El teatro toma los escenarios y las calles de Bogotá

Como cada dos años en esta época, el teatro toma la capital de Colombia. Salas, parques, coliseos se han convertido desde ayer en escenarios donde, durante las próximas dos semanas, se verán 600 funciones. En total, 205 compañías de 40 países participan en el X Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá. Las tres hermanas, de Chéjov, a cargo del Festival Chéjov, abrió ayer el certamen, que este año tiene a Rusia como país invitado. Se espera que la asistencia supere los 2,5 millones de personas de hace dos años.

Entre la representación española destacan los montajes de Hamlet y La tempestad, de Shakespeare, dirigidos por Lluís Pasqual, uno de los grandes espectáculos del festival; la versión de Hernán Gené de Sobre Horacios y Curiacios, de Bertolt Brecht, del teatro de La Abadía, que dirige José Luis Gómez; Celeste Flora, de Juan García Larrondo, y los ballets flamencos de Eva Yerbabuena y Juan de Juan.

Una de las obras más vanguardistas de la programación es Babel, del Burgtheater de Austria, con textos de la controvertida premio Nobel Elfriede Jelinek. Es una propuesta multimedia que incluye títeres, actores, música.

De Latinoamérica destaca Villa-Villa, del grupo De la Guarda, con dirección de Pichón Baldinú, un show multisensorial para el cual el grupo tuvo que traer, desde Argentina, 40 toneladas de carga.

El dramaturgo Jorge Plata resalta la importancia que el festival de teatro de Bogotá, que se celebra cada dos años, ha tenido para el desarrollo del teatro nacional, pero critica que dentro del gran número de espectáculos cada vez hay más danza -22 compañías-, performances, "mucha parafernalia, grandes montajes".

Plata realizó adaptaciones de texto para La madre coraje del Teatro Libre de Bogotá, una de las coproducciones financiada por el festival. Desde 1996 se han financiado y estrenado 22 montajes. En la puesta en escena de esta obra de Brecht se refleja la cruda realidad del conflicto que vive Colombia. El Teatro Libre nació hace 34 años y tiene una escuela de actores desde hace 18. A pesar de que el festival es uno de los que más espectadores congrega en el mundo, su impacto en la formación de público alrededor no es evidente. Lo dice José Domingo Garzón, funcionario del Instituto de Cultura y Turismo de Bogotá. "Para el grueso de la población, teatro es sinónimo de Festival Iberoamericano. Hay cierta descortesía frente a los creadores que durante los 23 meses diferentes al festival hacen esta actividad", asegura.

Por eso, el Instituto promueve este año la campaña Bogotá distrito teatral. La idea es que, cuando baje el telón del Festival Iberoamericano, se haga visible el trabajo de 120 grupos profesionales de esta ciudad. Como ocurre desde hace cinco años, en estos mismos días, se realizará el Festival Alternativo de Teatro, organizado por la Corporación Colombiana de Teatro. "Nuestra divergencia con el Festival Iberoamericano es porque éste se ha ido transformando en un festival más volcado a lo europeo que a lo latinoamericano", explica Santiago García, director del teatro La Candelaria, uno de los más tradicionales del país, con 40 años de historia.