La PAC reactiva los precios de la tierra
El suelo rústico experimentó en 2005 la subida más importante de los últimos cinco años, con un incremento del 7,6%
La tierra para usos agrarios vale cada día más. Según los datos manejados por la Administración, los precios experimentaron en 2005 una subida del 7,6% en moneda corriente y del 3,2% descontada la inflación. Esos porcentajes suponen la cifra más alta de los últimos cinco años tras un periodo de estancamiento y hasta de bajadas desde la reforma de la Agenda 2000. La última gran reforma de la Política Agrícola Común (PAC) por la que se fijaron ayudas directas a la tierra desligadas de la producción no han sentado mal a la tierra rústica, aunque en muchos casos las subidas guardan también una relación directa con las perspectivas de convertirse en suelo urbanizable.
Frente a un precio medio de casi 10.000 euros por hectárea, las cotizaciones oscilan entre los 247.000 y los 700 euros
Buena parte de los mayores incrementos corresponden a zonas donde se esperan futuras recalificaciones para usos urbanos
Los precios de la tierra desde el ingreso de España en la UE en 1986 han tenido un comportamiento muy ligado a dos factores: producciones y precios y reformas de la PAC. En la segunda mitad de los años ochenta, los precios de la tierra en España subieron por la continuidad de unas buenas producciones y la aproximación de cotizaciones españolas a las comunitarias.
En los primeros años de la década de los noventa, los precios de la tierra se vinieron abajo ante la incertidumbre de la primera gran reforma de la Política Agrícola Común, por la que se iniciaba el sistema de pagos directos para compensar en parte la rebaja de los precios de intervención. Aprobada la reforma y cuando se vio que los pagos directos eran una realidad, los precios experimentaron una subida espectacular en la segunda mitad de los noventa, hasta casi el 17% en 1998. Consolidada esa reforma con la Agenda 2000, los precios iniciaron un periodo de estancamiento.
Tras varios años plagados de interrogantes sobre el futuro de la PAC, la estabilidad de los precios se ha vuelto a romper en este momento con la nueva reforma de la PAC de 2003, por la que se establecen ayudas a la tierra desligadas de la producción para una parte muy importante de las superficies de cultivo donde destacan herbáceos y olivar.
Pero, al margen de las expectativas de rentabilidad por producciones o ayudas comunitarias, las posibilidades de mejores precios han guardado igualmente relación con los planes urbanísticos en muchas zonas, algo que se puede frenar con la futura ley del suelo.
Precios en ambos extremos
El precio medio de una hectárea de tierra para usos agrarios en 2005 fue de 9.714 euros frente a los 9.024 de 2004. Frente a este precio medio, la hectárea más cara sigue perteneciendo a Canarias, con más de 70.000 euros, fundamentalmente por el peso y el precio de las superficies plataneras, sumadas a las del viñedo y los cultivos protegidos. Sin embargo, según los expertos, nadie descarta que el valor de una parte de esas tierras para usos agrarios guarde una relación muy estrecha con la posibilidad a medio o largo plazo de una recalificación de terrenos para usos urbanísticos. Desde 1983, los precios medios de la tierra se han mutiplicado por tres.
A gran distancia se halla la tierra en la Comunidad Valenciana, con un precio medio de 28.585 euros la hectárea, consecuencia de las cotizaciones de los cítricos y también por el valor futuro de los suelos para urbanización. La misma situación se plantea en el caso de Baleares con un precio medio por hectárea de 19.646 euros, los casi 18.000 euros de una superficie en Andalucía o los casi 16.000 de Murcia. En Galicia, los más de 15.000 euros que tiene de coste una hectárea para usos agrarios guarda relación con el peso de los viñedos, unos de los más caros de toda España, y por el coste de los prados.
En la parte opuesta de la tabla, los precios más bajos por una hectárea corresponden a las comunidades autónomas donde dominan las superficies de secano, con unas cifras entre los 4.000 y 4.500 euros, en Extremadura, Aragón y Castilla y León. En la zona intermedia se hallan comunidades autónomas como Castilla-La Mancha, con una media superior a los 6.000 euros, fundamentalmente por el precio del viñedo.
