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65ª Feria del libro de Madrid

Escritores, lectores y amigos celebran la poesía fronteriza de Tomás Segovia

El escritor asiste en Madrid a un homenaje por el Premio Juan Rulfo que recibió en 2005

Andrea Aguilar

No es un gran entusiasta de los galardones, pero Tomás Segovia (Valencia, 1927) destaca la calidez del Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo 2005 que recibió en noviembre en Guadalajara (México). Ayer continuó la celebración en la Casa de América de Madrid, donde José Luis Pardo, José Manuel Caballero Bonald, Carlos Piera, Dulce María Zúñiga y Nuria Macías rindieron homenaje a la obra del poeta, traductor y ensayista mexicano, que Caballero Bonald definió como "fronteriza", al igual que la de "otros poetas españoles crecidos en México".

Como un "gesto vicario y abrazo colectivo" calificó ayer Nuria Macías, presidenta de la Feria del Libro de Guadalajara, el galardón que Tomás Segovia recibió el pasado noviembre en México. El jurado del certamen definió su obra como "una voz central del humanismo hispanoamericano" y sobre esto habló también ayer José Manuel Caballero Bonald. El poeta gaditano destacó la calidad de la obra de Segovia -"su poesía escapa de modas y corrientes y se estabiliza con una personalidad muy definida"- y se lamentó de que su prolongado exilio tras la guerra haya afectado a su difusión.

Autor de Lúcido invierno, Misma juventud y Cantata a solas, su obra quedó reunida en la antología Poesía 1943-1997 (Fondo de Cultura Económica). Muchos de sus versos han sido escritos en cafés en Madrid, en París o en México. Fue en esta última ciudad donde el poeta descubrió "ese vicio" de la mano de Ramón Gaya, que le llevó a una horchatería valenciana ya desaparecida.

"En Madrid escribo en el Café Comercial, pero los poemas se hacen mientras vas caminando". Segovia publicó su primer poemario, Luz provisional, en 1950. Desde entonces ha compaginado su trabajo poético con el cine, la radio y la interpretación, pero ha sido en el campo de la traducción y la docencia, en instituciones como el Colegio de México o la Universidad de Princeton, lo que le ha valido un amplio reconocimiento también en estas áreas.

Tomás Segovia abandonó España a los nueve años. En Valencia escuchó por primera vez la palabra refugiado; más tarde viajó a Francia y después a México. El poeta no regresó a España hasta los años setenta, tras la muerte de Franco. Desde los años ochenta reparte su tiempo entre Madrid y Ciudad de México.

Ayer, vestido de negro riguroso, volvió a compaginar su doble identidad española y mexicana al celebrar el premio que le otorgaron las autoridades mexicanas con sus amigos españoles. "A los amigos uno no los ve nunca, pero son amigos. Piera fue el primer escritor que conocí en Madrid", recordaba ayer.

"¿En qué historia hay que situar a Tomás Segovia? Su situación es peculiar, como la de otros poetas españoles crecidos en México. Es un desajuste. Se trata de una gran contradicción porque no pertenece a la historia de la literatura mexicana ni tampoco a la española. Es un fronterizo", afirmó Caballero Bonald, que considera que su condición de transterrado es acicate literario pero un conflicto humano. El poeta español reivindicó los lazos que unen la obra de Segovia con la de su generación. "Tiene mucho que ver con el grupo español de los cincuenta en su sondeo de la intimidad. Segovia traslada la experiencia vivida al lenguaje", aseguró.

José Luis Pardo profundizó en la relación que los poemas del autor de Aglómisis mantienen con la filosofía. "La poesía es una fuente de resistencia ante un orden cultural cada vez más vacío de contenido", denunció. El filósofo intuye que la relación de Segovia con su disciplina está arraigada también en su trabajo como traductor de las obras de los franceses Nerval, Hugo o Breton.

De su poesía, por la que Pardo confesó sentir "amistad", le interesa especialmente el tratamiento que en ella se hace del tiempo. "Sus poemas son una celebración del mundo y de su temporalidad, que no está vacía y en la que puede suceder cualquier cosa". Para Pardo, la moral en la obra de Segovia -"intelectualmente nutritiva"- es "un respeto a las cosas mismas", que él busca allí donde estén. "Su actitud poética deja residuos no reciclables", concluyó.

El escritor Carlos Piera subrayó la dificultad que para él entraña la separación de los aspectos personales y académicos al pensar y hablar sobre Tomás Segovia. "Por su biografía y conversación, por su diversidad y su destreza, lo interesante en él siempre es transitivo". Piera citó las palabras del poeta y recordó cómo su intención confesa ha sido siempre "alumbrar más deslumbrar, ser comprendido más que venerado".

Tomás Segovia (a la izquierda) y José Manuel Caballero Bonald, ayer en la Casa de América.
Tomás Segovia (a la izquierda) y José Manuel Caballero Bonald, ayer en la Casa de América.CLAUDIO ÁLVAREZ
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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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