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Alto el fuego en Oriente Próximo

El Ejército libanés se despliega hoy en el sur

Francia anuncia que está dispuesta a encabezar la fuerza internacional ampliada en Líbano

Guillermo Altares

El Gobierno de Líbano ordenó ayer el despliegue inmediato del Ejército al sur del río Litani y aseguró que los soldados comenzarán a llegar hoy mismo a la zona arrasada durante los 33 días de conflicto. La presencia de unos 15.000 soldados libaneses en esa zona es una condición esencial para que Naciones Unidas pueda poner en marcha cuanto antes un contingente internacional de otros 15.000 militares, cuyos 3.000 primeros miembros pueden comenzar a desplegarse en un plazo de dos semanas. La rapidez es fundamental: la tregua entre Israel, que amenaza con no retirarse de la zona sur de Líbano, y la milicia chií de Hezbolá, que se niega a desarmarse, puede romperse en cualquier momento.

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Desde hace dos décadas, el Ejército libanés no ha pisado la franja al sur del río Litani, que ha estado bajo el control de Israel hasta el año 2000 y, desde entonces, del movimiento chií. La resolución 1701 de Naciones Unidas, que logró arrancar la tregua en la mañana del lunes, prevé tanto el despliegue de las tropas libanesas como, con un mandato reforzado, de las tropas de la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (FINUL), que llegaron a la zona en 1978 y que pasarán de 2.000 a 15.000 cascos azules.

En un país donde las tropas internacionales ya tuvieron que salir una vez, en 1983, tras una serie de atentados suicidas, la situación no es precisamente sencilla. Los países dispuestos a contribuir con tropas a la FINUL, entre ellos España, quieren todas las garantías posibles antes de que los soldados pisen Líbano. Así, la ministra de Defensa francesa, Michèle Alliot-Marie, anunció ayer que su país, antigua potencia colonial en Líbano, está dispuesto a encabezar el despliegue hasta el próximo febrero, pero añadió que deberá tener un mandato claro y medios.

"Francia está en la FINUL actual desde 1978 y aseguramos ahora su mando y seguiremos haciéndolo, y estamos dispuestos a hacerlo hasta febrero próximo, incluso para la FINUL ampliada", dijo en una entrevista en la cadena de televisión France 2, informa Efe. Pero la ministra calificó como "algo vago" el mandato de la resolución 1701. "Cuando se envía una fuerza sin que su misión sea muy precisa, sin que sus medios sean adaptados y suficientemente importantes, eso puede transformarse en catástrofe", algo que les ocurre "frecuentemente" a las fuerzas de la ONU, señaló. Alliot-Marie, que no precisó los soldados que enviará Francia, también dijo que es "indispensable" que haya un "máximo" de países europeos y musulmanes en esa misión.

"Este despliegue no podrá hacerse sin el acuerdo de Hezbolá", explica Judith Harik, profesora de la American University de Beirut. "El Ejército libanés fue creado para no ser fuerte. Refleja las divisiones sectarias del país", agrega. Pero aunque la guerrilla islamista chií haya dado su visto bueno al despliegue internacional, la situación seguirá siendo muy complicada. Hezbolá no tiene, por ahora, la más mínima intención de desarmarse, tal y como exige la resolución 1701 y, lo que es más importante, Israel se reserva el derecho a volver a atacar Líbano si considera que su seguridad está en peligro.

Las declaraciones del portavoz del Gobierno libanés, Ghazi Aridi, tras anunciar el despliegue en las próximas horas, no pueden ser más significativas de la fragilidad de la situación ante la fuerza que ha demostrado la guerrilla. "El papel del Ejército será defender el territorio nacional, mantener el orden e impedir cualquier presencia armada. Si encontramos armamento, nuestros hermanos de Hezbolá han dicho que nos dejarán decomisarlo. No habrá enfrentamiento con Hezbolá. El despliegue del Ejército es a favor de la población, no contra nadie".

La situación que los soldados, libaneses e internacionales van a encontrar sobre el terreno es terrorífica: pueblos enteros convertidos en cráteres a los que están regresando en tromba cientos de miles de personas (500.000 desde el lunes, según la ONU, y aún queda otro medio millón por llegar), llenos de todo tipo de munición sin explotar y con cadáveres entre los escombros (100 han sido recuperados en los últimos días, entre ellos los de siete niños entre las ruinas del último edificio bombardeado en Beirut). Hezbolá, que no ha liberado a los soldados capturados, e Israel no han terminado las hostilidades: simplemente las han aplazado.

El jefe del Estado Mayor de la Defensa israelí, general Dan Halutz, amenazó ayer con frenar la retirada de las tropas israelíes de Líbano si el Ejército libanés no se despliega "en unos días" en el sur del país. Halutz, en una comparecencia parlamentaria, dijo que sus tropas pueden verse forzadas a permanecer en Líbano "varios meses" mientras se despliega la fuerza internacional, informa Georgina Higueras desde Jerusalén.

Halutz, sin embargo, atraviesa sus horas más bajas y podría verse forzado a dimitir por el escándalo desatado al conocerse que vendió sus acciones en Bolsa horas antes de que se iniciara la ofensiva en Líbano. El descontento de la población por cómo se ha llevado a cabo la guerra también se ha cebado en el ministro de Defensa, Amir Peretz. Una encuesta publicada por el diario Yedioth Aronoth señala que el 57% de los israelíes quiere que Peretz dimita.

Un soldado y un miembro de protección civil trasladan el ataúd de una víctima civil de los bombardeos israelíes sobre la ciudad libanesa de Tiro.
Un soldado y un miembro de protección civil trasladan el ataúd de una víctima civil de los bombardeos israelíes sobre la ciudad libanesa de Tiro.REUTERS

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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