Frente a la subida media de los precios del 7,6%, el comportamiento de las cotizaciones en cada comunidad autónoma ha sido dispar en función de los tipos de cultivos, sus posibilidades de futuro como tierras cultivables o susceptibles de recalificaciones para usos urbanísticos. De acuerdo con esos datos, la subida más importante se ha producido en Aragón, con un incremento del 54,5%. Esta subida no es, sin embargo, real, sino consecuencia de un ajuste en el cálculo de los precios y de dejar de considerar como tierras de secano, sin ningún precio, superficies prácticamente desérticas sin ninguna utilidad posible, ni siquiera para pastos. Al margen de cuestiones de ajustes técnicos, destacan las fuertes subidas de los precios de la tierra en Madrid, 20,9%, sin razones agrarias suficientes, o el 16,7% de incremento en Baleares donde el futuro no pasa precisamente por la actividad agraria.
Por debajo de esa media de subida del 7,6% se hallan las tierras de Castilla-La Mancha o Castilla y León con incrementos entorno al 2%. Sin embargo, un dato a tener en cuenta es la bajada de los precios en la cornisa con un descenso del 9,2% en Asturias; del 0,7% en Galicia, o un incremento mínimo del 0,5% en Cantabria. Este comportamiento de los precios en estas zonas responde en primer lugar a que ya existen precios altos para los prados y para las superficies de pastos. Pero, igualmente reflejarían la falta de demanda ante la salida masiva de ganaderos y las escasas expectativas de futuro para una parte importante de las explotaciones.
Suben más los regadíos
Por tipos de cultivos, las superficies de secano de labor tienen un precio medio de 6.169 euros con un incremento del 8,7% sobre el año anterior. La cifra más baja corresponde a Aragón, donde una hectárea de secano no llega a los 3.000 euros, mientras que en Andalucía supera los 11.000 euros. En regadíos para labor, el precio medio es de 17.922 euros con un incremento del 9,5%. En este caso, el precio más bajo corresponde a Castilla y León, con un descenso del 10%, mientras el precio más alto corresponde a Andalucía con 27.700 euros con un incremento del 8,7%.
Las subidas más altas de los precios de la tierra, no obstante la reforma de la PAC, corresponden a superficies para cultivos con menos extensión y sin ayudas directas como la horticultura protegida con un incremento del 34%, así como a las superficies para fresón con un aumento del 27% y a los cítricos con una subida del 10% sobre 2004. Estos incrementos refrendan la vieja idea de que los precios de una superficie no están sólo en función de las ayudas, sino por sus posibilidades de producción.
El precio más caro por una hectárea de cultivo corresponde a las plataneras con 247.000 euros. En segundo lugar se hallan los 147.000 euros por una hectárea de un cultivo hortofrutícola protegido seguido de la hectárea para la producción de frutas carnosas en regadío con 111.000 euros. Entre las tierras más caras se hallan también los cítricos con un precio medio de 68.000 euros y el olivar para aceite en regadío con casi 30.000 euros.
Olivar y viñedos ponen freno a su carrera alcista y suben por debajo de la media
Viñedo y, sobre todo olivar, han sido dos de las producciones buque insignia donde se produjeron las subidas más importantes de los precios de la tierra. Esta línea se ha quebrado sin embargo en el último año con unos incrementos en el entorno del 4%, la mitad de la media registrada en todas las superficies. Por diferentes razones, las subidas espectaculares de los años anteriores han tocado a su fin.
En el caso de los viñedos, los precios en la última década se han duplicado pasando de una media de 6.660 a más de 13.000 euros la hectárea. En ese comportamiento de los precios han jugado dos factores. Para todo el sector vitivinícola jugó a favor la existencia de unos derechos de plantación indispensables para poner nuevas superficies de cultivo. El otro factor favorable ha sido el alto precio de las uvas y de los vinos en las denominaciones de origen. Con la futura liberalización de las plantaciones, las mismas tierras tienen escaso recorrido para la subida.
En el olivar, los precios en el mismo periodo se han multiplicado por tres hasta una media de casi 19.000 euros para una hectárea de secano. A favor de la revalorización de los olivares ha jugado por un lado la subida de los precios del aceite de oliva por la aplicación de la PAC. El segundo factor positivo ha sido la ayuda a la producción recortada en las últimas campañas por superar la cuota, pero que en el futuro ya queda asignada a cada hectárea.
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