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La corrupción en el negocio petrolero en Irak contribuye a financiar la insurgencia

El Gobierno cree que los rebeldes logran el 50% del beneficio del contrabando de crudo

Funcionarios iraquíes y estadounidenses aseguran haber observado ejemplos inquietantes de corrupción oficial que están permitiendo el desvío del dinero del petróleo y otros fondos hacia la insurgencia y ponen en peligro la precaria economía iraquí. En Irak, cuyos ingresos dependen casi exclusivamente del petróleo, las autoridades afirman que cualquier desvío de dinero hacia unos rebeldes que están matando a sus ciudadanos y destrozando su infraestructura introduce un factor nuevo y peligroso en la tarea de mantener unido el país.

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Por ejemplo, un miembro de la Asamblea Nacional ha sido acusado de robar millones de dólares destinados a proteger de atentados un oleoducto muy importante, y se sospecha que canalizó parte de ese dinero hacia la insurgencia, según explica Radhi Hamza al Radhi, presidente de la Comisión para la Integridad Pública en Irak. La acusación no se ha dado a conocer públicamente.

Los cargos contra el legislador suní Meshan al Yuburi dan credibilidad a las sospechas de las autoridades iraquíes de que los rebeldes están beneficiándose de los ingresos obtenidos por el petróleo. Otro caso es el del director de una gran planta de almacenamiento de crudo próxima a Kirkuk que fue detenido el sábado, junto con otros empleados y varios funcionarios locales de policía, bajo la acusación de haber ayudado a organizar un ataque con morteros contra las instalaciones que se produjo el jueves, según ha explicado un empleado de Northern Oil. El atentado provocó varios incendios en los oleoductos y el cierre de todas las actividades petrolíferas en la zona, según relata este empleado, que prefiere mantener el anonimato.

Alí Alaui, ministro de Finanzas de Irak, calcula que los rebeldes obtienen entre el 40% y el 50% de los beneficios producidos por el contrabando de petróleo. Para explicar cómo llegan los productos del petróleo al mercado negro, el ministro dice que los rebeldes se han infiltrado en puestos de responsabilidad de la importante refinería existente en Baiji, al norte del país, y que allí aterrorizan a los camioneros. De esa forma, los rebeldes y sus cómplices pueden sabotear el oleoducto, vaciar los camiones y vender el petróleo o el gas por su cuenta.

"Es ya una situación peor que la de Nigeria, una verdadera amenaza contra la seguridad nacional", explica Alaui sobre el sector del petróleo. "Los rebeldes están infiltrados en todos los ámbitos". Diversos funcionarios estadounidenses en Irak se han mostrado de acuerdo con esa opinión. "Es evidente que la corrupción está financiando a los rebeldes, y eso es una amenaza muy real contra el nuevo Estado", dice un funcionario estadounidense que trabaja en la lucha contra la corrupción pero no desea identificarse. "La corrupción puede debilitar verdaderamente las posibilidades de crecimiento".

Un ejemplo de cómo aterrorizan los rebeldes a los conductores de camiones se pudo ver el mes pasado, cuando una caravana de 60 camiones cisterna procedentes de Baiji, que pretendía aliviar la escasez de combustible en Bagdad, sufrió un ataque con granadas y ametralladoras por parte de los insurgentes, a pesar de la abundante presencia de las fuerzas de seguridad iraquíes. En algunos casos, explica Radhi, los guardias iraquíes que vigilan la frontera con Siria han recibido sobornos para dejar pasar cargamentos robados, un petróleo que se vende en el mercado negro.

Mafia petrolera

En la prensa iraquí han aparecido repetidamente citas de altos funcionarios del Ministerio del Petróleo que protestan por la existencia de la que denominan una "mafia del contrabando de petróleo", que no sólo desvía los beneficios del crudo, sino que, según se dice, controla el reparto de cargos administrativos en el ministerio. Según explica Radhi, la acusación alega que Yuburi, al que se cree oculto en Siria, robó dinero destinado a contratar y equipar en 2004 y 2005 a miles de guardias que debían proteger el oleoducto entre Baiji y la ciudad septentrional de Kirkuk. Las autoridades iraquíes sospechan asimismo que Yuburi desvió parte del dinero que le habían entregado para proteger el oleoducto a los rebeldes que cometían los atentados contra él.

Hace poco fue detenido un jefe de batallón del Ejército iraquí, al que había contratado Yuburi, acusado de organizar atentados de los rebeldes contra el oleoducto, según cuenta un alto funcionario iraquí que está al tanto de la investigación. El funcionario ha hablado con la condición de permanecer en el anonimato, porque no está autorizado a decir nada sobre la causa. No está claro, añade, si Yuburi sabía que el militar estaba ayudando a planear los atentados.

Los frecuentes atentados de los rebeldes contra oleoductos han sido una de las razones por las que las exportaciones de petróleo iraquí cayeron el año pasado. El ataque del jueves pasado, que desembocó en la detención de varios responsables de la compañía petrolera y funcionarios de policía es, según empleados de Northern Oil, uno de los más dañinos desde hace años.

El contrabando de petróleo no es más que parte de un problema de corrupción más general, que abarca desde sobornos a pequeña escala hasta un fraude tan grave como el cometido en el Ministerio de Defensa iraquí, en el que los investigadores dijeron, en el mes de agosto, que habían descubierto más de 1.300 millones de dólares mal empleados en contratos militares.

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.

Bomberos iraquíes combaten un incendio en un oleoducto cercano a Basora, al sur del país.
Bomberos iraquíes combaten un incendio en un oleoducto cercano a Basora, al sur del país.REUTERS

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