Los peruanos dicen 'no' a Chávez
La derrota de Ollanta Humala obliga al presidente venezolano a redefinir su estrategia
"Padre nuestro que estás en el cielo... Ilumina al pueblo peruano. Hay que pedirle a Dios por el pueblo peruano porque fue bastante manipulado". Juntando las manos y con los ojos cerrados, el presidente venezolano, Hugo Chávez, rezaba en directo durante su programa televisivo semanal Aló Presidente, en la que suponía su enésima referencia pública en los últimos meses al proceso electoral peruano.
Con las urnas todavía abiertas, las televisiones peruanas lanzaron al aire las declaraciones del venezolano que, si bien, se abstuvo de nombrar a los candidatos en liza, subrayó que el pueblo peruano ha sido "manipulado por la oligarquía". Pocas horas después, aclamado por sus seguidores, el presidente electo de Perú, el socialista Alan García, señalaba a Chávez como el gran perdedor de las elecciones.
García quiere ratificar el TLC con EE UU, con lo que Perú queda fuera del eje Castro-Chávez
Colombia tiene ahora un aliado en la zona que aleja el fantasma del aislamiento
Las numerosas opiniones de Chávez sobre el proceso electoral han llevado las relaciones entre ambos países a una situación desconocida. El venezolano ha amenazado con romper las relaciones diplomáticas con Perú en el caso de que García se impusiera en las urnas al ex militar golpista Ollanta Humala, como efectivamente ha sucedido. En la noche del domingo (madrugada de ayer en España), el escritor Jaime Baylly, presentador de El Francotirador, un programa de máxima audiencia de la televisión peruana, mostró una tabla de horarios de vuelos a Caracas. "Le facilitamos las cosas al embajador venezolano", explicó el escritor ante las carcajadas del público.
Por el momento, el embajador seguirá en Lima, según aseguró ayer el viceministro de Exteriores venezolano, Pavel Rondón, quien añadió que Chávez no ha sido derrotado porque "no participó en la campaña". Pero lo cierto es que la victoria del candidato socialdemócrata peruano obligará al venezolano a variar su estrategia respecto a algunos temas.
Alan García es partidario de la ratificación del Tratado de Libre Comercio (TLC) que el presidente saliente, Alejandro Toledo, ha firmado con Estados Unidos, lo que coloca a Lima fuera del proyecto impulsado por Chávez, Fidel Castro y Evo Morales: la Alternativa Bolivariana para América Latina (ALBA).
En las primeras palabras tras su victoria, el socialista subrayó además su compromiso de respetar los tratados internacionales firmados por Perú, lo que supone un fuerte respaldo a la Comunidad Andina de Naciones (CAN), organismo presidido en la actualidad por Bolivia y que Venezuela pretende abandonar, arrastrando a los gobiernos afines. Con Perú y Colombia dentro de la asociación, las posibilidades de vida del "moribundo", como calificó Chávez a la CAN, se multiplican. Además, y aunque el Gobierno de un país sea de derecha y el otro socialista, Colombia se ha encontrado con un aliado en la zona que aleja el fantasma de aislamiento. A Bogotá y Lima les unen ahora los lazos económicos con Washington y el recelo ante la política exterior venezolana.
Con el revés internacional que supone García en el poder, Chávez tendrá que volver a cuadrar las cuentas para que salga adelante su proyecto de que Venezuela ocupe un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, a lo que se opone rotundamente Estados Unidos.
América Latina tiene asignados dos de los diez asientos no permanentes en el Consejo de Seguridad. Uno de ellos, ocupado actualmente por Argentina, se renovará el próximo octubre, dentro de las rotaciones que se producen cada dos años. El otro puesto que corresponde al subcontinente está precisamente ocupado por Perú. Los candidatos al puesto que se renueva son Venezuela y Costa Rica. Si Caracas consigue el respaldo de los países suramericanos le será más fácil recabar apoyos entre otros miembros de la ONU. La oposición estadounidense tiene una razón clara. El Consejo de Seguridad va a ser determinante en los próximos meses en el conflicto con Irán, país con el Chávez mantiene unas excelentes relaciones y comparte asociación en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Con García en el poder, Washington se garantiza que, al menos, no tendrá un voto sistemático en contra en el Consejo de Seguridad. En esta renovación, el voto de Chile -que todavía no se ha definido- resultará decisivo.
La victoria de García puede tener finalmente un efecto añadido, apuntado el pasado viernes por varios analistas peruanos: algunos Gobiernos de la región que no acaban de definir su modelo en las relaciones internacionales, especialmente la Argentina de Néstor Kirchner, terminarán por desmarcarse claramente de las líneas que traza la política exterior venezolana.
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