Venezuela se prepara para una 'invasión'

El Estado venezolano de Vargas no presenciaba desde diciembre de 1999 una movilización militar tan intensa como la que se observó esta semana. En aquella trágica ocasión, la naturaleza lo dejó en ruinas, en lo que los expertos en desastres tienen registrado como el mayor alud torrencial de la historia. Buques de transporte, helicópteros y tropas actuaron entonces en las labores de rescate en una estrecha franja de costa sobre el mar Caribe, al norte de Caracas, donde se encuentran el principal aeropuerto y el segundo puerto de Venezuela.

En el despliegue de esta semana, que tiene más de maniobra, la fuerza destructora no procedía de la naturaleza, sino de un Ejército invasor no identificado y, por fortuna, simulado. El papel estelar en esa invasión de Venezuela la tuvo un convoy de tanques anfibios de fabricación brasileña. Un detalle engañoso, pues para el presidente Hugo Chávez la única hipótesis de guerra que tienen hoy los militares venezolanos es la de una agresión procedente de EE UU.

La operación para rechazar una supuesta incursión estadounidense se enmarca en la nueva doctrina de defensa del país, cuyo primer propagandista es Chávez. En esencia, significa que la población civil, a través de acciones de sabotaje y de insurgencia, compensará lo que las fuerzas militares convencionales no puedan hacer ante un enemigo excesivamente superior en número, armamento y tecnología.

Por eso, los simulacros que se han desarrollado en las últimas semanas en varias localidades del país son de naturaleza cívico-militar. En la referida maniobra defensiva de Vargas participaron oficiales y tropas de los cuatro componentes de las Fuerzas Armadas regulares de Venezuela (Ejército, Aviación, Marina y Guardia Nacional), y también numerosos integrantes de la Reserva Nacional y de la Guardia Territorial.

Los miembros de la reserva son personas con entrenamiento castrense, ya sea porque han cumplido el servicio militar o porque han asistido a cursos intensivos destinados a jóvenes estudiantes y profesionales. Mientras tanto, en la Guardia Territorial tienen cabida personas de todas las edades, pues el único requisito es querer colaborar en tareas de retaguardia en caso de guerra o desastre.

Para los críticos de Chávez, se trata de mera propaganda para mantener distraído al colectivo mientras se aproxima el momento en que el presidente intentará obtener una renovación de su mandato para gobernar por otros seis años. El vicealmirante retirado Mario Carratú ironizó diciendo que los anfibios brasileños distan mucho de parecerse a los equipos que entrarían al territorio nacional en caso de materializarse la tantas veces pronosticada invasión de Estados Unidos.

Carratú, igual que otros ex altos mandos, asegura que las fuerzas militares venezolanas no serían capaces de aguantar más de cuatro horas antes de ser arrasadas por Estados Unidos.

Del lado gubernamental, el analista Vladímir Acosta deplora tal actitud de los antiguos jefes militares, a quienes califica como vendepatrias y títeres del Pentágono. "Lo que es importante destacar es que hasta esos sujetos han comenzado a tomarse en serio la amenaza de una invasión. Hasta hace poco, se limitaban a burlarse de las advertencias, debe ser que saben algo", dice.

El Gobierno, en tanto, no cesa en los entrenamientos. De manera simultánea al ejercicio de Vargas se realizó una maniobra parecida en El Pao, una llanura en el centro del país en la que por primera vez se emplearon los helicópteros MI-17 recientemente adquiridos a Rusia.