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Aeropuerto de Barcelona
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Algo se mueve en la ampliación de El Prat

La delicada operación para poner al día el aeropuerto de Barcelona se abre paso con opciones que buscan un mínimo consenso

Ampliacion El Prat
Miquel Noguer

La publicación esta semana del informe del comité de expertos del Ayuntamiento de Barcelona llamando a una rápida ampliación del aeropuerto de El Prat no es un movimiento baladí. El documento llevaba muchos meses acabado y, por más que las conclusiones sean poco concretas -viene a decir que el aeropuerto puede y debe ampliarse y que ello podría hacerse sin una excesiva afectación de las zonas protegidas- los expertos señalan una clara vía a seguir. El trabajo se publica ahora porque la Generalitat tiene también a punto su propio informe que, ya con más precisión, apuntará a una prolongación de la pista corta, la más cercana al mar, y que ahora tiene restringidos los despegues de las aeronaves más grandes en condiciones de altas temperaturas. Los 500 metros de prolongación que quería Aena para esta pista, un plan con el que se invadía totalmente la zona protegida de La Ricarda, ya parece una apuesta del pasado y ahora todos los actores hablan de propuestas intermedias. Algunos lo dejan, incluso, en menos de la mitad.

Que el debate del aeropuerto se haya convertido en un culebrón de nunca acabar, uno más, de los que suelen entretener a la opinión pública catalana -véase el Cuarto Cinturón, o el casino Hard Rock- puede tener una parte positiva. Ciertamente, se ha perdido un tiempo precioso en el que Barajas y otros aeropuertos rivales, se han reforzado sin parar, pero también ha servido para que todos los poderes entiendan que, si hay que crecer, debe ser de forma justificada y con una planificación minuciosa. La opinión pública de 2025 ya no acepta imposiciones técnicas sin argumentaciones. Dejar claro que el aeropuerto puede crecer no para atraer a más turismo de bajo valor añadido sino para aumentar la conectividad sin escalas con ciudades clave, sí puede generar apoyos.

Por eso vienen semanas cruciales. Salvador Illa espera el momento oportuno para explicar su apuesta. Es importante recordar que en los pactos que firmó con los comunes y con ERC, no se habla específicamente de la ampliación de la pista, ni a favor ni en contra. Y esto da margen al Govern. Pero más allá de lo que digan las primeras espadas de las grandes instituciones, quien en los próximos meses quiera saber por dónde van los tiros, tendrá que seguir los pasos de tres personas concretas.

Tengan un ojo en el secretario de Transición Ecológica de la Generalitat, Jordi Sargatal. Con su pedigrí de ornitólogo y ecologista de primera hora por el papel que desempeñó en la campaña que logró la protección de los Aiguamolls del Empordà, Sargatal se ve con autoridad ahora para defender desde la Generalitat que el aeropuerto se puede ampliar incluso afectando la Ricarda porque la vida natural de esta zona se puede reubicar en zonas colindantes. No pierdan de vista tampoco a Josep Sánchez Llibre, el incombustible presidente de Foment, que tiene entre ceja y ceja que ahora hay una oportunidad histórica para esta ampliación y está canalizando en ello toda su influencia en Barcelona, Madrid y también en Bruselas. Y muy importante será también el papel de Alba Bou, la nueva alcaldesa de El Prat que ha relevado a Lluís Mijoler, que era una de las voces más críticas con cualquier ampliación. Procedente de otra tradición política -de Iniciativa y no de los comunes como su antecesor- Bou parece decidida a aparcar el “no a todo” y a esforzarse en pelear por soluciones intermedias que beneficien a su municipio sin cargarse la riqueza natural del delta del Llobregat. De los equilibrios entre estas voluntades depende que antes del verano comience a andar el plan de ampliación. La novedad es que, hoy, estos intereses están algo menos enfrentados que hace un año.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.
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