Una sola mujer, cuatro tallas
Un recorrido por ocho tiendas para comprobar cómo la misma persona cabe en prendas de medidas de la 36 a la 42
Objetivo: comprobar qué talla tiene una mujer de 1,65 metros de alto, 60 kilos de peso, y con medidas de 96-72-101, más los 41 centímetros de hombros. Ella apostaría por la 40. Comienza el recorrido por diversas tiendas del centro de Madrid, escogidas por pertenecer a las cadenas de distribución que el pasado miércoles se comprometieron con la ministra de Sanidad y Consumo, Elena Salgado, a unificar las tallas de la ropa en las tiendas españolas. Ese día, directivos de Inditex (Zara), El Corte Inglés, Mango, Cortefiel y la Asociación Española de Creadores de Moda se reunieron con la ministra para llegar a un compromiso que, entre otras cosas, aleje a las chicas más jóvenes de la tentación de la anorexia y la bulimia al tratar de imitar a las modelos de las pasarelas o a los maniquíes de los escaparates. Y que, de paso, ayude a las consumidoras a saber qué talla usan sin necesidad de hacer cola en los probadores con la sensación de estar practicando un nuevo juego de azar: éste me sirve, éste no me sirve. Para ello, el ministerio elaborará un estudio atropométrico que especifique cuáles son las medidas estándar de las mujeres españolas.
Primera tienda: establecimiento Bershka (Inditex) en la Gran Vía. Público femenino adolescente o veinteañero, delgado, y también algunas chicas que tuvieron esa edad en los años de la movida, delgadas también, pero sin pasarse. En las perchas, prendas de las tallas 32 a la 40. En el probador, la mujer entra con unas bermudas negras y unos piratas blancos, tallas 38 y 40. De las primeras, la 38 ni abrocha, la 40 se abomba en la cinturilla, que no merece tal nombre porque se queda en la cadera. Los piratas de la 38 le quedan perfectos; los de la 40, flojos.
Mientras se prueba una camisa romántica, escucha en otro probador a una chica de acento andaluz: "La 36 que me has dado me queda más chica que la 34 de la otra". A la talla L (grande) se le han saltado los botones en la cintura. En cualquier caso, no abrocharían. En la M (mediana): abrocha y le queda muy bien.
Además, se atreve con unos pantalones ajustados de rayas negras y blancas, que sólo exhiben la talla 36, aunque a ojo parecen algunos más grandes que otros (no lleva cinta métrica, deberían tener, como en Ikea). Coge uno y otra vez a sudar al probador. Primero una pierna... Es de algodón con elastano y estira. Luego la otra, la cadera y... ¡la cremallera y el botón, cerrados!
Sale de la tienda con subidón: "¡Me he metido en una 36!". Aunque asomaban un poco las lorzas... Con ánimo optimista, pasa por delante de los puestos preparados para La Noche de los Libros, pero evita la tentación: sólo va pendiente de la ropa. Cruza la Gran Vía y entra en Zara. En las perchas, de la talla 36 a la 44. Se prueba una blusa de rayas azules. La talla L le queda bien, un poco suelta. La M le queda bien, un poco justa. ¿Dónde está la talla LL?
Luego, un pantalón de algodón blanco. Entra en la 38, aunque se salen las mollitas. ¿Mejor en la 40? La pierna queda ajustada, pero en la cintura caben ella y una amiga. En otro parecido, con cadenas y botones dorados, la 40 le queda casi perfecta y la 38 ni le abrocha. ¿Existe la talla 39? En la segunda planta, una blusa blanca sin mangas. La M, perfecta; la L, floja. En un probador adjunto escucha: "Me lo llevo porque voy a adelgazar, vaya si voy a adelgazar". Siente un escalofrío, aunque en los probadores suele hacer mucho calor.
