La realidad social del País Vasco
A raíz del aviso de tregua permanente de ETA, el País Vasco está ocupando un enorme espacio mediático, una situación justificada por la gran importancia del hecho. Ahora bien, encuentro sorprendente que no se haya discutido en los medios de información el contexto social del País Vasco, el cual tiene una enorme importancia para entender el desarrollo político que está ocurriendo en aquel país. Este contexto social comienza por un conocimiento de la estructura social del País Vasco, que incluye la burguesía, la pequeña burguesía, las clases medias profesionales de renta alta, las clases medias de renta media y baja y la clase trabajadora, que constituye el eje de las clases populares, la mayoría de la población vasca. Tal estructura es parecida, por cierto, a la que existe en Cataluña y en otras partes industrializadas de España.
El País Vasco es una de las regiones de Europa que dedica menos dinero a gasto público social
Tanto durante la dictadura como en el periodo democrático, el 30-35% de renta superior del País Vasco ha tenido una enorme influencia política y mediática en el país. Su máxima expresión política durante el periodo democrático ha sido el nacionalismo conservador vasco, aunque algunos sectores de esta población han apoyado al nacionalismo conservador español, siendo el primero de estos nacionalismos, sin embargo, el que ha gobernado aquel país durante la mayoría del periodo democrático. Este gran dominio de la derecha (de tradición cristianodemócrata) en el Gobierno del País Vasco explica el escaso desarrollo de su Estado de bienestar, realidad que contradice (tal como ocurrió también en Cataluña durante el Gobierno nacionalista conservador) la percepción generalizada en España de que el País Vasco (y Cataluña) están muy por delante del resto de España en la provisión de los servicios y transferencias públicas que afectan la calidad de vida de su ciudadanía. Los datos muestran, sin embargo, que esto no es así, y que en muchos componentes del Estado de bienestar (servicios de atención domiciliaria para los ancianos, tiempo de visita en atención primaria en los servicios públicos sanitarios, servicios de atención a las personas con discapacidades, programas de formación personal para jóvenes, entre otros) el País Vasco (tal como Cataluña durante el gobierno nacionalista conservador) está por detrás, no por delante, del promedio de España, situación que es incluso más llamativa en el País Vasco, cuya renta e ingresos públicos per cápita están por encima del promedio español. Es más, el País Vasco difícilmente puede recurrir al argumento del déficit fiscal, pues éste tiene plena potestad fiscal a través del sistema del cupo; el País Vasco es plenamente responsable de los impuestos que genera. En realidad, el País Vasco es una de las regiones de Europa de los Quince que dedica menos dinero en gasto público social por habitante con relación al nivel de desarrollo económico que tiene (véase Vicente Navarro -director-, La situación social de España, 2005). Esta situación es resultado del dominio de clase existente en aquel país, que se refleja en que el 30-35% de la población de renta superior se resiste a pagar impuestos, pues cree tener sus necesidades cubiertas por los servicios privados. Envían sus hijos a la enseñanza privada (el País Vasco -junto con Cataluña- es el que tiene mayor porcentaje de escuelas privadas, que gozan de unos subsidios públicos de los más altos de Europa) y si caen enfermos van a la sanidad privada o reciben trato preferencial en la pública.
Este dominio político de las derechas en el panorama político es paradójico puesto que sumando todos los votos de las izquierdas, éstas son la mayoría del pueblo vasco. El gran divisor de las izquierdas ha sido el nacionalismo (como también ha ocurrido en Cataluña). La izquierda nacionalista ha antepuesto hasta hace poco su nacionalismo a su sensibilidad de izquierdas (tal como ocurrió durante muchos años en Cataluña). Esta contradicción entre nacionalismo e izquierdismo se dio en mayor intensidad entre la clase trabajadora y en el mundo sindical. De ahí que fuera precisamente en este mundo donde se dieron los primeros pasos de colaboración entre las izquierdas no nacionalistas y las nacionalistas, hecho que no se ha destacado en los medios de información. Como pude observar en mis viajes al País Vasco, la relación de los sindicatos de clase UGT y Comisiones Obreras con el sindicato abertzale LAB fue mejorando considerablemente en los últimos años, colaborando activamente en la mejora de las condiciones laborales y sociales de la clase trabajadora (los niveles de precariedad en el País Vasco son de los más altos en Europa). De ahí que hayan sido sindicalistas los que han llevado a cabo esta redefinición del movimiento de izquierdas abertzale que puede conducir en su día al establecimiento de un Gobierno de izquierdas en el País Vasco, tal como ha ocurrido en Cataluña.
Oponiéndose a esta alianza, estarán no sólo los nacionalistas conservadores vascos, sino también los nacionalismos españoles presentes en algunos sectores del PSOE y en la totalidad del PP, que preferirán las alianzas con los nacionalistas conservadores antes que una alianza de las izquierdas vascas no nacionalistas con las izquierdas vascas nacionalistas, alianza que sería beneficiosa no sólo para las clases populares del País Vasco, sino también de toda España. De ahí que estemos ahora viendo unas grandes presiones por parte de grupos empresariales, financieros y mediáticos para que el PSOE gobierne España en alianza con el PNV y con CiU, pues su gran preocupación es que una alianza de las izquierdas predomine sobre la alianza de los nacionalismos conservadores, que aun cuando son en apariencia antagónicos, en la práctica son complementarios, tal como se vio en la alianza PP-CiU, que desarrolló unas políticas clasistas que perjudicaron el bienestar de las clases populares de toda España, incluyendo el País Vasco y Cataluña. El déficit social de España (y de Cataluña) con el promedio de la UE-15 aumentó considerablemente durante los años de gobiernos conservadores. Las voces de las izquierdas españolas que están presionando (junto con el mundo empresarial y financiero) para que el Gobierno del PSOE cambie de alianzas, están anteponiendo su compromiso nacionalista a su compromiso de clase y afectando negativamente a las bases sociales que les eligieron.
Vicenç Navarro es catedrático de Políticas Públicas de la UPF.
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