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Crónica:CRÓNICA EN VERDE
Crónica
Texto informativo con interpretación

La energía viva

La biomasa disponible en Andalucía equivale a tres millones de toneladas de petróleo al año

Dentro de las energías renovables, la biomasa constituye una de las opciones con mayor proyección de futuro en Andalucía. La suma de todos los residuos vegetales, ganaderos o cultivos energéticos susceptibles de producir energía eléctrica o térmica, arroja un potencial equivalente a más de tres millones de toneladas de petróleo al año, suficientes para cubrir alrededor del 20 % de la demanda energética de la región. Aún así, la biomasa no termina de despegar como alternativa a la excesiva dependencia de los hidrocarburos.

La biomasa, que agrupa un extenso catálogo de residuos agrícolas, forestales y ganaderos, junto a cultivos energéticos (girasol, colza o remolacha) y desechos biodegradables como los que se generan en las plantas de depuración de aguas residuales, constituye un recurso energético de primer orden, cuyo potencial en Andalucía equivale a más de tres millones de toneladas de petróleo al año.

Este recurso se viene aprovechando desde hace décadas en la región, aunque inicialmente se recurriera a métodos más o menos artesanales para obtener energía de la biomasa disponible. Este panorama comenzó a cambiar hace ya algunos años, cuando se instalaron las primeras plantas industriales capaces de producir energía eléctrica o térmica a partir de residuos tan abundantes como el orujillo procedente de las almazaras, la cáscara de almendra, los residuos de la manufactura del algodón y el corcho, o los bagazos de la caña de azúcar.

En la actualidad, y según datos de la Agencia Andaluza de la Energía, la biomasa proporciona, en forma de energía térmica, más de 550.000 toneladas equivalentes de petróleo al año y, de acuerdo a las previsiones del Plan Energético de Andalucía (PLEAN), a finales de este año se estarán rozando las 650.000 toneladas.

En lo que se refiere a la producción de electricidad, en el año 2000 se obtenían de este recurso renovable unos 51 megavatios, cantidad que, cuatro años después, rebasaba ya los 115 megavatios. A comienzos de 2007 se espera que la potencia total instalada para la producción eléctrica a partir de biomasa alcance los 250 megavatios.

Al mismo tiempo, ha comenzado el despegue de los biocarburantes, de los que ya existe una planta de producción con una capacidad de 36.000 toneladas equivalentes de petróleo al año, y se han proyectado otras seis plantas que permitirán incrementar la fabricación de estos combustibles ecológicos hasta las 235.000 toneladas equivalentes de petróleo al año.

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A pesar de este clima, en apariencia favorable, la biomasa no termina de despegar como alternativa energética. La logística necesaria para utilizar, de manera rentable, este combustible sigue sin estar resuelta y, además, la tarifa con la que se remunera la producción de energía utilizando este recurso renovable es tan baja que buena parte de los residuos agrícolas que podrían destinarse a este fin se están vendiendo, a mejores precios, en los mercados extranjeros. En estas circunstancias, hay plantas en Andalucía que, ya construidas, ni siquiera pueden funcionar por falta de materia prima.

Iniciativa mixta

El problema, al menos en parte, podría solucionarse con el esfuerzo integrado de diferentes administraciones públicas y empresas privadas, fórmula que, a mediados de marzo, se concretó con la constitución de la Sociedad de Valorización de la Biomasa de Andalucía, puesta en marcha por las consejerías de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca, e Innovación, Ciencia y Empresa, y a la que también se han incorporado las principales firmas del sector (Greencell, Valoriza Energía, Gamesa Energía, CGC Gestión de Biomasa, Ibersilva e Inerco).

De acuerdo a la información facilitada por la Junta de Andalucía, la nueva sociedad incluye entre sus objetivos prioritarios "el impulso de los cultivos energéticos, a través de la realización de experiencias encaminadas a su implantación en Andalucía".

Este empeño coincide con las demandas del propio sector primario, como ha precisado la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), colectivo que "por razones medioambientales, económicas y sociales, está apostando por los cultivos bioenergéticos como alternativa a las producciones agrarias tradicionales".

Precisamente por esta razón, Asaja lamenta que no se haya invitado a participar en esta iniciativa "a los productores de materia prima: los agricultores, los ganaderos y los empresarios forestales". Además, los esfuerzos en esta dirección serán inútiles, señala este colectivo, "si el sector público y privado no colaboran para lograr que los precios que se paguen a los productores sean justos y para evitar que la materia prima proceda de terceros países".

La Sociedad de Valorización de la Biomasa de Andalucía también trabajará en el "desarrollo de nuevas tecnologías para la obtención, transporte, almacenamiento y tratamiento de la biomasa, lo que permitirá una mejora en la logística del sector". Se trata, en definitiva, de mejorar la gestión de esta materia prima en todas las fases de transformación necesarias para convertirla en un combustible aprovechable, desde su recogida, picado y cribado, hasta su empacado, transporte, secado y almacenamiento.

Además de generar un recurso valioso y escaso en la región, como es la energía, la puesta en valor de la biomasa servirá para reducir el impacto ambiental originado a partir de la quema generalizada, y sin apenas control, de los residuos agrícolas y forestales. Asimismo, impulsará el desarrollo de nuevas actividades económicas en zonas rurales en donde hay que evitar el éxodo de la población.

sandoval@arrakis.es

Quemando residuos

Desde que en 2005 la Agencia Andaluza de la Energía puso en marcha un programa de incentivos para el desarrollo energético sostenible se han multiplicado los proyectos que, al amparo de estas ayudas, plantean el uso de energías renovables y, en particular, de la biomasa.

Una de las últimas iniciativas apoyadas económicamente por la agencia tiene como protagonista a la empresa Inerco, que desarrolla en Alcalá de Guadaira (Sevilla) una tecnología innovadora para la elaboración de gas combustible a partir de residuos de la industria olivarera (pellets de orujillo y restos de poda).

Esta planta de gasificación es capaz de generar la energía necesaria para producir unos 2.000 kilogramos/hora de agua sobrecalentada a 120 grados, elemento que se aprovecha en un proceso industrial y supone el ahorro de importantes cantidades de combustibles derivados del petróleo. Suponiendo una actividad de 7.500 horas al año, esta planta para el aprovechamiento de la biomasa es capaz de ahorrar el equivalente a la energía que se consume en unos 620 hogares y aprovecha residuos que, de otra manera, tendrían que eliminar los agricultores con el consiguiente gasto.

Otras aplicaciones en marcha, aún más llamativas, tienen como beneficiarios a los propios ciudadanos, como es el caso de la piscina municipal climatizada de Cazorla (Jaén), donde el agua caliente se obtiene gracias a una caldera alimentada con huesos de aceituna. Si el combustible fuera gasoil el gasto por hora de funcionamiento rondaría los 30 euros, mientras que los residuos del olivar apenas suponen un gasto de 10 euros. En los doce meses que lleva funcionando, esta caldera ecológica ha proporcionado un ahorro global de más de 25.000 euros.

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