Una gran tubería financiera
La Sociedad de las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales (SWIFT, por sus siglas en inglés) es la plataforma que utilizan 7.893 entidades financieras para realizar 11 millones de transferencias al día. SWIFT es la tubería que conecta a unos bancos con otros y por la que circulan millones de operaciones bancarias, es decir, la estructura informática que permite el traspaso de información de una manera segura y confidencial.
Es como un servicio de correos destinado a lo que llaman "mensajes financieros" u órdenes electrónicas, pero que no abre ni cierra cuentas bancarias y ni siquiera mueve dinero; sólo lleva y trae operaciones de un banco a otro. Las principales transmisiones de las que se ocupa son las transferencias, los valores, los bonos del tesoro y operaciones comerciales varias.
Hace 33 años, un puñado de profesionales se instalaron en un cubículo de 40 metros cuadrados en Bruselas con la misión de crear una red de comunicaciones bancarias y lenguaje común con el que las entidades se pudieran manejar. Y fueron los propios bancos (239 en aquel entonces) los que crearon SWIFT, deseosos de automatizar las operaciones interbancarias. Cuando las operaciones todavía se hacían por fax, SWIFT empezó a informatizar estos traspasos y a proporcionar canales uniformes para todas las operaciones. El éxito fue fulminante.
Un servicio en entredicho
Las tecnologías avanzaron y los bancos se dotaron de sistemas informáticos que les permitieron relacionarse con el resto de las entidades sin problemas. Aun así, miles de entidades bancarias siguen recurriendo a los servicios de SWIFT, que vende rapidez y confidencialidad en las transmisiones. Una seguridad que ayer quedó en entredicho después de conocerse que la cooperativa financiera entregó al espionaje estadounidense tras los atentados del 11-S información sobre sus clientes.
En SWIFT explican que los bancos deben rellenar un formulario cada vez que recurren a la cooperativa para realizar una operación. En el formulario figuran el nombre del remitente y el del receptor, y en algunas ocasiones también la dirección. Esos datos forman parte de la información entregada a Washington y que el Gobierno estadounidense asegura que ha sido definitiva para seguir el rastro de terroristas.
Los 10 grandes bancos del mundo, incluido el Banco Central Europeo (BCE), controlan el funcionamiento de SWIFT.
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