El clínico de Málaga estudia la regeneración del corazón con 120 infartados
La investigación combina el uso de células madre embrionarias y de los propios pacientes
Con el infarto muere una parte del corazón que el cuerpo humano no es capaz de recuperar por sí solo. Médicos e investigadores de Málaga y Granada estudian tres vías posibles para conseguir regenerarlo y mejorar la calidad de vida de los enfermos. Por un lado, analizarán al dedillo el proceso que siguen las células de 120 infartados en el hospital clínico de Málaga. Lo combinarán con el estudio de células madre embrionarias y procedentes de cordón umbilical.
El corazón esconde procesos complejos más allá de la poesía. Durante un infarto de miocardio, las células del corazón transmiten un mensaje de alarma que llega a través de la sangre a la médula ósea. Allí se generan células reparadoras que mejoran su estado pero no consiguen un alivio completo del daño.
Un grupo de especialistas de distintas disciplinas quiere descifrar y mejorar ese proceso. Han abierto tres líneas de investigación con un punto común: las células madre, aquellas capaces de generar nuevos tejidos.
La primera actuación se centra en las llamadas células madre adultas, las que trabajan dentro de cada uno de nosotros. Una decena de médicos del Hospital Clínico Virgen de la Victoria observará el recorrido de las células de 120 pacientes con insuficiencias cardiacas graves. En el trabajo también participan 30 investigadores de las universidades de Granada y Málaga. El hospital convocó ayer a profesionales del resto de Andalucía para explicarles el proyecto, abierto a nuevos colaboradores.
"Queremos conocer los mecanismos biológicos que hacen que las células vayan de un sitio a otro", explicó Eduardo de Teresa, jefe de servicio de cardiología del Clínico. La investigación, similar a otra iniciada en el Reina Sofía de Córdoba hace un año, acaba de obtener los primeros 250.000 euros de la Consejería de Salud. La cantidad se aleja de los tres millones solicitados en el inicio el pasado diciembre pero les permite empezar con la observación de pacientes.
Pero el equipo confía especialmente en otro tipo de células con las que es posible investigar en España desde 2005: las células madre embrionarias, procedentes de los preembriones desechados en procesos de fertilización in vitro. Las usadas en esta investigación serán enviadas a Granada por el instituto Karolinska de Estocolmo. Su ventaja es que son capaces de generar los tejidos de cualquier órgano del cuerpo de forma rápida. El inconveniente es que pueden provocar rechazo en el paciente, frente a las adultas, que nunca presentan dificultades de adaptación.
Antonia Aránega, catedrática de Anatomía Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada, es la responsable de investigar en el laboratorio con las células madre embrionarias. El objetivo de su equipo es transformarlas en células cardiacas o miocardiocitos para un posterior implante en el enfermo. La catedrática aludió con dureza a las reticencias éticas al uso de estas células que "no pueden generar por sí mismas un recién nacido", dijo. "La iglesia católica debería estudiar un poquito más, debe conocer de qué estamos hablando para no tener que pedir perdón 400 años más tarde".
Su parcela de investigación no dispone aún de fondos. "La hemos aprobado y acabamos de presentar una convocatoria para su financiación", indicó Antonio Torres, director general de calidad de la Consejería de Salud. El dinero es uno de los principales frenos para este tipo de investigación. Normalmente, no despiertan el interés de las grandes farmacéuticas porque "no existen posibilidades de negocio, patentar una célula del propio paciente es difícil", señaló Eduardo de Teresa.
También analizarán un tercer tipo de células madre, las que se encuentran en los restos de sangre de los cordones umbilicales, facilitadas por el Centro Regional de Transfusión Sanguínea y de Tejidos de Málaga.
Los responsables del estudio quieren desarrollar al máximo las tres líneas de trabajo durante los próximos cinco años. "Después, esperamos estar en condiciones de tratar su aplicación en pacientes", añadió Jesús González, cardiólogo de la Unidad de Medicina Regenerativa. Si lo consiguen, abrirán un nuevo camino de esperanza para la ciencia y la medicina.
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