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Hasta Berlusconi evitó las salidas de pata de banco

El pulso francés-inglés en torno al uso de la lengua fue una nota de animación en una cumbre que defraudó las expectativas creadas por los choques verbales a propósito del patriotismo económico. Hasta Silvio Berlusconi evitó las salidas de pata de banco. "Aquí no hay noticias, salvo que ustedes quieran que declare la guerra a Francia", dijo el primer ministro italiano, en referencia a sus críticas al proteccionismo de París.

José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión, que el jueves recibió una tarta y un objeto decorativo de cristal de la presidencia austriaca por su 50º cumpleaños, discrepó de Berlusconi. "Dentro de 10 años, en la historia de la integración europea, ustedes dirán que la política de energía de Europa nació el 23 y el 24 de marzo de 2006", declaró el presidente, suscitando en la sala de prensa el murmullo descreído de quienes recordaban que en 2000 se prometió que en 2010 la UE tendría la economía más competitiva del mundo.

"Me sorprendió profundamente ver a un francés hablar inglés en el Consejo Europeo", manifestó ayer el presidente Chirac para explicar su abandono de la sala el día anterior, cuando el presidente de la patronal europea, el francés Ernest-Antoine Seillière, se expresó en inglés ante los líderes europeos. "No podemos crear el mundo del mañana sobre una lengua y una cultura".

El presidente francés se envolvió en la bandera de la multiculturalidad y la excepción cultural, que París ha hecho consustancial a su proyección exterior, para justificar su reacción cuando Seillière, "como representante de 20 millones de compañías en 39 organizaciones en 33 países", anunció que iba a hablar ante los líderes europeos "en inglés, la lengua de los negocios".

Lucha por la lengua

Chirac, muy serio y en un francés que da gusto escuchar, subrayó que Francia lucha por su lengua en todos los foros internacionales como cuestión "de interés nacional, pero también de la cultura y del diálogo de culturas, porque no podemos crear el mundo del mañana sobre una lengua y una cultura". París se bate con todos los medios por la pervivencia de la lengua de Molière en las instituciones europeas, ante el empuje del inglés.

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El gesto de protesta pasó desapercibido en la sala y sólo trascendió cuando un portavoz del Elíseo hizo correr la voz sobre el portazo presidencial. Un miembro de la delegación española dijo no haber notado nada extraordinario en la salida de Chirac. "Yo no me fijo cuando mis colegas se levantan para ir al servicio", explicó también el belga Guy Verhofstadt. Tony Blair respondió con una sonrisa cuando se le reclamó la opinión: "Obviamente, el inglés es la lengua de los negocios".

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