La Comunidad de Madrid critica el plan para el paseo del Prado

El desencuentro entre Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre por la reforma del eje Recoletos-Prado se hizo ayer palpable en los actos del Dos de Mayo. El alcalde de Madrid aseguró que la presidenta de la Comunidad habla del proyecto "por lo que ha leído en la prensa" -"estoy seguro de que cuando Esperanza conozca de verdad la reforma la aprobará con entusiasmo"-, y Aguirre insistió en que defenderá la "emblemática" arboleda de la zona. El informe de la Comunidad de Madrid sobre el proyecto de remodelación, emitido a petición del Consistorio, es demoledor.

Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre coincidieron ayer en la Real Casa de Correos, sede del Gobierno autónomo, con motivo de la fiesta de la Comunidad. "No hemos hablado del tema", señaló el alcalde al preguntarle por las declaraciones de la presidenta regional defendiendo la postura de Carmen Thyssen en contra del proyecto de reforma del paseo del Prado.

"No recuerdo la última vez que hablé con Carmen Cervera", apuntó ayer el alcalde, que insistió en que la obra seguirá su curso "porque detrás de ella está la inteligencia de Álvaro Siza, y hay que hacer más caso a la inteligencia que a la aristocracia".

Según Carmen Thyssen, la obra -cuyo plan especial definitivo se aprobará en julio por el pleno del Ayuntamiento, pero que no será ejecutado hasta la próxima legislatura- perjudica seriamente al museo y además es un atentado ecológico. Los cinco carriles de coches que circularán frente al edificio y la destrucción del bulevar de árboles son las principales quejas de la baronesa, quien acusa al Ayuntamiento de haber ignorado permanentemente sus quejas.

La presidenta dijo estar convencida de que "todos" llegarán a un acuerdo en torno al proyecto de remodelación del eje Prado-Recoletos. "Es un proyecto maravilloso, muy estimable, de uno de los mejores arquitectos del mundo, pero tiene que compaginarse con la protección de una de las arboledas más emblemáticas que tenemos en Madrid". Aguirre prometió que mientras ella sea presidenta se preservará la zona, y recordó que un proyecto inicial contemplaba la construcción de un túnel que evitara el paso de vehículos por el entorno del paseo del Prado, lo que, a su juicio, podría ser "la solución mejor".

La presidenta regional afirmó también que de haber sabido con tiempo el alcance de la tala de árboles en la M-30, se hubiera "encadenado a uno de ellos", pero recalcó que no acudirá el sábado junto a Carmen Thyssen a la concentración prevista a las 12.00 frente al museo para protestar por las obras. Con un cartel que mezcla la sierra de la Matanza de Texas y el grito de Munch, los convocantes (grupos ecologistas y ciudadanos) defenderán "uno de los mejores bulevares de Europa".

El Ayuntamiento -y el portavoz de Siza, el arquitecto Juan Miguel Hernández de León, quien se mofó en una rueda de prensa de la intención de Carmen Thyssen de atarse a uno de los árboles- habla de la tala de 29 ejemplares en la zona afectada por el Museo Thyssen. Pero los grupos ecologistas han recordado que en todo el proyecto las cifras son muy superiores: 690 árboles afectados. El concejal socialista Félix Arias asegura que el recuento de los árboles "trasplantados, extractados o con tratamientos específicos" alcanza los 700.

La oposición de la Comunidad al proyecto no es nueva, aunque haya aflorado ahora. El Gobierno regional recibió del propio Ayuntamiento una copia del Plan Especial Recoletos-Prado el pasado julio, con la petición de que emitiera un informe. Este documento, cuya versión definitiva se hará pública la próxima semana, es demoledor.

El Gobierno regional concluye que sería mejor buscar alternativas "más respetuosas con el patrimonio natural de la ciudad", porque el proyecto prevé eliminar un gran número de árboles, muchos protegidos por el catálogo de árboles singulares del propio Ayuntamiento. Además, el informe documenta 10 monumentos y fuentes, así como 11 edificios considerados bienes de interés cultural afectados por el proyecto, y recuerda que cualquier actuación sobre ellos exige la aprobación previa de la Dirección General de Patrimonio Histórico.