El Gobierno palestino comienza a pagar a los funcionarios
Una mujer embarazada y dos dirigentes de Fatah mueren en choques entre milicias
El acorralado Gobierno de Hamás disfrutó ayer de un ligero respiro. Varios bancos palestinos concederán créditos personales sin interés para pagar los salarios de 40.000 de los 160.000 funcionarios palestinos que no cobran sus sueldos desde marzo. Intentan así sortear la amenaza de sanciones de EE UU, que castigará a las entidades que mantengan contactos con el Ejecutivo islamista. Por la noche, en dos choques armados entre palestinos murieron tres personas, una de ellas una embarazada, en Jan Yunis, en Gaza.
Se trata de un alivio menor: sólo podrán retirar fondos los empleados públicos cuyo salario no supere los 1.500 shequels (250 euros). Después de que varias milicias amenazaran por la mañana a los bancos en una declaración conjunta, un consorcio de 22 entidades anunció que comenzaría a pagar los sueldos de una cuarta parte de los funcionarios y con límites en la cuantía. Hallaron una fórmula que permite evitar los contactos directos con el Ejecutivo dirigido por el islamista Ismail Haniya.
"Estamos dispuestos a perder millones de dólares, pero no a poner en riesgo nuestras relaciones con bancos de Estados Unidos y a afrontar sanciones internacionales", comentó un directivo bancario que participó en las negociaciones entre 22 entidades de crédito. Por la tarde comenzaban los empleados públicos a retirar de los cajeros sus fondos.
Y por la noche, en Jan Yunis, hombres dispararon contra un coche en el que viajaba un dirigente local de Hamás. Su esposa, de 24 años y embarazada, murió. Minutos después, dos hombres fallecieron al recibir disparos en el campo de refugiados de Shati, a escasos metros de la vivienda del primer ministro. Las víctimas eran miembros de Fatah que regresaban de dar las condolencias a la familia de un mando policial asesinado el jueves. Una quincena de personas han muerto en el último mes en la batalla por las calles que sostienen las milicias de ambos partidos.
En el campo político, la lucha entre el Gobierno de Hamás y el presidente palestino, Mahmud Abbas, tampoco se da tregua. No cede un ápice el partido del presidente, que no acepta la traumática derrota en las urnas del 25 de enero. Su máximo líder, Mahmud Abbas, prolongó ayer dos días el plazo que concedió para que los partidos palestinos alcanzaran un acuerdo sobre la propuesta firmada por dirigentes de Hamás, Fatah y Yihad Islámica, presos en una cárcel israelí. La iniciativa aboga por el establecimiento de un Estado palestino en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental -en las fronteras previas a la guerra de los Seis Días- y supone el reconocimiento implícito del Estado judío. Nada apunta a que dicho pacto pueda alcanzarse. Si no se logra, Abbas ha amenazado con convocar una consulta popular, que muy probablemente ganaría. Pero Haniya no se apea. "Cualquier referéndum es ilegal", aseguró en Gaza.
Abbas, cuya intención es asfixiar a Hamás, es consciente de que la iniciativa de los reclusos contiene elementos que sin duda serán rechazados por Israel: la retirada completa de los territorios ocupados y el derecho al retorno a Palestina de los millones de refugiados.
Por otro lado, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, y el presidente egipcio, Hosni Mubarak, se entrevistaron en Sharm el Sheij. Mubarak, según comentaron altos funcionarios egipcios antes de la reunión, se disponía a reclamar a Olmert que ayude a fortalecer la posición de Abbas en su lucha por el poder frente a Hamás, y a desaconsejar que siguiera con su plan de retirada parcial de Cisjordania sin negociar con el mandatario palestino.
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