven. Por ejemplo, el problema de los contratados en el Ramón y Cajal no se acaba de solucionar, y es importante. Hay un entendimiento de la ciencia que no es correcto, se pone mucho énfasis en la tecnología y la investigación aplicada y poco en la investigación básica". Y no oculta su preocupación por el desastre ecológico del Mediterráneo. "Me parece terrible lo que está pasando con el territorio en España, se está destruyendo la naturaleza". Como en tantas cosas responde a una falta de planificación, "sólo se ve lo que puede solucionarse a corto plazo. En esta zona de Alicante hay que hacer algo, esto es un desierto, pero no se plantea nada, sólo ves nuevas urbanizaciones. Y eso me preocupa, como bióloga y como persona".

Positiva, como se proclama, no deja de recalcar lo "genial" que se han portado el Consejo (CSIC) y la Universidad Miguel Hernández tras su éxito científico. Se siente apoyada y eso "no tiene precio". Y tampoco pasa por alto los nada desdeñables 300.000 euros que la Asociación Española Contra el Cáncer le ha concedido para su proyecto, lo que le permitirá contar con un investigador posdoctoral.

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