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Reportaje:

Kirchner pone firmes a los militares

El presidente argentino aprovecha cualquier afrenta castrense para recortar el poder de las Fuerzas Armadas y someterlas al mando civil

Jorge Marirrodriga

Una cadena de homenajes a militares muertos durante la década de los setenta ha desatado la tensión entre el Gobierno argentino y diversos sectores del Ejército, que acusan al presidente Néstor Kirchner de parcialidad a la hora de recordar en público unos años marcados por la actividad guerrillera en Argentina. Varios militares han sido apartados de sus puestos y sancionados por acudir a estos actos, y el mandatario ha dicho que no cederá terreno ante los uniformados. De hecho, una característica de la gestión del presidente ha sido la puesta en práctica de medidas destinadas a subordinar a los militares al poder civil.

Uno de los puntos clave de las reformas iniciadas por Kirchner en el Ejército es la regulación, 18 años después de aprobarse la Ley de Defensa, que separa lo que son las labores de Defensa y las de Seguridad Interior, quedando estas últimas vedadas a las Fuerzas Armadas. En paralelo, el Ejecutivo ha decidido dotar de mayores competencias al Estado Mayor, que lo sitúa al mismo nivel de otras democracias desarrolladas y resta autonomía a las Fuerzas Armadas.

Pero las reformas y las declaraciones del Gobierno sobre el papel de las Fuerzas Armadas durante la dictadura militar (1976-1983), en la que se produjeron entre 6.000 y 30.000 desapariciones, han hecho aflorar en público el malestar de sectores militares, que han comenzado a programar homenajes públicos a compañeros de armas muertos en atentados en la década marcada por la violencia política y el golpe de Estado de 1976. El por ahora último acto se celebró la pasada semana, en el Círculo Militar, a escasos metros del Ministerio de Exteriores argentino, y en él se recordó al general Ángel Cardozo, muerto en un atentado del grupo Montoneros en 1976. Se da la circunstancia de que la actual ministra de Defensa argentina estuvo casada con Juan Manuel Alba Medina, a quien los militares acusaron de pertenecer a Montoneros y con quien tuvo que exiliarse en México en 1976.

"Son grupos minúsculos condenados ya por la sociedad en su conjunto, por la comunidad internacional y por la Justicia, que llamó plan criminal al terrorismo de Estado", subrayó Garré, quien añadió no estar preocupada por la celebración del homenaje. A pesar de ello, el jefe del Ejército, Roberto Bendini, apenas tardó unas horas en citar al coronel Andrés Fernández Cendoya, quien se presentó de uniforme en el polémico acto. El coronel ha sido pasado a la reserva, aunque no ha perdido su sueldo ni su grado.

La polémica comenzó el pasado 24 de mayo, cuando varios militares en la reserva, pero vistiendo el uniforme -entre ellos, un general de Brigada-, celebraron, frente al monumento a los soldados argentinos caídos en la guerra de las Malvinas (1982), un acto en recuerdo de sus compañeros muertos por la guerrilla argentina en pleno centro de Buenos Aires. Entonces Kirchner firmó de su puño y letra las sanciones y cinco días después, ante 5.000 soldados, en el Colegio Militar, el mandatario aseguró "no tener miedo" al Ejército. "No queremos al Ejército de los que mataron a sus hermanos", añadió en un discurso interpretado como una seria advertencia. A pesar de ello, se están preparando diferentes actos en guarniciones de todo el país. Preocupa especialmente el homenaje a los 14 militares muertos en un asalto de la guerrillera a un regimiento de infantería en la norteña provincia de Formosa, anunciado para el 5 de octubre.

Una de las grandes reformas pendientes en Argentina es la de rebajar la autonomía de la que goza el Ejército respecto al poder civil. El año pasado, Kirchner aprovechó un escándalo de narcotráfico para privar a la Fuerza Aérea del control sobre los aeropuertos civiles, y en marzo de este año, a raíz de un escándalo de escuchas ilegales a políticos, sometió todos los cuerpos de espionaje militar al mando del Ministerio de Defensa.

Néstor Kirchner, durante un discurso de marzo de 2005 en Buenos Aires.
Néstor Kirchner, durante un discurso de marzo de 2005 en Buenos Aires.EFE

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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