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La Iglesia censura al PP por la boda gay que oficiará hoy el alcalde de Madrid

La dirección del partido reitera su rechazo rotundo a la ley que permite estos matrimonios

La decisión del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, de oficiar una boda gay ha provocado un choque entre el PP y la Iglesia católica. Aunque ambos han caminado de la mano en su rechazo a la ley que permite las bodas homosexuales, el oficio por parte de cargos públicos del PP de algunas bodas ha desatado las primeras grietas, y ayer, un enfrentamiento. El arzobispado de Madrid, cuyo titular es el cardenal Rouco Varela, advirtió ayer que la Iglesia recuerda a "los fieles católicos, incluidos los políticos católicos", que "el matrimonio no puede ser contraído más que por una mujer y un varón".

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La dirección del PP evitó criticar a Gallardón pero sí recordó su rotundo rechazo a esta ley. Hoy oficia Ruiz-Gallardón en plena Plaza Mayor de Madrid (en la Casa de la Panadería) su primera boda gay. La que contraen el militante del PP Javier Gómez -coordinador del Grupo de Lesbianas y Gays del PP- y su novio, Manuel Ródenas, responsable del programa de asesoramiento para gays de la Comunidad de Madrid. La Iglesia y el PP coincidieron en su rechazo a las bodas gays incluso en las manifestaciones de hace un año. Ahora el arzobispo de Madrid reclama al PP que actúe "según la responsabilidad que le es propia".

La dirección del PP, consultada ayer por este periódico, eludió dar una opinión personalizada en el alcalde de Madrid por estas bodas. Sí subrayó que "la posición del PP en este asunto es muy clara y muy conocida". Se resume, añadieron las mismas fuentes, "en la votación en contra de la Ley en el Congreso de los Diputados y en la presentación de un recurso de inconstitucionalidad". Pese a este rechazo, el PP no ha dado nunca pistas de si cambiará la ley en caso de ganar las elecciones. El líder del PP, Mariano Rajoy, ha asegurado en distintas ocasiones que él cree que el Constitucional le dará la razón y que, en todo caso, él acatará lo que diga el alto tribunal.

A título particular, sí censuró al alcalde el diputado Jorge Fernández Díaz, que es secretario general del Grupo Popular en el Congreso. Fernández Díaz acusó al alcalde Gallardón de "desleal a su partido" y afirmó que la decisión del primer edil "debe tener consecuencias políticas". "Tiene que ser leal a su partido, con independencia de que sea o no católico". Fernández Díaz recordó al alcalde que el PP votó en el Parlamento en contra de la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo. La dirección del Grupo Parlamentario aclaró a última hora que Fernández había criticado a Gallardón "a título personal" y no en representación del PP.

Durante la tramitación de esta ley en el Congreso se produjo una agria discusión en una reunión interna del Grupo Parlamentario Popular. Rajoy, de forma implícita, no había puesto objeción a que algunos de sus parlamentarios se ausentaran, sin hacer de ello bandera, en la primera votación que tuvo esta ley en el Congreso. Tenían que pagar la multa habitual en caso de ausencia injustificada, pero nada más. Ahora bien, tras la disputa que se produjo en una reunión del Grupo Parlamentario después de que, entre otros, el jefe de gabinete de Rajoy, a título personal, mostrara su rechazo a la posición oficial del partido, el líder popular hizo una llamada al orden y sólo hubo un voto popular discrepante en la última votación de esa norma: el de la diputada Celia Villalobos. El resto acudió y votó en contra.

La norma no escrita que Rajoy ha mantenido en éste (y en otros asuntos que afectan a la moral privada) es de cierta permisividad siempre que no se haga "exhibición de la discrepancia".

Así ocurrió, por ejemplo, en una boda oficiada por el alcalde de Ourense, Manuel Cabezas. Aunque en aquel caso la discreción se rompió el mismo día de la boda, con una foto de los invitados, entre los que estaban el líder del PP gallego, Alberto Núñez Feijoo, y el hombre más conocido entre los populares orensanos, José Luis Baltar. En aquella ocasión, el obispo recordó también, de forma más moderada, su rechazo a estos matrimonios.

Los alcaldes de Vitoria, Alfonso Alonso, y Málaga, Francisco de la Torre, declararon en su momento que no tendrían inconveniente en oficiar bodas gays, pero en ninguno de esos casos se produjo un anuncio público previo ni esos regidores tienen el peso político de Ruiz-Gallardón.

El alcalde de Madrid no quiso manifestarse ayer sobre esta polémica. Gallardón se ha limitado en otras ocasiones a señalar que, aunque ha sido recurrida, esta ley está en vigor y "hay que cumplirla". Un portavoz del Ayuntamiento de Madrid manifestó su protesta: "¿Es que Gallardón es diferente ante los ojos de Dios al alcalde de Ourense, que también ofició una boda gay?".

El comunicado difundido ayer por el arzobispado de Madrid es admonitorio: "Los fieles católicos, incluidos los políticos católicos, según la responsabilidad que les es propia, deben tener especialmente presente que todo reconocimiento legal teórico y práctico de las llamadas uniones homosexuales contribuye a ofuscar valores fundamentales que no sólo pertenecen a los creyentes sino al patrimonio común de la humanidad". La archidiócesis explica que la finalidad de su comunicado es "evitar la confusión y el escándalo"

El cardenal Antonio María Rouco Varela.
El cardenal Antonio María Rouco Varela.EFE

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