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Reportaje:

Pinochet se queda sin lectura

Libros de marxismo, historia y ediciones de lujo componen la biblioteca del ex dictador, incautada por un juez para tasar su valor

Desde sus días en el poder, Augusto Pinochet siempre ha querido revestirse con una pátina de cultura. Todavía es recordada y citada como digna de una antología una frase del ex general dicha en plena dictadura: "A las diez de la noche ya estoy en la cama, generalmente leyendo materias filosóficas, de historia, política, en fin. Leo un cuarto de hora...".

Ahora el ex dictador corre el riesgo de quedarse sin lecturas de velador: el juez Carlos Cerda -que lo ha procesado (a él y a sus parientes) por desviar fondos a cuentas secretas y millonarias en el exterior- incautó sus bibliotecas con miles de libros, incluida la que el ex general donó al Ejército. La incautación durará hasta que los peritos determinen su valor.

"Ni en tres vidas llegaría a leer los libros que tiene", afirma una persona cercana

Cerda tiene también bajo lupa el origen de los muebles de todas las residencias del ex general, así como de sus vehículos y los de sus hijos. Sospecha que, a pesar de su fortuna, Pinochet adquirió una parte considerable de sus bienes personales con fondos del Estado, lo que sería un delito de malversación de caudales públicos. El juez que investigó el llamado caso Riggs (por el nombre del banco de Washington donde estaban las cuentas), Sergio Muñoz, hoy en la Corte Suprema, calculó que el ex dictador se apropió para su beneficio y el de sus familiares cerca de dos millones de dólares (1,7 millones de euros) provenientes de fondos reservados.

El magistrado Cerda ha incautado documentación y lo que queda de los 28 millones de dólares que reunió Pinochet. Esta semana acumuló más información en los 138 tomos que ya tiene la investigación judicial: documentos reservados del Ejército sobre los movimientos de fondos entre la comandancia en jefe de la institución y los agregados militares. Está a la espera del informe caligráfico sobre quién falsificó la firma de la esposa de Pinochet, Lucía Hiriart, en hasta 16 operaciones bancarias. El primer informe apuntó a su propio marido y los abogados del general replicaron que en un matrimonio es habitual que los esposos firmen como el cónyuge.

Arquitectos e ingenieros tasaron dos de las tres mayores residencias del general -lujosas viviendas con amplios terrenos en Santiago, cerca del océano y en la cordillera- en más de 3,5 millones de dólares y funcionarios del Ejército le dijeron al juez que la institución entregó los materiales y pagó la construcción.

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Es posible que sus bibliotecas sean igualmente valiosas, con primeras ediciones, joyas bibliográficas compradas en Chile y otros países, libros dedicados por personajes, con grabados de calidad y una colección napoleónica respetable. En cualquier caso, muy por encima del valor que el ex dictador declaró (equivalente a 9.800 euros).

La orden del juez prohíbe sacar los libros de sus residencias y de la biblioteca que donó a la Academia de Guerra del Ejército. Cerda quiere la tasación y determinar con qué dinero compró las colecciones. Mientras no lo aclare, Pinochet no podrá sacarlos. El juez pidió a los peritos que establezcan de cada libro el origen, antigüedad, costo monetario, histórico, si tienen dedicatoria, son exclusivos y es un ejemplar único. "Ni en tres vidas completas alcanzaría a leer los libros que tiene", afirma un conocedor de su biblioteca. Entre sus colecciones destaca la de autores marxistas, el mismo tipo de textos que el ordenó a los soldados chilenos quemar en las calles después del golpe del 11 de septiembre de 1973.

Predominan los libros chilenos históricos y antiguos, aunque los que trajo de otros países son igualmente valiosos. No cabrían en una casa de un chileno de clase media. Otra fuente que ha visto sus libros sostiene que para el general valen no sólo por su precio en el mercado, sino también por la imagen del poder que representan.

El año pasado debió desprenderse de un manuscrito de gran valor que estuvo tres décadas en sus manos: el Diario Militar escrito de puño y letra por el general José Miguel Carrera, uno de los próceres de la independencia de Chile, que sus descendientes legaron a la Biblioteca Nacional en 1974 y -no se sabe cómo- llegó a las manos del ex dictador, que confesaba tapujos que era uno de sus libros de cabecera. En medio de los procesos, Pinochet lo entregó el año pasado al jefe del Ejército, general Juan Emilio Cheyre, y éste lo restituyó al Estado en una ceremonia en diciembre. "La historia chica dejémosla al lado y quedémonos con la historia importante" de la devolución del libro, pidió Cheyre.

Una parte de las obras, también incautada por el juez, está en la biblioteca Augusto Pinochet Ugarte de la Academia de Guerra del Ejército. El ex dictador donó los libros en las postrimerías de su régimen. La biblioteca se ha fusionado con otros dos fondos bibliográficos del Ejército y hoy tiene 60.000 volúmenes, muchos de materias militares y ciencias sociales.

Augusto Pinochet, con una copia de la Constitución chilena, en 1998.
Augusto Pinochet, con una copia de la Constitución chilena, en 1998.AFP

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