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Reportaje:

Menos calorías para un corazón más joven

Nuevos datos sobre los beneficios de una dieta hipocalórica para retrasar el envejecimiento

Ingerir menos calorías hace que las personas se mantengan más jóvenes durante más tiempo. Todavía no está comprobada esta hipótesis, pero un estudio reciente sienta las bases para pensar que puede ser cierta. Un equipo de investigadores del envejecimiento humano ha observado el efecto rejuvenecedor que tiene sobre el funcionamiento del corazón una dieta equilibrada y baja en calorías. Dicho estudio, dirigido por Luigi Fontana, de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, y del Instituto Superior de Sanidad de Roma (Italia), comparó los corazones de dos grupos de personas, uno que había seguido una dieta hipocalórica y otro que había comido con normalidad, y observó que los de las personas del primer grupo funcionaban como si fueran más jóvenes, generalmente unos 15 años menores.

La dieta hipocalórica evita los alimentos procesados y se parece a la mediterránea
La restricción calórica hace que el corazón sea más elástico y se relaje mejor entre latidos

"Comiendo menos, si seguimos una dieta totalmente equilibrada, podemos mejorar nuestra salud, retrasar el envejecimiento y aumentar las posibilidades de tener una vida más larga, sana y feliz", señala Fontana por teléfono desde su despacho de Roma. Hasta ahora sólo se habían hecho este tipo de estudios con animales y se había comprobado que una ingesta restringida de calorías podía prolongar su esperanza de vida. "Intuíamos que con los seres humanos podría pasar lo mismo, pero siempre había sido muy difícil hacer un estudio riguroso por la dificultad y constancia que requiere seguir este tipo de dieta", explica Fontana. "Pero tuvimos suerte porque los participantes de nuestro estudio formaban parte de la llamada Sociedad de Restricción Calórica, una organización estadounidense sin ánimo de lucro cuyos miembros llevan años practicando una dieta hipocalórica y al mismo tiempo equilibrada y con la aportación de todos los nutrientes necesarios", añade Fontana.

Varias pruebas de ultrasonido determinaron que los corazones de aquellos que habían restringido el consumo de calorías eran mucho más elásticos y la manera en que se relajaban entre latidos era similar a la de los corazones de gente más joven. Los participantes tenían entre 41 y 65 años, y habían seguido este tipo de dieta durante una media de seis años. En una típica dieta de los países occidentales se consumen entre 2.000 y 3.000 calorías al día y el grupo estudiado consumió entre 1.400 y 2.000. "Hay que tener en cuenta que estas personas siguieron una dieta equilibrada con todos los nutrientes necesarios, éste es un punto clave", subraya Fontana. "La restricción calórica no significa comer media hamburguesa y medio paquete de patatas fritas, y beber la mitad de una bebida azucarada", matiza. "Estas personas siguen una buena dieta eliminando calorías y comiendo alimentos altamente nutritivos".

Esta restricción constante de calorías acaba provocando tanto una pérdida de peso como de grasa corporal. El grupo de participantes de la Sociedad de Restricción Calórica pesaba de media unos 59 kilos, mientras que el otro grupo, el que siguió una dieta normal, unos 85. El índice de masa corporal también era distinto: los primeros tenían un 19,7 de media y los segundos un 27 (se considera que una persona tiene el peso ideal si está entre 20 y 25). El dato más dispar, sin embargo, fue el de la proporción de grasa corporal, que en las personas que seguían una dieta hipocalórica era del 9%, mientras que en las otras era del 26% (la normal está entre el 20% y el 30%).

La dieta hipocalórica se parece mucho a la tradicional dieta mediterránea, señala Fontana, que se caracteriza por una ingesta elevada de verduras, legumbres, frutas y cereales; una ingesta de pescado entre moderada y alta; un bajo consumo de grasas saturadas pero elevado de insaturadas, especialmente aceite de oliva, y una ingesta reducida de productos lácteos y carne. La dieta hipocalórica evita los alimentos refinados y procesados, como las bebidas carbónicas, las galletas, el pan blanco y otras fuentes de las llamadas "calorías vacías".

