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La flota inicia la costera con mínimas capturas tras casi un año de veda

El mal tiempo ha dificultado la salida de los barcos en la primera semana de la temporada

Mikel Ormazabal

Los pescadores vascos han arrancado la campaña pesquera de primavera con pobres resultados, aunque es pronto aún para sacar conclusiones sobre el estado de la pesquería tras casi un año de veda, apuntan los arrantzales. La flota apenas ha podido faenar dos días, ya que el mal tiempo ha obligado a la mayoría a mantener los barcos amarrados a puerto. Las capturas de verdel han sido escasas y la anchoa no aparecerá hasta la segunda quincena de abril.

La primera semana ha sido en blanco. El mal tiempo ha desbaratado el inicio de la campaña pesquera en el Cantábrico. Pero esto no parece preocupar demasiado a los arrantzales. Los barcos que salieron el pasado martes en busca de verdel y anchoa volvieron con unas capturas ridículas. "Sólo trajeron 2.000 o 2.500 kilos, cuando lo normal suele ser unos 20.000 kilos por barco", asegura Igor Kanpandegi, responsable de la lonja de Hondarribia. Tres pescadores apoyados en los sotos del puerto charlan sosegadamente de lo suyo: el pescado, los aparejos, la dirección y fuerza del viento... Están convencidos de que la suerte cambiará: "Hay que ser optimista, nunca pesimista", dicen.

Viento sur y del oeste. En estas condiciones meteorológicas, la flota vasca no sale a pescar. La temporada comenzó el pasado lunes, pero los barcos sólo pudieron zarpar dos días. Desde el miércoles, salvo contadas excepciones, están amarrados en sus puertos a la espera de que el lunes afloje el viento. "Los pocos que han salido", señala José Mari Irigoien, presidente de la cofradía de Getaria, "han venido con un poco de verdel y sardina". Y se ha vendido al doble de su precio habitual, comenta Kanpandegi.

"El pescado está asustado". Norberto Emezabal, presidente de los pescadores de Hondarribia, considera que los arrastreros y los barcos pelágicos franceses que han estado faenando hasta hace poco tiempo han provocado que las especies hayan huido al fondo del mar, a profundidades donde no alcanzan los arrantzales con su artes de pesca, bien con redes de cerco o con anzuelo.

Estos días sin faenar vendrán bien para que el pescado regrese a la superficie. En ello confían los pescadores, que no quieren que vuelvan a repetirse los desastrosos resultados de 2005. Entonces, los 200 barcos del Cantábrico solamente capturaron 200.000 kilos de anchoa, lo que obligó a las autoridades comunitarias a decretar una veda para esta pesquería a partir del 13 de mayo del año pasado.

A la vista de la escasa población de anchoa, la UE redujo drásticamente las capturas máximas permitidas para éste año, que fijó en 5.000 toneladas (4.500 toneladas para España y el resto, para Francia). Los pelágicos franceses podrán faenar hasta el 31 de marzo, aunque volverán a hacerlo a partir del 1 de junio, mientras que la flota del Cantábrico lo hará de forma ininterrumpida hasta el 31 de mayo.

Levantada la prohibición, los pescadores tienen curiosidad por ver cómo se comporta la mar y confían en que la costera vuelva a ser lo que fue hasta no hace tantos años: "Para atacar a la anchoa tenemos que esperar hasta la segunda quincena de abril; hasta entonces no suele aparecer", explica Irigoien. Es difícil que a estas alturas del año los barcos descarguen anchoa. Primero rastrean la zona más próxima a la costa (a una hora en barco) para pescar verdel o caballa, una especie que antes era desechada por los arrantzales, pero que ahora tiene bastante aceptación entre los consumidores. No obstante, algunos barcos ya han conseguido llenar, aunque en cantidades poco significativas, algunas cajas de anchoa. A Kanpandegi le han llegado noticias de que en la zona de Santoña durante esta semana han descargado anchoa que después se ha vendido a 11,90 euros el kilo. Los arrantzales aguardan a que la mar les sea esta vez más amable y generosa que otras. No quieren que se repita lo del año pasado.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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