Kirchner congrega a miles de peronistas en el tercer aniversario de su mandato
El presidente argentino convoca a construir un país plural en una plaza de Mayo repleta
Néstor Kirchner logró ayer, en el tercer aniversario de su mandato, una de las aspiraciones de todos los presidentes de Argentina: llenar la emblemática plaza de Mayo y dirigirse desde ella a las masas peronistas. Aunque en teoría la fecha de ayer conmemoraba la formación del primer Gobierno argentino en 1810, la multitudinaria manifestación se convirtió desde el momento de su convocatoria en un acto de adhesión personal a Kirchner y en una lucha sorda entre los políticos peronistas para asociar su nombre al del político más popular de Argentina en este momento.
Desde un estrado levantado frente a la Casa Rosada, Kirchner -que se definió a sí mismo como "el presidente menos votado de la historia"- pidió ante 350.000 personas "convocar a todos y construir una Argentina plural", en lo que es una confirmación de su proyecto personal de integrar a otros sectores más allá del peronismo bajo su bandera política.
En apenas doce minutos de discurso, el mandatario dedicó sus críticas más feroces a la dictadura militar (1976-1983) y al ex presidente peronista Carlos Menem, al que acusó de "estar más pendiente de su situación personal" que del bien del país y no dejó pasar la ocasión de dar un tirón de orejas a los medios de comunicación "que escriben cualquier cosa".
El peronismo volvió a demostrar que es una maquinaria de movilizar a las multitudes perfectamente engrasada. A las ocho de la mañana comenzaron a ingresar a la plaza de Mayo miles de personas que habían llegado desde todos los puntos del país, convocados tanto por el Partido Justicialista (PJ) como por las administraciones en manos del peronismo.
En Buenos Aires el autobús y el metro eran gratis para quienes querían llegar hasta el lugar, igual que las autopistas de entrada a Buenos Aires. Ayer no quedaba ningún autobús o furgoneta de alquiler libre en la ciudad. En el momento en que, a mediodía, Kirchner hacía su entrada en la catedral metropolitana, situada a pocos metros de la Casa Rosada, para asistir a un Te Deum tradicional, dos columnas, una formada por los sindicatos y otra por los movimientos piqueteros confluían simultáneamente en el interior de la plaza que quedaba abarrotada a la espera de que comenzara un espectáculo musical y el posterior discurso del presidente.
El presidente hizo a pie el recorrido entre el templo y la casa de Gobierno, rompió el cordón de seguridad y se acercó hasta las vallas de protección en las que se agolpaban los piqueteros para saludarlos. Luego aparecía brevemente en lo alto de la Casa Rosada para saludar a la plaza y recibir los vítores de los presentes.
Pero momentos antes Kirchner tuvo que escuchar un discurso muy duro por parte del cardenal primado argentino, arzobispo Jorge Bergoglio, quien en la celebración del Te Deum, al que asistió el presidente junto a su Gobierno, subrayó que "el poder nace de la confianza y no de la manipulación y la prepotencia".
Las relaciones entre la Iglesia y el Estado en Argentina han estado marcadas por diversos incidentes desde que Kirchner llegó al poder, a lo que se suma la falta de sintonía personal entre el mandatario y el cardenal argentino. "La justicia es la que distribuye privilegiando a los más desprotegidos y no a los más amigos", destacó ayer el prelado ante el presidente y advirtió contra la tentación "de buscar el aplauso de las masas".
La de Bergoglio fue la única voz discordante que escuchó el presidente argentino, en una jornada marcada por las adhesiones personales. Desde primera hora de la mañana la plaza de Mayo se mostraba repleta de pancartas, grandes globos y algunos dirigibles en los que junto a los mensajes de adhesión a Kirchner competían los nombres de los gobernadores y alcaldes que han movilizado a sus bases.
"Vengo a pedirle que se quede, claro. Estamos con Kichner", destacaba Mariana Velasco, quien sostenía en sus manos una bandera en la que se leía "Kirchner / Verna", en alusión a Carlos Verna, gobernador peronista de La Pampa, a 600 al suroeste de Buenos. La Constitución establece que Kirchner puede optar a un segundo mandato después de la reforma realizada en el texto en los noventa por el Menem.
Todos los dirigentes peronistas trataban de que las cámaras y los fotógrafos dejaran registrado su apoyo al kirchnerismo. En principio habían recibido instrucciones de que los movilizados no portaran más banderas que las de Argentina y pancartas de pequeño tamaño para permitir que el presidente fuera divisado desde varios puntos del lugar.
La oposición, ausente
No sólo estuvieron presentes en la Plaza de Mayo gobernadores y alcaldes peronistas. También había representantes de la Unión Cívica Radical (UCR), el otro histórico partido argentino que está en el punto de mira de Néstor Kirchner, quien quiere abarcar también esa parte del espectro político.
Flanqueando al mandatario ayer se encontraban los gobernadores radicales de Santiago del Estero y Río Negro.
Con unos medios de comunicación volcados en el acto de adhesión al presidente en la Plaza de Mayo, la oposición argentina tuvo un papel casi testimonial en las conmemoraciones del 25 de Mayo. Los dos líderes del centro-derecha, Ricardo López Murphy y Mauricio Macri, acudieron a un comedor popular de una barriada de Buenos Aires para criticar el gasto desembolsado por el Gobierno en la celebración kirchnerista. "Es un acto innecesario, artificial y muy costoso", subrayó Macri, quien en las elecciones legislativas del pasado octubre obtuvo un rotundo triunfo sobre el candidato peronista apoyado por Kirchner.
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