Desnudos por los 'cubos' de Moneo
El fotógrafo Spencer Tunick reúne en San Sebastián a 1.200 personas en su segundo montaje de multitudes sin ropa en España
La foto del día era evidente: más de un millar de personas desnudas en la donostiarra playa de La Zurriola o apelotonadas en el interior de los cubos del Palacio Kursaal que diseñó el arquitecto Rafael Moneo. En cambio, la frase del día la pronunció, a voz en grito, una componente de la organización: "Va a salir la gente desnuda; sacad a los mirones de la playa". En realidad, los fisgones se podían contar con los dedos de una mano. El fotógrafo estadounidense Spencer Tunick pudo trabajar a sus anchas en San Sebastián. Tuvo los cubos del Kursaal y la playa a su entera disposición durante las cuatro horas de sesión fotográfica, la segunda de estas características que realiza en España tras su trabajo en Barcelona en 2003, donde congregó a 6.997 personas sin ropa en Montjuïc.
Tunick improvisó en el último momento una imagen de parejas en posturas eróticas
A Tunick le habían advertido con insistencia de que el talante pudoroso de los donostiarras iba a hacer imposible repetir una instalación tan multitudinaria. Por eso, el jueves dijo que se conformaba con 300 personas para crear "una reunión de fantasía". Finalmente, la organización cifró en 1.200 el número de voluntarios. "Los vascos han demostrado que no tienen nada de tímidos", declaró el artista al término de su trabajo. La presencia de hombres fue muy superior a la de mujeres. Aunque de todas las edades, incluido algún bebé, una embarazada y varios abuelos, la mayoría tenía entre 30 y 50 años, y su procedencia era muy diversa.
Megáfono en mano, Tunick comenzó la faena agrupando a los participantes en el foyer del auditorio, donde fueron fotografiados de frente, de espaldas y desparramados por el suelo, creando un efecto de cuerpos inertes.
En ese momento se produjo una tentativa muy seria de plante a cargo de la prensa acreditada. Ocurrió cuando Tunick permitió que las cámaras tomasen imágenes dentro del edificio, pero sólo dejó que los reporteros se asomaran a un estrecho pasillo desde el que apenas se podía ver a los protagonistas. La revuelta no prosperó; se quedó en una airada protesta. El artista se ganó así la antipatía de los periodistas, a quienes reprendió con "muy malos modales" y se dirigió de forma "irrespetuosa", como reconoció una destacada representante de la Fundación Ordóñez-Falcón de Fotografía, entidad organizadora de este evento cultural.
Ajenos al conato de insumisión, los voluntarios, en cuanto notaron la presencia de los periodistas, comenzaron a corear "la prensa, en pelotas". La consigna no encontró la respuesta deseada, salvo la de dos reporteros del programa de Tele 5 Caiga quien caiga, que no dudaron en quitarse la vestimenta, lo que les valió una sonora ovación.
La segunda parte del trabajo se desarrolló en la playa. Tunick fotografió a los nudistas con el mar al fondo y una treintena de surfistas despreocupados de las olas. Como cierre, improvisó una sesión en las rocas sólo para parejas, a las que ordenó que adoptaran actitudes eróticas.
Todos los participantes destacaron el carácter festivo y divertido de esta experiencia. Y Tunick, ya en tono amable, reconoció al final que fue un "éxito".
Babelia
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