"Paso muchas horas en parques infantiles escribiendo discursos"
Apenas comenzada la legislatura, la ministra alemana de Familia, Ursula von der Leyen, ya puede apuntarse una gran victoria: provocar un debate dentro de su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), que sólo podía iniciarse desde dentro. Que la Unión haya aceptado -a regañadientes- sus políticas de conciliación de la vida laboral con la familiar es en sí una revolución de la Democracia Cristiana alemana. "Yo nunca hubiese pensado que desataría tal discusión", explica Von der Leyen. "Pero ha sido positivo", continúa, "porque ha provocado que en mi partido se paren a pensar qué estamos haciendo. Primero decían: 'Oh, esto no lo vamos a aprobar nunca'. Pero luego, uno detrás de otro, aceptaron que era necesaria esta discusión. Un poco tarde, pero lo aceptaron".
"Desde que entré en la política en Baja Sajonia se desató un debate sobre cómo iba a asumir el cargo teniendo siete hijos"
"Mi objetivo es lograr que la sociedad alemana vea el tener hijos como una oportunidad y no como un obstáculo"
La manzana de la discordia es el salario sustitutivo durante un año para madres y padres que dejen de trabajar al nacer su hijo para ocuparse de él. Von der Leyen propuso que el sueldo se redujese a diez meses si el padre no tomaba al menos dos meses de licencia. ¿Quién es el Estado para imponer a las familias cómo han de organizarse?, criticaban los democristianos. Pero la ministra se salió con la suya, con un ligero cambio: en lugar de 12 o 10 meses, el salario será de 14 o 12 meses para no dar la impresión de que se castiga restando dos meses al periodo de percepción del sueldo, sino que se premia sumándolos.
"En la Unión hay un profundo interés por la familia y sus valores, que me parece bien, pero ninguna respuesta a cómo poner en práctica los valores tradicionales de la familia en los tiempos modernos", dice, en referencia al partido eminentemente católico y masculino que tuvo el atrevimiento de aceptar a la protestante del Este Angela Merkel, divorciada y sin hijos, como presidenta. Merkel fue un soplo de aire fresco en la anquilosada Democracia Cristiana y trajo consigo la renovación en la política de familia de la mano de Von der Leyen.
Ursula von der Leyen, de 47 años, médica, protestante y madre de siete hijos, llegó a la política a través de la gestión sanitaria. Pero su propia biografía acabó imponiéndose como tema de su trabajo cuando el primer ministro de Baja Sajonia, Christian Wulff, le ofreció la cartera de Asuntos Sociales, Mujer, Familia y Salud. "Desde que entré en la política en Baja Sajonia se desató un debate sobre cómo iba a asumir un cargo de responsabilidad teniendo siete hijos. Esa permanente discusión me hizo pensar mucho sobre los motivos de tanto revuelo", recuerda.
Nunca antes la vida familiar de un político alemán había ocupado a la prensa de forma tan intensa. El interés mediático que despiertan sus siete niños, dos cabras, dos ponis y un perro pone de manifiesto lo exótica que es una familia numerosa en Alemania en los tiempos que corren. Ella también creció en una familia numerosa. Su padre, Ernst Albrecht, primer ministro de Baja Sajonia entre 1976 y 1990, tuvo también siete hijos.
La ministra ve las causas de la baja natalidad en la historia del país: "En Alemania hay una gran tradición de glorificación del papel de la madre". Tras la II Guerra Mundial, el milagro alemán permitió que las familias pudieran salir adelante con un solo sueldo. De modo que no hizo falta construir una infraestructura de apoyo a las madres trabajadoras, que hoy brilla por su ausencia en el Oeste del país. La RDA, por el contrario, sí se ocupó de que las madres pudieran seguir en el mercado laboral.
Von der Leyen nació y estudió en Bruselas, pero ha vivido largos periodos en Estados Unidos con su marido -también médico- y sus hijos. Sus experiencias en el extranjero le han dado un bagaje único para analizar el problema alemán. Es una comunicadora muy didáctica, y se nota que lidia con niños a diario: habla claro y conciso, va al grano y mientras lo hace no deja de sonreír. Menudita y delgadísima, uno se pregunta dónde pudo meter siete embarazos.
Aunque dispone de empleadas que la ayudan en casa, desempeñar su trabajo teniendo siete hijos no deja de ser un enorme reto, por mucho que reparta las cargas con su marido. Ella asegura que las nuevas tecnologías lo han hecho posible. "Hay ordenadores portátiles, teléfonos, Internet... yo digo siempre que Internet ha sido la revolución para las madres. Yo he pasado muchas horas sentada en parques infantiles mientras escribía discursos", asegura.
Se ha empeñado en hacer ver a los alemanes que los niños son la fuente número uno de innovación y la única manera de sostener la economía a largo plazo. Y, en el plano personal, que "no sólo te quitan energía, sino también te la dan. Mi objetivo es lograr un cambio de mentalidad en la sociedad alemana, que vean el tener hijos como una oportunidad y no como un obstáculo".
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