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Los incumplimientos del G-8

El balance crítico de Geldof

El cantante irlandés Sir Bob Geldof socorrió a Tony Blair en 2005 al encabezar el movimiento mundial llamado Live 8. Millones de jóvenes, en el Reino Unido y en todo el mundo, participaron en conciertos por una causa humanitaria, la de ayudar a África a superar la pobreza, orientando su presión sobre el G-8, que se reunía bajo la presidencia británica en Gleneagles (Escocia). Ahora, un año después, Geldof no oculta su balance crítico.

Con ocasión del primer aniversario de la cumbre del G-8 que lanzó sus promesas para ayudar a África, la organización DATA (que responde a las palabras Deuda, Sida, Comercio y África) presentó su informe sobre el grado de cumplimiento de las mismas. Geldof, que también fue incorporado por Blair a la Comisión para África, un grupo de personalidades que elaboró en 2004 un informe sobre las necesidades del continente, presentó el estudio de DATA.

"El resultado es una combinación de lo bueno, lo correcto y lo feo", explicó el cantante. Lo bueno; la cancelación de la deuda de 31.400 millones de euros a los países más pobres, de los cuales 15 son africanos; lo correcto o ok, según dijo, es el incremento de la ayuda al desarrollo en 39.000 millones de euros hacia el año 2010, de los cuales la mitad sería destinada a África; y lo feo o lo malo sin paliativos, el comercio, o mejor dicho, la falta de un acuerdo de los países ricos para reducir las subvenciones agrícolas que protegen sus productos de la competencia de los países emergentes y en vías de desarrollo en el marco de la Ronda de Doha.

No tirar la toalla

"No vamos a tirar la toalla", dijo Geldof. "Las promesas deben ser cumplidas en su totalidad", exhortó.

Nada dijo de la posición del Gobierno británico. Según el informe de DATA, uno de los países que debería mejorar su grado de cumplimiento con la agenda de Gleneagles. Porque el Reino Unido ha contabilizado una mayor ayuda al desarrollo gracias a la cancelación de deuda de Nigeria. Si se quita esa cantidad, el Reino Unido ha aumentado solamente en 165 millones de euros su ayuda al desarrollo en 2005. Si quiere cumplir con sus propias propuestas, debería aumentar su ayuda en no menos de 611 millones de euros hasta un total de 3.335 millones de euros en 2006.

Quien admitió las dificultades fue Tony Blair, quien reconoció que la mayor parte del incremento de los 16.500 millones de euros del G-8 en 2005 ha sido el resultado de contabilizar como ayuda la cancelación de deudas de Nigeria e Irak.

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