Kirchner cierra su visita sin hacer concesiones en los temas en litigio
El presidente argentino asegura que su país "sigue en el infierno"
El presidente argentino, Néstor Kirchner, concluyó ayer su tercera visita oficial a España sin hacer concesiones sobre los litigios económicos que han centrado el encuentro. Tras las declaraciones de amistad estratégica plasmadas, incluso por escrito, en proyectos políticos concretos, subyacen, por ello, unas divergencias básicas derivadas de cómo las partes aprecian la situación de fondo. Para España, Argentina ha superado la crisis y debe cumplir ya sus compromisos. Kirchner sostiene que su país sigue aún en el infierno.
"Estamos saliendo del infierno y espero que lleguemos al purgatorio cuando concluya mi mandato el 10 de diciembre de 2007", afirmó ayer en el almuerzo con una nutrida representación de empresarios españoles y argentinos. En consecuencia, la emergencia se mantiene y la observancia de los contratos firmados por el Estado sigue siendo un problema que "no se puede solucionar en un momento".
Ni siquiera la entrada en vigor de las revisiones de tarifas ya acordadas puede tener el horizonte temporal cierto que han pedido en esta visita las empresas y el Gobierno. "Todo el proceso de renegociación de contratos se está llevando en tiempo y forma, de manera paulatina y a través de una discusión normal", fue todo lo que Kirchner dijo ayer sobre este asunto.
Con los empresarios, el líder argentino mezcló el lenguaje amable de su segunda visita con algunos los tonos de reproche que prodigó en el primero. Aseguró que comprendía la angustia de perder las inversiones que pasaron en los momentos peores y alabó la calidad general de la inversión española por encima de la de otros países. Pero también repitió la idea de que, si se vieron en tales dificultades, fue sólo por invertir en una coyuntura abocada a la crisis total.
"Invirtieron en los años noventa, sabiendo que había un gran déficit fiscal, que la paridad con el dólar se cubría a base de endeudamiento, que el crédito internacional se dedicaba a pagar la deuda. A nadie le tomó por sorpresa lo que pasó en 2001", afirmó.
Luego pintó un panorama actual deslumbrante, con una avalancha de cifras que expresan desde el superávit fiscal, con un ingreso de la recaudación del 15% al 20%, un crecimiento industrial del 7%, la construcción en alza del 22% al 27%, la deuda reducida al 60% del PIB desde el 120%, la inflación controlada, el desempleo en el 10%, la pobreza demediada a un todavía abultado 33%...
¿Cómo es posible que en estas circunstancias se hable de inseguridad, sobre todo si se tiene en cuenta el pasado?, planteó Kirchner. "La autocrítica debe ser un elemento permanente en el Gobierno, pero debe también ser compartida", advirtió.
En el auditorio abundaron las pequeñas y medianas empresas y escasearon las representaciones al máximo nivel de los grandes grupos. Javier Gómez Navarro, presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, que organizó el almuerzo, dijo que "sugerir soluciones a los problemas planteados sería ya un buen inicio para el restablecimiento de la confianza".
En la reunión de trabajo celebrada en La Moncloa también se insistió en este asunto, sin que Kirchner desbrozara cómo un con una estadística de lujo puede seguir en el infierno. Explicó públicamente que Argentina tiene el vicio ciclotímico de pasar de la depresión a la euforia y que hay que evitarlo para "no caer en los errores del pasado".
Las diferencias con el Gobierno sobre el pago de un préstamo español de 836 millones de euros concedido en 2001, que Argentina quiere hacer con quita en el Club de París y España exige bilateralmente, quedaron también sin resolver, pendientes de nuevas conversaciones de los ministros de Economía, que el miércoles tuvieron un encuentro no especialmente cómodo.
Se había dicho que Repsol-YPF anunciaría nuevos planes de inversión durante esta visita. Anoche, tras entrevistarse con Kirchner el presidente de la petrolera, Antonio Brufau, la empresa informó de que adelantará algunas de las inversiones que anunció para el periodo 2007-2009.
"Es absurdo hablar de populismo"
José Luis Rodríguez Zapatero y Néstor Kirchner mostraron, en su comparecencia de ayer ante los periodistas, una perfecta sintonía política en torno a los derechos humanos, a la Alianza de Civilizaciones o al multilateralismo. El presidente argentino considera "absurdo" que se hable de populismo en América Latina. "No hay gobiernos populistas, sino progresistas", explicó a los empresarios y en el Congreso de los Diputados.
Rodríguez Zapatero escuchó con una franca sonrisa en la rueda de prensa sus explicaciones de que Argentina sigue en crisis profunda, a pesar de sus magníficos resultados económicos. Al final dijo que sólo habían diferido en quién ganará el mundial. Kirchner venía preparado también para esto. Sacó una camiseta de la selección argentina y se la regaló a Zapatero.
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