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45 inmigrantes mueren ahogados en el naufragio de dos pateras que iban rumbo a Canarias

La labor de Marruecos contra la emigración irregular incita a las mafias a reorganizarse en Mauritania

Trágico fin de semana en aguas del Sáhara y Mauritania. Cuarenta y cinco inmigrantes, casi todos subsaharianos, fallecieron cerca de Dajla (Sáhara Occidental) y Nuadibú (Mauritania) en el hundimiento de dos pateras con las que intentaban alcanzar la costa canaria, según la Media Luna Roja. Los esfuerzos de Rabat en la lucha contra el tráfico de personas en los territorios que controla provocan un auge de la inmigración irregular de Libia hacia Italia -el embajador marroquí en Roma fue amonestado a finales de diciembre- y de Mauritania hacia Canarias. La mitad de los inmigrantes que desembarcaron en el archipiélago en los dos primeros meses de este año venían de Mauritania. El alargamiento de la travesía acrecienta el riesgo de naufragio.

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Llevaban dos días navegando y se encontraban al sur de Dajla, la antigua Villa Cisneros del Sáhara Occidental, cuando surgieron los primeros problemas. "Pidieron ayuda el viernes a un pesquero marroquí con el que se cruzaron y en la maniobra de aproximación el barco partió en dos" la embarcación de fortuna, relata Olga Martín, la delegada de Cruz Roja española en Mauritania.

Martín habla, a través de su teléfono móvil, desde una de las dos comisarías de Nuadibú (noroeste de Mauritania) dónde han sido reagrupados los 39 supervivientes de ambos naufragios.

En la primera de las dos tragedias hubo 23 muertos, pero 15 subsaharianos salieron con vida. Fueron rescatados por el pesquero que causó su desgracia junto con media docena de cadáveres y transportados hasta Nuadibú dónde atracaron el domingo.

Menos de 48 horas después se produjo el segundo naufragio. Esta vez fue al poco tiempo de zarpar, todavía en aguas de Nuadibú. 22 aspirantes a emigrar perecieron ahogados, pero una patrullera mauritana y miembros de una organización que se dedica al rescate de la foca monje lograron salvar a otros 24.

"Proceden sobre todo de Malí y de Guinea-Bissau, pero entre ellos hay también ciudadanos de Costa de Marfil, Gambia y Nigeria", señala Martín. "Han recibido atención médica primaria", precisa la delegada. Entre los náufragos hay también al menos un mauritano.

Salud satisfactoria

"Algunos padecen problemillas, por ejemplo oculares, por haber permanecido largo tiempo en el agua, pero su estado de salud no es alarmante", añade al teléfono Ahmedu Uld Haye, improvisado portavoz de la Media Luna Roja mauritana en Nuadibú.

La Media Luna ha establecido el balance de víctimas mortales en base a los testimonios de los supervivientes. El Ministerio del Interior español no tenía confirmación, al cierre de esta edición, de que se hubiesen producido ambos naufragios.

Las autoridades marroquíes emprendieron en serio, en noviembre de 2003, la lucha contra la inmigración irregular con la creación, por ejemplo, de una dirección en el Ministerio del Interior encargada de coordinarla. En octubre pasado redoblaron sus esfuerzos tras los asaltos de subsaharianos a las vallas que protegen Ceuta y Melilla.

El incremento de la presión marroquí ha tenido una doble consecuencia, al este y al sur de Marruecos. El flujo de inmigrantes que, procedentes de Libia, desembarcaron en las islas de Sicilia y Lampedusa se duplicó en los dos últimos meses de 2005, motivo por el cual el embajador marroquí en Roma, Tajeddin Baddu, fue convocado a finales de diciembre a instancias del ministro de Exteriores italiano, Gianfranco Fini.

Las trabas para poder zarpar del Sáhara Occidental y de la franja de Tarfaya han incitado a los traficantes a reorganizar su negocio en el noroeste de Mauritania. En los dos primeros meses de este año han llegado a Canarias el 42% de los 4.700 subsaharianos que desembarcaron en el archipiélago a lo largo de 2005. A juzgar por los testimonios de los inmigrantes irregulares más de la mitad de sus cayucos se echan al mar en la costa de Nuadibú.

"Son miles de personas las que esperan apostadas en las costas de ese país a la espera de poder embarcar en un cayuco rumbo a las islas", aseguró, a principios de mes, el delegado del Gobierno en Canarias, José Segura.

De confirmarse la tendencia constatada este invierno, 2006 será un mal año en el que el tráfico de personas entre la costa africana y el archipiélago aumentará y superará incluso al que se registra entre el norte de Marruecos y la Península.

Para tratar de evitarlo el Gobierno español, explicó José Segura a la prensa, ha iniciado un diálogo con Mauritania. El Estado mauritano es tan débil y el territorio tan vasto que difícilmente su colaboración puede aportar mejoras sustanciales, según fuentes diplomáticas.

Las arcas del régimen mauritano se van a llenar, sin embargo, rápidamente. El 24 de febrero, Mauritania empezó a extraer petróleo -unos 75.000 barriles al día- pero es poco probable que el Estado incluya entre sus prioridades la lucha contra la emigración irregular.

El grueso del esfuerzo recaerá, por tanto, sobre los países afectados por ese fenómeno entre los que España figura en primera fila. Por eso el ministro del Interior, José Antonio Alonso, presentó el 1 de marzo un primer proyecto europeo para combatir el tráfico de subsaharianos que prevé, entre otros aspectos, la puesta en pie de patrullas conjuntas de barcos españoles, pero en aguas de Mauritania.

Bautizado Sea Horse, el plan ha sido dotado por la UE con un modesto presupuesto de dos millones de euros. Se inspira, en buena medida, de los ejercicios que España lleva a cabo con Marruecos desde hace ya dos años.

El proyecto incluye la instalación de oficiales españoles de enlace en Nuabidú, mientras que los mauritanos destacarían también a sus hombres en Fuerteventura. Como con Marruecos, el objetivo consiste en intercambiar experiencias y, a la vez, comenzar un adiestramiento de los mauritanos para ayudarles a controlar sus fronteras marítimas.

La Guardia Civil impartirá también dos cursos sobre inmigración ilegal a los agentes policiales mauritanos, quienes recibirán además una formación más general sobre marinería, patronazgo de buques de patrulla y submarinismo.

Patrullas conjuntas

El último paso serán las patrullas conjuntas en barcos españoles con agentes mauritanos embarcados, así como la creación de una red fiable de intercambio de información, que se coordinará desde el Centro Regional de Vigilancia Marítima que se creará en Las Palmas. Las autoridades de Nuachot podrán entonces comunicar rápidamente si algún cayuco ha zarpado desde su costa rumbo a Canarias.

De los dos años de cooperación con Marruecos en este ámbito se pueden ya extraer algunas conclusiones. El patrullaje en común ha permitido conocerse mejor y agilizar la comunicación entre, por ejemplo, la Guardia Civil y la Gendarmería.

Los agentes del instituto armado han comprobado también de cerca el deficiente equipamiento de sus colegas marroquíes que se maravillan, por ejemplo, ante las gafas de visión nocturna que poseen los españoles.

Desde un punto de vista operativo inmediato las patrullas conjuntas no revisten, sin embargo, ninguna utilidad, según opinan agentes que participaron en ellas.

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