"En una crisis hay que usar la neurona, no la testosterona"
El debate sobre la crisis del aeropuerto de Barcelona ha puesto en el ojo del huracán al delegado del Gobierno en Cataluña, Joan Rangel (Caldes d'Estrac, 1950). La oposición le acusa de no haber actuado de forma contundente con los huelguistas.
Pregunta. Los ciudadanos se preguntan por qué no se actuó en seguida, cuando los trabajadores de tierra de Iberia ocuparon la primera pista del aeropuerto de Barcelona el pasado viernes.
Respuesta. En una situación de crisis que genera una gran tensión, se debe utilizar la neurona y no la testosterona. Es necesario conocer a qué problema te enfrentas para aplicar la terapia adecuada. El problema de fondo era un conflicto laboral grave, mal conducido por Iberia y por los sindicatos que desencadenó en una huelga salvaje. Los aeropuertos están preparados para hacer frente a amenazas externas, pero nunca se había planteado que los propios trabajadores lo pudieran sabotear, algo que es insólito y que nunca había pasado en un aeropuerto español. La plantilla, que tiene acceso a áreas restringidas y mueve material delicado como son los aviones y los pasajeros, así como aparatos de reposición de combustible, utilizó todos estos medios para boicotear El Prat.
"Algunos hubieran enviado a la Fuerza Aérea a bombardear las pistas. Hay políticos que no piensan en el interés general"
"Quien tiene que rendir cuentas es Iberia. La compañía no hizo lo que debía y los sindicatos firmaron un convenio que no han explicado"
"La consejera Tura no ofreció refuerzos policiales. Sí que llamó para dar apoyo y ofrecer todo aquello en lo que tiene competencias"
P. Se cruzaron vehículos en las pistas...
R. Una jardinera chocó contra el ala de un avión, que es el lugar por donde se carga el combustible. Hubiera podido ocurrir una tragedia. Bloquearon los aparatos, los vehículos y lanzaron cristales por las pistas. La intención salvaje era clarísima. Y no fue un grupo minoritario, sino toda la plantilla.
P. Pero, ¿no podían haberlo evitado?
R. Actuar en el aeropuerto no es lo mismo que en la vía pública. Se podría haber producido una batalla campal con consecuencias dramáticas. Por otra parte, lo más importante era asegurar que el aeropuerto volviera a funcionar lo antes posible. El viernes era el inicio de la Operación Salida y las instalaciones debían estar a pleno rendimiento en los días siguientes. De no resolverse adecuadamente el conflicto, no sólo hubiéramos tenido 90.000 damnificados, la cifra de usuarios de ese día, sino también otros tantos el sábado, el domingo y los días posteriores. Entonces las consecuencias hubieran sido peores, no sólo por la mala imagen que se hubiera ofrecido de la ciudad y del país, sino también por las gravísimas situaciones personales provocadas. Una carga policial no garantizaba que los huelguistas se pusieran luego a trabajar. Con el garrote se podía desalojar a la plantilla de las pistas, pero no ponerla a trabajar.
P. Sin embargo, los trabajadores que estaban en las pistas afirmaron que si las fuerzas de seguridad se hubieran presentado, ellos se hubieran retirado.
R. Tan irresponsable es ocupar las pistas y dañar el material bajo su custodia como no querer admitir que lo que hicieron fue una salvajada. También es la primera vez que un sindicato reclama que la fuerza pública cargue contra ellos para que depongan su actitud. Es ridículo. Estas personas deben asumir su responsabilidad y dar cuenta de su comportamiento ante los perjudicados y la sociedad.
P. También afirman que incluso el turno de tarde se pudo incorporar a la protesta y entrar en las pistas sin que nadie se lo impidiera.
R. No hubo una renovación total de turno, sino que Iberia permitió la entrada a una parte de sus trabajadores en un momento que parecía que iban a reanudar la actividad. La Guardia Civil les pidió repetidas veces que depusieran su actitud, pero no quisieron hacerlo.
P. ¿Por qué se tardó tanto en solucionar la crisis?
R. Los trabajadores no reconocían al interlocutor que Iberia había designado en Barcelona. AENA, el Ministerio de Fomento y la Delegación del Gobierno en Cataluña reclamamos a los máximos dirigentes de Iberia que acudieran a Barcelona. Pero no se presentaron hasta media mañana del día siguiente. Y el conflicto era de una empresa -Iberia- con sus trabajadores, que organizan el caos. Iberia debía conocer el malestar que había entre su plantilla, que canalizó su nerviosismo con una protesta fuera de los elementos legalmente previstos, sin posibilidad de que la autoridad laboral decretase servicios mínimos. En 48 horas he dormido tres. Soy el responsable político y estoy satisfecho de lo que hice. Volvería a hacerlo igual porque los resultados corroboran que se hizo con acierto.
