Un estudio pone en duda los efectos beneficiosos de una dieta pobre en grasas en la mujer posmenopáusica
Reducir la ingesta de grasas puede no traducirse en un menor riesgo cardiovascular o de sufrir cáncer de colon, según un estudio realizado con 50.000 mujeres posmenopáusicas en EE UU y que publica hoy la revista Journal of the American Medical Association (JAMA).
El trabajo hizo un seguimiento de las voluntarias durante diez años. Una parte siguió con su dieta normal, en la que las grasas son la fuente de entre un 35% y un 38% de las calorías. El otro grupo intentó reducir el aporte de calorías obtenidas de las grasas a menos del 20%, aunque la media se quedó en el 24%. Sólo aquellas mujeres que lograron situar la aportación de calorías debidas a las grasas por debajo del 20% disminuyeron su riesgo cardiovascular.
El resultado del estudio, sin embargo, "no debe entenderse como una incitación a tomar todas las grasas que se quieran", ha rebatido desde Nueva York Valentí Fuster, jefe del servicio de Cardiología del hospital Mount Sinai y miembro del equipo director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares español. Fuster señala varios aspectos que hacen que las conclusiones del estudio no sean generalizables. La primera, que el periodo de observación es "muy corto". "Una enfermedad coronaria tarda 50 años en desarrollarse, y el trabajo ha seguido a las mujeres menos de diez", indica.
El factor tiempo puede explicar que, aunque la incidencia de infartos y otros problemas cardiovasculares haya sido similar en ambos grupos, las mujeres que tomaban menos grasa presentaran, en cambio, menores niveles de colesterol LDL (el malo) y menor tensión arterial. Estos dos factores son indicadores de una posible complicación a largo plazo.
Además, en el trabajo no han participado "casos extremos" de obesidad, que es un factor de riesgo asociado a los problemas cardiacos, señala el médico. Las mujeres estaban muy próximas a tener una dieta equilibrada (el Ministerio de Sanidad español calcula que entre el 30% y el 35% de las calorías deben provenir de las grasas), y las que redujeron su consumo "no llegaron a los niveles que se habían fijado los investigadores", recalca Fuster.
Algunos de los firmantes del trabajo, como la nutricionista Mara Vitolins apunta otro aspecto: cuando se comenzó la investigación se sabía muy poco o nada del efecto nocivo de algunos tipos de grasas, como las llamadas trans. El estudio no ha medido qué tipo de grasas tomaban las mujeres, si éstas eran beneficiosas o no.
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