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Reportaje:

¿Quién creó a Dolly?

El famoso autor de la primera clonación de un mamífero reconoce que otros hicieron la mayor parte del trabajo

Un abogado preguntó la pasada semana al científico británico Ian Wilmut, mundialmente famoso por la creación de Dolly, el primer mamífero clonado: "¿Se puede decir que la afirmación 'Yo no creé a Dolly' responde a la verdad?". Wilmut, sorprendentemente, dijo: "Sí". A partir de ahí, la historia saltó a los medios de comunicación del Reino Unido, que la han ampliado con numerosos detalles. No se trata, sin embargo, de un asunto ni siquiera parecido al fraude recientemente descubierto de otro veterinario, el coreano Hwang Woo-suk, sino de un reflejo del competitivo mundo de la investigación científica de alto nivel.

La afirmación de Wilmut se produjo en el curso de un juicio en Edimburgo, sin relación con Dolly, en el que el científico está acusado por otro investigador de maltratarle profesionalmente cuando lo tuvo a sus órdenes. En declaraciones posteriores ante el tribunal, Wilmut admitió que al menos el 66% del mérito de crear a Dolly corresponde a Keith Campbell, biólogo celular contratado por él en el Instituto Roslin, pero arguyó que él enseñó al equipo las técnicas de transferencia nuclear y coordinó el trabajo. Campbell figuró en último lugar entre los firmantes del artículo que presentó a Dolly en la revista Nature en 1997. Según el diario The Guardian, Campbell, que también ha tenido su parte de fama, abandonó el equipo en 1997 debido precisamente al excesivo protagonismo de Wilmut, que fue el primer firmante de aquel artículo. Ahora no ha querido hacer declaraciones sobre este asunto.

Pero todavía hay más protagonistas, que están contando su historia. Es el caso de Angelika Schieke, la segunda firmante del artículo, que era estudiante de doctorado en aquella época. Según ella, en declaraciones The Scientist, Wilmut obtuvo el protagonismo porque lo pidió y los demás coautores se lo concedieron durante una reunión, a pesar de que no reflejaba su contribución. Dos de los técnicos que hicieron el duro trabajo de manipulación de centenares de óvulos y células, cuyo único fruto fue Dolly, se han quejado igualmente de que su trabajo no ha sido suficientemente reconocido.

Wilmut ha obtenido recientemente el segundo permiso del Gobierno británico para clonar embriones humanos para derivar de ellos células madre, como director del nuevo Centro de Medicina Regenerativa de la Universidad de Edimburgo. El primer permiso lo obtuvo la Universidad de Newcastle, donde trabajaba el científico serbio Miodrag Stojkovic, que se ha trasladado este año al Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia. Según la prensa británica, los casos de Campbell y Stojkovic son parecidos, ya que éste último dejó Newcastle enfadado con su jefa, Alison Murdoch, por haber presentado precipitadamente en rueda de prensa en mayo de 2005 y haberse apropiado de gran parte del mérito del primer embrión humano clonado en Europa.

En The Scientist, Stojkovic ha criticado a Wilmut por figurar como primer autor, aunque ha reconocido que es una práctica habitual en los artículos científicos. El diario The Scotsman ha llegado incluso a sugerir que a Wilmut se le podría quitar el prestigioso premio alemán Paul Erlich, que le fue concedido el año pasado. Esta posibilidad ha sido desmentida por un portavoz de la fundación que otorga el galardón. Sin embargo, otros científicos se han puesto del lado de Wilmut y creen que no exageró su contribución, porque los jefes de equipo normalmente no hacen el trabajo en sí, sino que lo definen y dirigen, pero sin ellos no se lograrían los resultados buscados.

Dolly nació en julio de 1996 y fue sacrificada en febrero de 2003 debido a su mal estado de salud. Desde entonces, con la misma técnica, se han clonado numerosos mamíferos, el último de los cuales es el perro Snuppy, creado precisamente por Hwang.

Ian Wilmut, hace un año, cuando recibió el premio Paul Erlich.
Ian Wilmut, hace un año, cuando recibió el premio Paul Erlich.AP

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