P. ¿Responsabiliza a Iberia de que creciera la crispación entre los trabajadores?
R. Aquí se han sucedido muchos errores de personas que han de dar explicaciones y depurar sus responsabilidades dentro del ámbito laboral. Quien tiene que rendir cuentas es Iberia. Y debe explicar por qué presentó una oferta de handling mala en comparación al resto de propuestas. Iberia no hizo lo que tenía que hacer, pero los representantes sindicales firmaron un convenio que no han explicado a los trabajadores. Hace un año, Comisiones Obreras, UGT y USO acordaron en el convenio del sector la subrogación de los trabajadores de handling, respetando sus derechos laborales, como fija el artículo 61 del capítulo 11. Si la plantilla no sabía esto debería pedir explicaciones a los sindicatos, que deben también responder sobre por qué convocaron la asamblea y por qué acabó como acabó.
P. ¿Qué permitió despejar las pistas?
R. Esto no se consiguió hasta pasadas las cinco de la tarde, cuando un grupo de ciudadanos indignados rompió una puerta e invadió las pistas. Dimos instrucciones a la Guardia Civil para que los frenara, porque el enfrentamiento podría haber corrido como la pólvora hacia la terminal. Fue el momento en que los trabajadores, que no habían querido atender a razones pese a las presiones, se dieron cuenta de que tenían el lobo delante. Voluntariamente, la inmensa mayoría depuso su actitud. Se quedaron sólo los más radicales en las pistas, momento en que se actuó porque era cuando había proporcionalidad y oportunidad.
P. Habla de proporcionalidad en la actuación policial. La consejera de Interior, Montserrat Tura, explicó en su comparecencia en el Parlamento que ofreció la intervención de los Mossos d'Esquadra.
R. La consejera Tura no ofreció refuerzos policiales. Sí que llamó para dar apoyo y ofrecer todo aquello en lo que tiene competencias, que son los servicios de emergencia y protección civil. Si hubiera ofrecido a los Mossos, hubiéramos tenido que valorar si nos hacían falta o no. Pero en el aeropuerto había la Guardia Civil y la unidad de intervención del Cuerpo Nacional de Policía. Si hubiera hecho falta la fuerza para actuar en las pistas, ésta ya estaba presente. No era un problema de fuerza ni de efectivos, sino de oportunidad y de congruencia.
P. CiU opina que había que emplear al Ejército.
R. Es algo surrealista. Algunos hubieran enviado las Fuerzas Aéreas a bombardear las pistas. Si los que hablan con tanta frivolidad hubieran gestionado la crisis, hoy el drama sería impresionante. Los damnificados se contarían por centenares de miles. Hay políticos que no piensan en el interés general. Que se dedican a intentar convertir la política en un mal circo y hacen demagogia oportunista de situaciones de riesgo sin analizar el problema de fondo. Así ponen de manifiesto que serían incapaces de reconducir una situación de crisis como esta.
P. ¿Dará explicaciones al Parlamento catalán?
R. Hay quien critica que no compareciera ya el mismo martes, cuando en realidad nadie me citó. Según un informe de los servicios jurídicos del Estado, las sesiones de control político de las Asambleas de ámbito autonómico deben de ser entendidas en su ámbito competencial. No es posible que puedan ser sometidas a control instituciones diferentes a los propios órganos de gobierno. Aun así, he remitido la petición de comparecencia del presidente del Parlamento a mis superiores para que decidan.
P. ¿Hay alguna medida especial de seguridad en el aeropuerto después de lo ocurrido el día 28?
R. Las medidas de seguridad desde entonces han sido permanentes. Hay policías vigilando a los trabajadores y que están preparados para cualquier eventualidad. Algo muy anormal si no fuera por el riesgo de que los trabajadores vuelvan a boicotear las instalaciones.
P. Algún partido pide su dimisión.
R. Aún no he oído a estas personas exigir las máximas responsabilidades a Iberia. La gente quiere que los políticos solucionen los conflictos y no que lleven a cabo una actitud obstruccionista.
P. ¿Se siente respaldado por el Gobierno catalán?
R. El Gobierno catalán se ha visto atacado por la oposición en clave preelectoral. El Ejecutivo me ha dado su apoyo y me ha dicho que he actuado como debía hacerlo.
P. La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, así como el PSOE, mostraron su desconcierto sobre lo que estaba pasando aquí sobre el traspaso del aeropuerto.
R. Lo que dijo la vicepresidenta es que no es el momento de hablar de la gestión del aeropuerto. No se deben mezclar las cosas ni tapar lo que es un conflicto entre una empresa y sus trabajadores.
LO QUE DIJO LA CONSEJERA EN EL PARLAMENTO
Felip Puig (CiU) preguntó el miércoles pasado a la consejera de Interior, Monserrat Tura, en su comparecencia en el Parlamento catalán, por qué no intervinieron los Mossos Antidisturbios en los incidentes de El Prat. Tura respondió: "Analizó la situación quien tiene la competencia y nos dijo: 'Por ahora no nos hace falta'. Lo que debe hacer la Generalitat es estar
a disposición, y si se solicitan, enviarlos. (...)
A mediodía se repiten
los contactos de la mañana y hay una nueva conversación, larga, entre mi persona y el delegado del Gobierno y, por la tarde, de nuevo con el Ministerio del Interior".
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