Campofrío, con sabor americano
La familia Ballvé reduce su participación mientras gana peso la cárnica Smithfield
Campofrío, empresa líder en el sector cárnico, tiene cada día más sabor americano. Mientras los hermanos Pedro y Fernando Ballvé negocian el control de Telepizza, el socio norteamericano en el grupo, la cárnica Smithfiel, ha seguido incrementando en los últimos tiempos su participación en el accionariado hasta rozar el 25%.
Con empresas de grupo español, los americanos han ganado presencia, tanto en EE UU como en el Este, con la compra de Morliny en Polonia
En Estados Unidos, los responsables del grupo multinacional han señalado estar a gusto en la empresa española sin necesidad e intenciones de ir a una Oferta Pública de Acciones (OPA). Los americanos han señalado su aprobación a la política de sus actuales gestores en manos de Pedro Ballvé como presidente y no contemplan la posibilidad de cambiar su actual situación. Por su parte, los hermanos Pedro y Fernando Ballvé mantienen su decisión de seguir en la empresa y rechazaron los rumores sobre la salida y venta de sus acciones. En todo caso, la presentación de una OPA que supusiera un vuelco a la actual situación del accionariado es una posibilidad imposible de descartar. A pesar de estas versiones, todo parece indicar que, al margen del jamón, algo se está cociendo en el seno de Campofrío.
La españolidad del actual primer grupo cárnico español y cerrar el paso a la entrada en España de una multinacional que se pudiera hacer con el control del sector han constituido dos de los objetivos más importantes en las últimas décadas de los actuales gestores del grupo. Los resultados hasta la fecha de ambas estrategias confirman que, por el contrario, no se ha logrado ninguno de los objetivos.
Desde la perspectiva del accionariado y en defensa de la españolidad del grupo, fue su presidente Pedro Ballvé quien a mediados de la década de los ochenta recompró el 50% de la empresa a la multinacional americana Betrice Foods en una operación que los financieros calificaban como de libro. Sin embargo, en 1997, la empresa burgalesa pasaba a tener en su seno al grupo alimentario norteamericano Hormel con el 21% de su accionariado. Pero, todo volvió a quedar en manos de un grupo norteamericano. En 2004, ante la decisición de Hormel de abandonar la sociedad, las acciones de la empresa fueron adquiridas por la primera multinacional en el sector de la carne de porcino, la también norteamericana Smithfield. Directamente y a través de un fondo de inversión se hizo inicialmente con el 22,4% de las acciones de la sociedad. El rival se metió en casa.
Movimientos accionariale s
A partir de esa fecha, el grupo ha sido escenario de un fuerte movimiento accionarial que en su conjunto y como dato más importante ha supuesto reducir la presencia de la familia Ballvé al 21,9%, propiedad de los hermanos Pedro y Fernando, frente a más del 30% que controlaban la familia en su conjunto hace varios años. Las hermanas Carmen y María José se desprendieron del 7% del accionariado, mientras los responsables del viejo grupo Navidul rebajaron su participación del 10,7 al 7,3%. Frente a estas salidas, el grupo ha ido experimentado una avalancha de nuevos accionistas desde entidades financieras y fondos de inversión, como el irlandés QMC, con el 4,3%; Centaurus, con el 4,23%, del ReinoUnido; Corporación Andaluza de Rentas o las cajas Salamanca y Municipal de Burgos. Todo ello junto a las compras en pequeña escala del propio grupo cárnico Smithfield hasta acercarse al 25%. Consecuencia de todo ello, en la empresa cárnica no hay un grupo accionista dominante y los propios americanos disponen directamente de un peso más elevado que los propietarios históricos del grupo sin contar con los fondos extranjeros.
En lo que afecta a la política para frenar el desembarco de un grupo multinacional en España, los responsables de Campofrío hicieron una fuerte apuesta en 2000 con la compra de casi una sola tacada de dos de las empresas nacionales más importantes en el sector, Navidul y Oscar Mayer. Esto supuso para el grupo un endeudamiento en aquel momento de unos 50.000 millones de pesetas de los de entonces. El presidente de Campofrío, Pedro Ballvé, justificó en aquel momento aquella decisión como la única salida para cerrar el paso en España a la entrada de otras multinacionales en el sector de la carne y, concretamente, al grupo Sara Lee.
La evolución y los resultados del grupo en los años posteriores ponen sin embargo muchas sombras sobre la oportunidad de esa estrategia. Las compras generaron más volumen de ventas y cuota de mercado, pero también importantes ajustes en el grupo. La empresa cárnica tuvo que dejar su actividad en países como Argentina, México, República Dominicana o Filipinas. En España se desprendió de la empresa Primayor en carnes frescas que fue adquirida por Proinserga. Todo ello se tradujo en rebajar la facturación de 1.300 a menos de 1.000 millones de euros. Frente al empeño del grupo de evitar el desembarco en España de una gran multinacional en el sector, la realidad es que Campofrío ha pasado a tener en su propia casa al líder mundial en el sector del porcino.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.