La renovación de la misión en Afganistán abre una grieta en la coalición de Prodi
Afganistán ha abierto la primera grieta en el Gobierno de Romano Prodi. El Consejo de Ministros envió ayer al Parlamento un decreto ley para refinanciar la misión militar en territorio afgano, pero no contaba con la mayoría necesaria para conseguir su aprobación. Ocho senadores comunistas y verdes anunciaron su negativa a apoyar el mantenimiento de la misión, por considerar que Prodi estaba aplicando la misma política exterior que Silvio Berlusconi. El ministro de Defensa, Arturo Parisi, dijo que existía el riesgo de una crisis política y de nuevas elecciones generales.
La estrechísima mayoría del centro-izquierda en el Senado estaba en manos de los ocho parlamentarios pacifistas, que escribieron a Romano Prodi para anunciarle su decisión de decir "un dramático no" a una misión que, según ellos, seguía una lógica de guerra, no de paz. También en la Cámara de Diputados se detectaba malestar en los escaños de la izquierda radical.
Prodi intentó endulzar el trago al flanco izquierdo de su coalición uniendo en un mismo decreto el presupuesto para mantener los 1.800 soldados en Kabul y el presupuesto para retirar los 2.500 estacionados en Irak.
Credibilidad internacional
El ministro de Asuntos Exteriores, Massimo d'Alema, urgió a los rebeldes a no quebrar "la credibilidad internacional de Italia", y el ministro de Defensa, Arturo Parisi, admitió que una ruptura de la coalición en una cuestión tan importante como la afgana podía bloquear el Parlamento y hacer "inevitable la convocatoria inmediata de nuevas elecciones".
El desacuerdo sobre Afganistán era el primer problema grave generado por un programa de coalición voluntariamente ambiguo. Y podía suponer un anticipo del ambiente en los próximos meses. El centro-izquierda se mostraba dividido respecto a otros problemas, como la prosecución de las obras en la línea férrea de alta velocidad entre Turín y Lyón, suspendidas por la presión de los vecinos del valle de Susa y de los ecologistas, y la definición de la "misión de reconstrucción" que debía tomar el relevo de las tropas actualmente en Nasiriya.
Los democristianos del centroderecha se ofrecieron a sustituir con sus votos las "deserciones" en el centro-izquierda, lo que no tranquilizó al Gobierno, poco interesado en depender de la bondad de sus rivales, y generó también problemas en la coalición de Berlusconi. Il Cavaliere lanzó duras críticas a sus aliados democristianos y les exigió que se mantuvieran dentro de la estrategia de enfrentamiento frontal con el Gobierno.
Lorenzo Cesa, líder de los democristianos, invocó "el sentido de la responsabilidad" para explicar su oferta de apoyo a Romano Prodi.
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