Cinco encapuchados torturan y roban a un matrimonio en su chalet de Les Borges del Camp
Los atacantes entraron en la casa de madrugada y cortaron al hombre un trozo de oreja
Cinco hombres atléticos que llevaban pasamontañas y guantes se convirtieron en la peor pesadilla de Joan Borràs y Roser Nogués, un matrimonio de Les Borges del Camp (Baix Camp) que ayer volvió a nacer. Tras romper una ventana de la cocina, los asaltantes se presentaron a las tres de la madrugada en la habitación donde dormían Joan y Roser, y los ataron a la cama. Así empezó una tortura en toda regla para la pareja, que recibió golpes, patadas, cortes, puñetazos y amenazas de muerte durante una hora y cuarto. "La mujer me ha dicho que estaba convencida de que los iban a matar", explicó el alcalde, Robert Ortiga.
La banda buscaba una inexistente caja fuerte. Mientras la mujer, atada a la cama, soportaba el pie de un agresor en su cara, uno de los asaltantes preguntaba en un rudimentario castellano: "¿Dinero, dónde dinero?".
Fuentes municipales relataron este episodio del asalto como ejemplo de la "extrema violencia" con la que actuó la banda. Objetos por el suelo, el matrimonio -de unos 60 años- arrastrado también por el suelo, muebles rotos y las sábanas blancas de la cama tintadas de sangre fueron algunas de las evidencias con que se toparon los vecinos que a primera hora de la mañana acudieron al domicilio de la desafortunada familia.
Los asaltantes se encontraron con la alarma desactivada. Uno de los tres hijos de la pareja estaba de fiesta y sus padres la desconectaron para que no saltara cuando llegara el joven. Sin apenas dificultad, los ladrones entraron en el jardín, rompieron el cristal de una ventana de la cocina y, ya dentro de la vivienda, cogieron los cuchillos de mayor tamaño para usarlos contra el matrimonio.
"La caja o te matamos"
En un momento de las agresiones a Joan Borràs le seccionaron parte de la oreja. "Apenas le he reconocido al hablar con él", señaló el teniente de alcalde, Joaquim Calatayud. También les golpearon en la cara con la culata de una pistola de color de aluminio y con los mangos de los cuchillos. Tras visitar el hospital Sant Joan de la cercana ciudad de Reus, la pareja fue dada de alta y al mediodía regresó a su domicilio, en las afueras del pueblo.
Pese a no encontrar ninguna caja fuerte, los ladrones se llevaron dinero en efectivo y joyas. Tras una hora y cuarto de golpes y amenazas, la banda -cuyo acento hace pensar que son de algún país del este de Europa- llegó a amenazar de muerte a la familia. "La caja fuerte o te matamos", dijeron.
Les Borges del Camp es un pueblo de unos 2.000 habitantes y de tradición agrícola que está experimentando una transformación gracias a la implantación de varias industrias. Debido a su cercanía a las principales poblaciones de la zona, también se ha convertido en una ciudad residencial y varios empresarios adinerados han fijado ahí su residencia. No es el caso de la familia asaltada, que posee tiendas de decoración en Reus y Salou, pero "no tienen ninguna fortuna importante", según fuentes municipales, que apuntaban la posibilidad de que los delincuentes se hubieran confundido de objetivo.
"¿Qué tenemos que hacer?"
No fue una mañana tranquila en el pueblo. Docenas de vecinos se reunieron en las proximidades de la vivienda asaltada y de la multitud salieron gritos que denotaban la rabia por los hechos. "¿Qué tenemos que hacer, coger las armas?", dijo uno. "Yo dormiré con una escopeta", respondió otro. Otro vecino se acordaba de los recientes disturbios en La Rambla de Barcelona durante la celebración de la copa de Europa conseguida por al FC Barcelona. "Allí hubo centenares de policías y aquí ni uno", se lamentó. Los vecinos explicaban que desde diciembre hasta ahora la oleada de robos en el pueblo ha sido mayúscula.
En enero, por ejemplo, varios delincuentes robaron un camión en una cantera cercana y estamparon el vehículo contra un cajero automático en pleno centro del pueblo. Luego trataron de arrancar el cajero de cuajo. Aparte, Les Borges del Camp ha sufrido también docenas de robos en domicilios particulares, aunque los ladrones no habían hecho uso de la violencia contra las personas hasta ayer.
"Los robos no son un hecho aislado y ahora tememos que pueda pasar algo peor", dice el alcalde, quien no quiere ni pensar que algún vecino decida tomarse la justicia por su cuenta. El alcalde mismo, como representante de la autoridad, fue objeto de las increpaciones de algunos de sus vecinos. "Hemos de exigir responsabilidades al Ministerio del Interior y a la Generalitat, porque en los pueblos poco podemos hacer directamente", dijo el alcalde.
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