Lula recupera el terreno perdido por los escándalos
Las últimas encuestas otorgan al presidente de Brasil la victoria sobre el resto de los candidatos en las elecciones de octubre
Dice la analista política Tereza Crunivel, del diario O Globo, que Lula "debe estar riéndose por dentro de los que decían que estaba muerto y que no tenía posibilidad alguna de ser reelegido". Eso, porque los tres últimos sondeos nacionales reflejan un cambio de rumbo y dan a Lula la victoria sobre cualquiera de sus adversarios ya en la primera vuelta, a pesar de los escándalos de corrupción que han sacudido a su Gobierno y a su formación, el Partido de los Trabajadores (PT).
Las encuestas son claras. Lula tiene sólo un contrincante que podría ganarle las elecciones: José Serra, actual alcalde de la gran São Paulo (20 millones de habitantes), del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, que fue el que le disputó la presidencia en la segunda vuelta de 2002. Hasta ayer, Serra empataba en los sondeos con Lula en primera vuelta y le ganaba ampliamente en segunda. En la última encuesta de Datafolha, Lula, con un 39%, ganaría por ocho puntos a Serra (31%).
¿Todo decidido, pues? No. La campaña las elecciones de octubre comienza en agosto. Ahora Lula, no siendo aún oficialmente candidato -pues tiene de margen hasta junio para decidirse-, es en realidad el único candidato en campaña electoral, llegando a visitar seis Estados en dos días y a reinaugurar un aeropuerto que ya había inaugurado. Por eso la oposición tiene prisa por decidir el contrincante de Lula.
La oposición tiene dificultades, porque el PSDB tiene dos precandidatos: Serra y el gobernador de São Paulo, Gerardo Alckmin, cercano al Opus Dei, gran administrador, serio y bien considerado por la opinión pública, aunque con poco carisma. Serra, que militó en los movimientos estudiantiles revolucionarios de corte católico, es el preferido de Cardoso.
La pregunta que se hace la clase media que, según los sondeos, ha abandonado en masa a Lula, es por qué el presidente ha vuelto a resurgir de las cenizas. Las explicaciones son muchas: la gente se ha cansado de tanta información sobre la corrupción que, por deseos de la oposición, que quería evitar la desestabilización, no llegó a alcanzar al presidente. Según los juristas, había motivos suficientes para plantear el procedimiento de destitución de Lula, sobre todo porque era imposible que "no supiera nada" de los escándalos de su partido. Éste perdió a toda la cúpula, y Lula, a medio Gobierno.
Gasto público
Otra de las explicaciones es que Lula, mientras permitió enriquecerse a las élites financieras, dejando dispararse la Bolsa y sin controlar los intereses, los más altos del mundo, al mismo tiempo dejó crecer el gasto público, repartió "ayuda asistencial" de unos 30 euros a cerca de nueve millones de hogares, aumentó el sueldo base en 20 euros y permitió un crédito fácil para los pensionistas.
El gran problema, sin embargo, podría llegarle a Lula precisamente de lo que, a los ojos del exterior, mejor le iba: la economía. La oposición ha vuelto a levantar cabeza con la noticia, que cayó como una bomba en el Gobierno en vísperas del carnaval, de que el crecimiento del PIB de Brasil, de 2,3%, ha sido el menor de América Latina, sólo por encima de Haití. ¿Cómo es posible, se preguntan,que un país rico como Brasil haya crecido en coyuntura favorable la mitad de la media de América Latina? Eso es lo que Lula tendrá que explicar en la campaña, además de defenderse de los escándalos de corrupción, que están siendo motivo de las ironías de las peñas carnavalescas.
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