Calle de Preciados. Establecimiento de Cortefiel para ropa de mujer. Público mayor, de diferentes hechuras. En las perchas, de la 38 a la 50. Pregunta a la dependienta: "Usted, la 40". Clavada. Se prueba un pantalón rojo suelto, otro blanco ajustado y una blusa. En todo, la 40 queda como hecha a medida. "Soy la 40", concluye, aliviada por la coherencia. Camina hasta la calle del Arenal. Tienda de Mango, chicas jóvenes y maduras, tallas de la 36 a la 44. Se prueba la L y la M de una camisa de algodón. Ambas tiran en los hombros... y quedan igual. Pantalón tobillero blanco ajustado: en la 38, no entra; en la 40, le sobra en la cintura/cadera. Pantalón marrón largo: la 38, perfecta. La 40, se le cae en la cintura. No sabe quién es.
En Sfera, de Induyco (El Corte Inglés), una blusa blanca de algodón sin mangas: en la 38 no entra, la 40 le queda perfecta. Otra, de ramio y manga larga: la 40, grande y la 38, muy bien. Un pantalón pirata negro, de la 40 y la 42, a indicación de la dependienta. Ambos le quedan casi igual, más cómodo la 42. Un pantalón blanco de rayas. La 42 sobra, la 38 no entra.
Avanza un poco y se mete en Pimkie, una cadena para ropa muy joven, de Francia, donde se unificaron las tallas en los ochenta. Todo lo que se prueba de la 38 le queda bien. Antes de que cierren, a las 20.30, entra en una de las clásicas tiendas de Preciados. Una blusa de la 44 le queda grande y unas bermudas de la 42, perfectas, más que ninguna. "Es que usted es la 42", le dice la encargada.
Cruza la acera y se mete en El Corte Inglés. En la planta de señoras, un pantalón y una blusa de la 40, perfectos. En la de jóvenes, unas bermudas, también la 40, justitas. Casi segura, termina por una camisa sin mangas... la 40 es pequeña. "Va a ser la 42", indica la dependienta. De nuevo, la duda: "¿Qué talla soy?".
En Gran Vía ha comenzado La Noche de los Libros. Se compra cinco, de bolsillo, con un 10% de descuento, todos de Paul Auster. Todos, de su talla.
Soluciones al misterio
"Nuestra talla 42, que diseñamos de forma que casi no hay que hacer retoques, la encontramos en la calle como 38". Lo dice Silvia Rufat, directora de Salidas Profesionales de la Escuela superior de Diseño y Moda Felicidad Duce, fundada en Barcelona en 1928 y que tiene 600 alumnos al año. Para el tema de las tallas, existe una norma, la EN/13402 de 2002, que establece como medidas principales el contorno de pecho y cintura, y como secundarias, la altura de cintura o la longitud de brazos, aunque no es de obligado cumplimiento. "Nosotros trabajamos un sistema propio de patronaje", explica Rufat. "Nuestros alumnos", continúa, "se colocan para trabajar en las mejores firmas, pero luego se tienen que adaptar a sus sistemas de trabajo".
En la mayoría de las empresas consultadas no pudieron explicar cómo se calculan las tallas. En algunas, porque los especialistas en patronaje ya no estaban. En otras, porque de este tema ya no van a hacer comentarios "hasta que el ministerio dé los siguientes pasos". Uno de ellos es la realización de un estudio antropométrico de la figura de la mujer española, cuyos parámetros están todavía pendientes de fijar, como informa un portavoz de la Dirección General de Consumo. "Oye, en unos pantalones me sirve la 36 y en otros la 40 me queda pequeña", comenta la mujer a una dependienta. "Bueno, es que cambia de un modelo a otro; lo mejor es probárselos", le contesta. "Las etiquetas de talla recogen las medidas que determinan el perímetro de la cintura o pecho de una prenda", explican desde Induyco: "Un mismo tipo de prenda puede tener una etiqueta de talla 40 y no coincidir en sus medidas perimetrales de cintura con otra de la misma tienda o marca. Ello es debido al factor tejido, línea o diseño que tenga cada una".
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