Arco refleja las contaminaciones del arte
Pintura, cómic, fotografía, escultura y moda se confunden en los programas de galerías emergentes
Nada es ya lo que era. La pintura lleva años intentando retomar el trono que hizo que durante siglos fuera sinónimo de arte, pero la que puede verse en gran parte de las galerías más emergentes de la feria, englobadas en el programa Cityscapes de Arco, está tan contaminada por los nuevos medios tecnológicos que ha perdido parte de su esencia. Desde que Picasso y Braque inventaran en 1912 el collage, el arte dejó de ser puro para contaminarse con todo tipo de materiales, géneros y disciplinas. Y hoy, casi un siglo después, esta expansión ha sido asumida de forma natural por los artistas. Pero pese a contar con tantas posibilidades, parecen beber de las mismas fuentes y se encuentran rasgos similares en galerías de Pekín, Estambul, Nueva York o Moscú.
Será porque se vende más o porque es más cara, pero es cierto que en los últimos años se ve mucha más pintura en la feria, que ayer vivió su primer día de aglomeraciones hasta el punto de que dos horas después de la apertura en el guardarropa ya colgaba el letrero de completo. Lo curioso, en lo que respecta a mucha de la pintura actual, es que utiliza los códigos de otras disciplinas, como el cómic, la publicidad, la fotografía o el dibujo, este último uno de los medios estrella de la feria y que este año ha pasado del papel al lienzo casi de forma directa. Cityscapes, en los laterales del pabellón 9, agrupa a 40 galerías dedicadas a promocionar el arte último seleccionadas por 19 comisarios en 21 grandes urbes del mundo, desde Bogotá a Pekín pasando por Los Ángeles, Tokio o Dublín. Quiere reflejar la efervescencia de las grandes ciudades y, por tanto, es lógico que predomine una cierta imaginería pop adaptada a los diferentes entornos.
Así, por ejemplo, mientras el joven artista canadiense Chris Millar (galería TrépanierBaer) presenta abigarradas pinturas collage con imágenes que parecen extraídas del cómic underground americano de los setenta, Tu Hongtao (en la galería de Pekín Soka Contemporary Space), utiliza figuras inspiradas en el manga que contrapone a imágenes urbanas casi apocalípticas. Su compatriota Zhang Fazhi (Beijing Art Now Gallery) parece citar en sus pinturas lineales de colores planos en los carteles heroicos del maoísmo, mientras que el estadounidense Tom Sanford (Leo Koenig Inc) retoma las composiciones de la pintura religiosa para realizar provocativas pinturas en las que endiosa a figuras del hip-hop o a otros personajes famosos, como Kate Moos, que en los cuadros en los que es la protagonista el artista ha tenido el detalle de decorar los marcos con una raya de polvo blanco.
Inspiración histórica
La inspiración en las ilustraciones decimonónicas, en la línea de esta tendencia a recuperar la pintura de historia, está presente. Destacan los dibujos que sobre la guerra de Chechenia presenta el artista checheno Alesey Kallima en la sala rusa Gelman Gallery. El detallismo de los grupos de soldados, algunos con chándal, descansando o guerreando es inquietante. En otro registro, también recurre al pasado el neoyorquino Andrew Sendor (Caren Golden Fine Art) en unas pinturas en las que seres de otros siglos habitan la ciudad moderna.
Pueden verse fotografías pintadas, como es el caso del irlandés Mark O'Kelly (Kevin Kavanagh Gallery) con sus cuadros de escenas urbanas cotidianas, o ilustraciones fotografiadas, como parecen las imágenes de jovencitas provocativas del japonés Hiroyuki Matsukage (Mizuma Art Gallery). Hay algo de nostalgia adolescente en muchas de las obras de esta sección, excepto, tal vez, en las galerías africanas y latinoamericanas, con propuestas mucho más variadas.
Babelia
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