La ONU acusa a Irán de ocultar los fines de su programa nuclear
Un informe del OIEA mantiene que Teherán ha acelerado el enriquecimiento de uranio
El Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) presentó ayer un balance negativo sobre la evolución del programa nuclear iraní. Los expertos del organismo de la ONU constatan en su informe que Teherán no ha cumplido las exigencias de la comunidad internacional. En lugar de suspender sus actividades de enriquecimiento de uranio, las ha acelerado. Además, Teherán ha reducido su cooperación con los inspectores del OIEA y sigue omitiendo informaciones, de forma que el organismo no tiene la capacidad de verificar si desarrolla su tecnología para fines pacíficos o militares.
Ayer, al vencer el plazo de un mes que el Consejo de Seguridad impuso a Irán para que suspendiera sus actividades de procesamiento de uranio, el director del OIEA, Mohamed el Baradei, entregó el informe de ocho folios a los 35 miembros de la Junta de Gobernadores.
Una copia fue remitida al Consejo de Seguridad de la ONU, cuyos miembros se reunirán a comienzos de la próxima semana para deliberar y plantear la posibilidad de imponer sanciones contra Teherán. A la primera reunión, prevista para el 2 de mayo en París, asistirá también Alemania, miembro de la troika (junto a Francia y Reino Unido) que mantuvo negociaciones con Teherán para buscar una salida dialogada.
Sin hacer caso de la preocupación de la comunidad internacional, Teherán insiste en su derecho -concedido por el Tratado de No Proliferación- de producir combustible nuclear para generar energía. Los inspectores han constatado que, tal y como los iraníes habían declarado el 13 de abril, ya tienen en funcionamiento una cascada de 164 centrifugadoras para enriquecer uranio a un nivel del 3,6%. Este proceso no es secreto, ya que fue declarado y se lleva a cabo bajo observación del OIEA.
El problema es que el uranio, si se enriquece a un 90%, podría también ser derivado para construir la bomba atómica. A esto se suma que Teherán no contribuye a disipar la desconfianza al esconder su programa nuclear hasta que fue descubierto en 2002. Su apertura desde entonces no ha sido suficiente, según constata el informe: "Después de tres años de esfuerzos del Organismo para esclarecer todos los aspectos del programa nuclear iraní, siguen preocupando los huecos en la información".
Centrifugadoras
Irán sigue sin proporcionar la información requerida sobre una supuesta adquisición de centrifugadoras de gas P-2, que sirven para enriquecer uranio a mayor velocidad. Asimismo, se desconoce la procedencia de pequeñas cantidades de plutonio que, según una declaración iraní, fue usado para experimentos. Tampoco han obtenido los inspectores ninguna respuesta a las sospechas sobre un proyecto de ensayos con materiales explosivos "que podría tener una dimensión nuclear-militar". Según Teherán, dicho proyecto no existe.
En concreto, el informe indica que el organismo del OIEA "no es capaz de hacer progresos para asegurar que no hay material o actividades nucleares sin declarar", que carece de la información necesaria sobre "el objetivo y el contenido del programa iraní de centrifugadoras" y sobre "el papel que desempeña el sector militar en el programa nuclear de Irán".
En círculos diplomáticos en Viena se comentaba que el nuevo balance hecho por el OIEA no contiene sorpresas, pero es más negativo que otros anteriores porque confiere más énfasis a la falta de cooperación por parte iraní, hace mayor mención de las actividades militares y confirma que Irán está impulsando su industria nuclear a gran velocidad. El 22 de abril, los inspectores visitaron el reactor de Arak, destinado a la investigación, y constataron que continúa su construcción. El marco de acción de los inspectores fue restringido en febrero cuando, en protesta por el envío del asunto al Consejo de Seguridad, el régimen de los ayatolás decidió abandonar el Protocolo Adicional del TNP, que permitía a los equipos de salvaguardia acceder a todas las instalaciones y documentos sin previo aviso.
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