Los adolescentes de familias pobres tienen más riesgo de sobrepeso
La relación estadística entre pobreza y sobrepeso en la adolescencia es una novedad histórica que ha aflorado en la última década. Un estudio epidemiológico estadounidense ha mostrado que los adolescentes de entre 15 y 17 años que viven en familias pobres tienen más posibilidades de sufrir sobrepeso que los que viven más acomodadamente.
El estudio, publicado en el último número del Journal of the American Medical Association (JAMA), ha analizado la tendencia al sobrepeso en niños y adolescentes estadounidenses de 12 a 17 años en función de la renta de sus familias, a partir de cuatro sondeos de alcance nacional realizados en EE UU. Y descubrió que si, en general, la pobreza se relaciona con una mayor riesgo de sobrepeso, este riesgo depende de la edad de los muchachos.
Así, se observó la disparidad de sobrepeso entre los adolescentes de 15 a 17 años pertenecientes a familias pobres. La prevalencia del sobrepeso fue un 50% más elevada entre los adolescentes de familias pobres que en los adolescentes de familias no pobres (23,3% y 14,4%, respectivamente). Por el contrario, en el caso de los niños de entre 12 y 14 años, la prevalencia del sobrepeso no mostraba diferencias significativas entre las familias pobres y las de mayor renta.
En EE UU, el número de adolescentes con sobrepeso es actualmente más del doble que hace tres décadas. Por su parte, los niños españoles de 7 a 10 años son los que tienen más sobrepeso de toda la Unión Europea, con una tasa del 34%, mientras que en la adolescencia esta tasa sigue siendo elevada, pero se ha reducido al 16,9%.
Mientras siga aumentando la prevalencia del sobrepeso entre adolescentes, también lo harán sus consecuencias asociadas, que incluyen diabetes mellitus tipo 2, hipertensión, apnea obstructiva del sueño, una mala calidad de vida y más enfermedades y riesgo de muerte en la vida adulta, según advierte Richard A. Miech, de la Universidad John Hopkins de Baltimore (EE UU), director del estudio.
"Las diferencias observadas entre adolescentes mayores y más jóvenes coinciden con la mayor autonomía que conlleva el paso de los años. En comparación con los adolescentes de entre 12 y 14 años, los de 15 a 17 años tienen más oportunidades de comprar comida y decidir sus actividades de ocio, y también gozan de unos ingresos más discrecionales con los que actuar según sus preferencias", escriben los autores.
La inactividad física, el consumo de bebidas edulcoradas y la omisión del desayuno puede contribuir a esas disparidades. Los autores del estudio del JAMA señalan que, en los encuestados de edades comprendidas entre los 15 y los 17 años, el aumento del consumo de calorías por tomar bebidas edulcoradas fue significativamente superior en las familias pobres (9,2% a 15,4%) frente a las no pobres (11,1% a 12,6%).
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