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Industria tiene más de 36 millones en avales de las 52 canteras vascas

El depósito es obligatorio para asegurar la regeneración ambiental

La consejería de Industria tiene más de 36 millones de euros en avales de las 52 canteras en activo existentes en Euskadi. Este requisito es obligatorio desde 2000 cuando el Gobierno aprobó un decreto, cuyo objetivo es asegurar la restauración de las explotaciones cuando se acaba su actividad. Industria afirma que el sector está ya regularizado y que la actividad existente en otras 100 canteras es principalmente para investigación.

Han tenido que pasar más de 20 años para que este sector se adapte a la ley, ya que en 1984 se aprobó una normativa con el fin de que todas las canteras dispongan de un plan de restauración para garantizar la recuperación ambiental de las zonas afectadas. Sin embargo, hasta finales de los noventa muchas ni siquiera tenían el proyecto de explotación, que regula la actividad extractiva, el plazo concedido o las técnicas empleadas. Esta carencia persistió hasta 2000, cuando, según los datos del Gobierno, las canteras en activo dispusieron ya del plan de explotación.

Fue en ese año cuando se aprobó un decreto que obligaba a acometer proyectos de restauración al tiempo que la explotación, con la amenaza del cierre para las empresas que incumplieran la normativa. La normativa incluía la necesidad de un aval por parte de la compañía que explota cada cantera por importe del 80% del presupuesto de restauración. El Ejecutivo señala que para mediados de 2005 todas las explotaciones contaban ya con sus planes de restauración, lo que cumplía el decreto aprobado en 2000.

Un millón de media

Actualmente, el Departamento de Industria controla más de 36 millones en avales procedentes de las 52 canteras, casi todas destinadas a la extracción de áridos para su uso en la industria o la transformación en cal, cemento y hormigón. El aval se actualiza cada cuatro años y se puede devolver "en función de lo que se haya restaurado", afirma Jesús Jospedal, jefe del Servicio de Minas y Medio Ambiente de la consejería. La cantidad media por explotación es de un millón de euros aunque las que requieren menor restauración tienen depositadas cantidades en torno a los 150.000 euros. La nueva regulación permite que la regeneración ambiental se acometa mientras continúa la actividad extractiva. Por eso es habitual que ahora las explotaciones regeneren la parte superior de las canteras y trabajen en las zonas inferiores.

Industria ha señalado que, además de las 52 activas, hay otras 100 canteras que no disponen de estos planes de restauración. Pero las considera inactivas: entre 60 y 70 casos se trata de los llamados permisos de investigación. "Se investiga si hay recursos para la explotación. Y si es así entonces se iniciaría la tramitación del proyecto de explotación, restauración y la declaración de impacto. Luego quedan los trámites urbanísticos y el municipal. Debe cumplir todo eso para abrirse como cantera", explica Jospedal.

A estas explotaciones con permiso de investigación, se unen antiguas concesiones cuyo permiso no está caducado aunque lleven 20 años paradas. "Es porque los propietarios tenían otras canteras. Pero para volver a abrir tendrían que pasar por toda la tramitación".

El jefe de Minas asegura que el sector "está ahora regularizado" y que la situación es muy diferente a la de hace una década. "Los problemas del polvo que se generaban han desaparecido. Tenemos canteras como la de Errigoiti, donde se ha construido un túnel de 200 metros por el que se evacua el material y ya no se voltea desde los niveles". Incluso también hay explotaciones que están trabajando en proseguir la actividad de forma subterránea, como el caso de la de Kanpanzar, en Mondragón, que se encuentra en fase de experimentación.

Gran parte de las 52 canteras activas han renovado en los últimos años sus concesiones de explotación. En concreto, 39 tendrán la autorización hasta 2030, que podría prorrogarse dos veces más y llegar hasta 2090. "Pero esa ampliación no será posiblemente técnicamente, porque bien no hay piedra para extraer, entrarían en zonas de parques o tendrían problemas medioambientales", explica el jefe de Minas.

El Departamento de Industria calcula que hay cerca de 1.500 canteras y minas abandonadas, aunque los datos proceden de un inventario realizado en 1996. La mayoría son de reducidas dimensiones.

La última abierta

En Euskadi no se abre una cantera desde hace 12 años: la de Apario, puesta en marcha por Canteras Lemona para desarrollar su actividad industrial. Tras ésta, hay que mirar otros seis años más para atrás para encontrarse con otras explotaciones abiertas. El Gobierno carece de un plan que regule la apertura de nuevas expotaciones, pese a que es un asunto pendiente desde 1992.

Hace casi un mes el Parlamento aprobó una resolución que insta al Ejecutivo a la elaboración de este plan, que debería estar realizado en un plazo de dos años. Además, debe existir una dotación económica en los presupuestos para cubrir los costas de recuperación de las canteras que han sido abandonadas sin aval de restauración. El PSE, que llevó este asunto en la Cámara, ha censurado la concentración de las canteras en varias comarcas vizcaínas y guipuzcoanas y ha defendido evitar la ubicación en parques naturales o junto a ellos, como ocurre en la actualidad.

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