Lo bueno y lo malo
Todos los expertos coinciden en que estamos fallando en la prevención. En nuestras manos está cuidarnos. Ésta es una pequeña guía para el correcto mantenimiento del motor que nos da la vida.
Es beneficioso
Alimentación equilibrada. Comer varias piezas de fruta y verdura al día, pescado al menos dos veces por semana, carnes blancas mejor que rojas, alimentos bajos en grasas y limitar el consumo de bebidas alcohólicas. Y sobre todo mantener el equilibrio entre las calorías que se comen y las que se gastan.
Colesterol 'bueno'. Conviene mantener un alto nivel de lipoproteínas de alta densidad presentes en muchos alimentos, como el aceite de oliva y el vino, recomendados con moderación.
El poder de la soja. Es rica en fibra, ácidos grasos omega-3 y contiene todas las proteínas esenciales.
Mucha fibra. Mantiene estables los niveles de colesterol y ayuda a la pérdida de peso. Atención especial a legumbres, fruta, cereales, nueces y verduras.
Ácidos grasos. Omega-3 (en los aceites vegetales), omega-6 (en las semillas del lino, el maíz, las semillas de la soja y el aceite de canela) y omega-9 (que aporta el aceite de oliva).
Chocolate. Cuanto mayor sea el porcentaje de su pureza y menor su cantidad de grasas, mejor. Hay que tomarlo
con moderación por las grasas saturadas.
Sexo. Bueno para la circulación sanguínea y el humor de las mañanas, por la liberación de endorfinas.
Ejercicio moderado. Lo mejor que le puede pasar a un corazón es que trabaje. La actividad física no debe ser dolorosa ni difícil. Un máximo de 30 minutos al día son suficientes. Lo mejor, caminar todos los días.
Es perjudicial
Tabaco. Recientes estudios corroboran una conocida relación dosis-efecto: cada 10 cigarrillos es igual a un 18% de incremento de mortalidad en hombres y un 31% en mujeres. También demuestran un riesgo de muerte súbita cardiaca 10 veces superior en varones fumadores y un 4,5 en fumadoras.
Colesterol 'malo'. El exceso de lipoproteínas de baja densidad aumenta el riesgo de padecer acumulaciones de grasa en las arterias que pueden obstruir el flujo sanguíneo. Las grasas saturadas de la leche entera, la mantequilla y demás derivadas de animales suben los niveles de colesterol en sangre.
Estrés. Aumenta el riesgo de sufrir cardiopatías y sube la presión arterial. Si el sentido de la responsabilidad no llega al estrés, la pequeña ansiedad que provoca puede ser beneficiosa para la salud, manteniéndonos activos y autoexigentes. El problema lo provocan el agobio, la obsesión y la angustia.
Sedentarismo. La inactividad es uno de los peores enemigos del corazón y el cerebro. Desde la Fundación Española del Corazón recuerdan una campaña que se ha realizado en Estados Unidos para concienciar a los ciudadanos de los efectos beneficiosos que lleva aparejado caminar 10.000 pasos al día.
Exceso de sales y azúcares. Aunque ambos son beneficiosos en baja cantidad, el exceso hace peligrar la actividad coronaria.
Obesidad. Entre otros muchos peligros, aumenta el riesgo de padecer enfermedades coronarias y favorece el desarrollo de la diabetes.
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