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La policía mantiene abierta la operación que dio lugar a la detención de Provenzano

Detenidos en la ciudad siciliana de Corleone tres subordinados del máximo jefe de la Mafia

Guillermo Altares

Cuando los helicópteros comenzaron a sobrevolar Corleone, los habitantes de esta localidad siciliana supieron que algo importante ocurría. Rápidamente los rumores empezaron a correr por las estrechas y empinadas calles de esta ciudad, cansada de ser identificada con la Mafia. "L'hanno preso" ("Lo han capturado"): no hacía falta decir de quién se trataba. Tras 43 años de fuga, el capo dei capi, el jefe de la Mafia siciliana, Bernardo Provenzano, había sido capturado en una granja a sólo unos kilómetros del pueblo, donde vivía "como un pastor".

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Un mafioso de otros tiempos

Tres personas más fueron detenidas ayer dentro de una operación policial que todavía seguía en marcha. Se trata de tres habitantes de Corleone que llevaban al jefe provisiones, ropa y, sobre todo, recados, los pizzini, los papelitos con los que se comunicaba con el mundo exterior. "Le hacían llegar paquetes y le daban asistencia logística", indicó el jefe de la división móvil de la policía de Palermo, Giuseppe Gualtieri. Se trata del pastor Bernardo Riina y de Calogero y Giuseppe Lo Bue, padre e hijo. No se trata, en cualquier caso, de dirigentes mafiosos, sino de humildes soldados. Provenzano fue trasladado a una prisión de alta seguridad, lejos de Sicilia.

Bajo un cielo nublado, Corleone, donde han vivido la mujer y los hijos del capo mafioso durante su larga fuga, se preparaba ayer para la Semana Santa, ajeno al imprevisto movimiento que había generado la captura de Provenzano. Los hombres, todos con gorra, contemplaban el constante trasiego sentados en la plaza principal de la localidad, construida sobre la falda de una ladera. Como ocurre en tantos lugares de Sicilia, la localidad de 12.000 habitantes ha sido afeada por las construcciones modernas de varios pisos, tiradas por todas partes y mucho más visibles que las tradicionales viviendas de piedra de una sola planta. No se puede olvidar que el cemento ha sido uno de los negocios que más beneficios han reportado a Cosa Nostra.

Un equipo de expertos de la policía científica italiana analizaba minuciosamente el lugar donde fue detenido Provenzano, en busca de huellas e indicios, aunque es más que posible que un fugitivo tan experto haya dejado muy pocos rastros que permitan tirar del hilo en busca de su red. Más cómodo que el escondrijo que sirvió de refugio a Sadam Husein en Irak, el caserío no es desde luego la vivienda en la que las fuerzas de seguridad esperaban encontrar a uno de los hombres más poderosos del crimen organizado.

Máquina de ricota

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Se trata de dos casuchas, situadas en una zona agreste conocida como Montagna dei Cavalli. En una dormía y estaban el cuarto de baño y la cocina (mejor dicho, una habitación con un hornillo); en la otra tenía su despacho y una máquina para hacer la ricota, el queso blanco siciliano muy similar al requesón. De hecho, tras la detención, la policía descubrió varios recipientes con ricota recién hecha en el Seat Panda de Giovanni Marino, el pastor que albergaba al capo mafioso.

Provenzano, que inmediatamente después de su captura fue llevado a Palermo, durmió anoche en una prisión de alta seguridad de Terni, en el centro de Italia. Sus movimientos eran controlados en todo momento y se encontraba aislado. Como corresponde a un mafioso de otros tiempos, el capo se ha negado a declarar. "Bernardo Provenzano no ha dado ninguna señal de que tenga la intención de ponerse a hablar, ha mostrado una extrema compostura", ha declarado el jefe de la Dirección Anticriminal Central de la Policía, Gilberto Calderozzi.

Muchos interrogantes en torno a la captura de un hombre que llevaba 43 años huyendo de la justicia y que, por lo menos en los últimos tiempos, parecía que se le estaba buscando en serio, seguían abiertos. Sobre todo uno: ¿Por qué ahora? Las primeras declaraciones de los jueces, fiscales y policías que han dirigido la operación parecían indicar que la respuesta era la más sencilla de todas: ha sido capturado en el momento en que su escondite ha sido localizado.

"Hasta el último momento no teníamos la certeza de que Provenzano se encontrase en el caserío", ha explicado el fiscal nacional antimafia, Piero Grasso, a la cadena de televisión La 7. "Una serie de pequeños indicios son los que nos han llevado a esperar que el capo se escondiese allí; pero no teníamos ninguna certeza hasta el martes por la mañana", agregó Grasso.

Uno de los fiscales antimafia de Palermo, Michele Prestipino, aseguró, por su parte, que en enero de 2005 "se rompió la red" que protegía a Provenzano y que desde entonces han ido estrechando el cerco en torno al capo de los capos. "Había regresado a Corleone hace bastante tiempo, seguramente a finales del año 2004", añadió Prestipino, quien cree que la mayor parte de estos 43 años de fuga los ha pasado en los alrededores de la provincia de Palermo.

Vista aérea de la casa donde se ocultaba el jefe de La Mafia, Bernardo Provenzano.
Vista aérea de la casa donde se ocultaba el jefe de La Mafia, Bernardo Provenzano.EFE

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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