Sin embargo, esta dieta baja en calorías no la pueden seguir muchas personas por los riesgos que comporta. "Si se sigue esta dieta tan estricta sin la ayuda de expertos, se corre el riesgo de sufrir malnutrición", insiste Fontana, "pero lo que sí podemos hacer es reducir un poco la ingesta de calorías porque sabemos que mejoraremos nuestra salud en general". "Al iniciar el estudio, nuestro principal interés era profundizar en nuestros conocimientos sobre el proceso de envejecimiento del cuerpo humano y descubrir si es posible retrasarlo. Nuestra intención no es recomendar a la gente que siga esta dieta", puntualiza el investigador.

Aproximadamente el 40% de las muertes en los países occidentales se deben a problemas cardiovasculares, que a la vez son atribuibles a lo que los científicos han bautizado como "envejecimiento secundario", según Fontana. Este término se utiliza para definir los problemas de salud relacionados con niveles altos de colesterol, diabetes e hipertensión, prevenibles en muchas ocasiones y que desempeñan un papel muy importante en las muertes prematuras. Si el corazón pudiese permanecer joven y sano durante más tiempo, todos estos riesgos se reducirían.

Lo que ahora queda por probar es si una dieta hipocalórica puede prolongar la esperanza de vida de sus seguidores. "Debido a la dificultad de hacer este seguimiento con humanos, habrá que esperar unos 10 o 15 años para ver los resultados de estudios que ahora mismo se están haciendo con monos", dice Fontana. Hasta que llegue este momento, el investigador sólo tiene una recomendación: "Si queremos mejorar nuestra salud, deberíamos seguir la tradicional dieta mediterránea".

Los vegetales son uno de los principales componentes de la dieta mediterránea.
Los vegetales son uno de los principales componentes de la dieta mediterránea.TEJEDERAS

Tras la eterna juventud

La Sociedad de Restricción Calórica (www.calorierestriction.org) fue fundada en EEUU en 1995 por un grupo de adeptos a Roy Walford,

gerontólogo de la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA), y gurú de la dieta hipocalórica.

Walford escribió varios libros para difundir sus tesis sobre los beneficios de la dieta hipocalórica y diseñó un programa informático de análisis nutricional para ayudar a seguir una alimentación muy baja en calorías y a la vez equilibrada. Walford quería demostrar que con esta dieta se podía llegar a vivir 120 años, aunque él falleció en 2005 a los 79 años por una esclerosis lateral amiotrófica,

Robert Cavanaugh, de 58 años y residente en el estado de Carolina del Norte, es uno de los 2.500 miembros de esta asociación (la mayoría son de EE UU, pero también los hay en otros países) y asegura que llevar a cabo esta dieta no es nada difícil. Cavanaugh, un marine jubilado, redujo las calorías de su dieta a 1.800 al día hace cuatro años y desde entonces ha perdido unos 10 kilos. Pesa 68 kilos y mide unos 177 centímetros. Explica que su nivel de colesterol pasó en sólo cinco meses de 273 a 170 miligramos por decilitro.

"Simplemente como mucho menos y he incorporado algunos cambios a mi dieta: como boniatos en lugar de patatas y no suelo comer nada hecho con harina blanca", explica. Pero Cavanaugh no duda en sucumbir a los placeres de una buena comida sin preocuparse por las calorías cuando la ocasión lo merece.

Recomendación prudente

Aunque los expertos coinciden en señalar los beneficios de la reducción de calorías para la salud del ser humano, pocos se atreven a recomendar una reducción tan drástica como la seguida por la Sociedad de Restricción Calórica, cuyos miembros participaron en el estudio de Luigi Fontana.

El doctor Federico Casimiro-Soriguer Escofet, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del hospital universitario Carlos Haya de Málaga, cree que el trabajo del doctor Luigi Fontana es "muy interesante" porque "demuestra una observación que viene haciéndose desde hace tiempo".

"Conocemos el valor terapéutico del ayuno y también sabemos que los roedores viven más años si siguen una dieta hipocalórica, pero esto no es suficiente para hacer una recomendación universal y decir a todo el mundo que es beneficioso seguir este tipo de dieta", afirma Casimiro-Soriguer.

Igual que Fontana, el especialista malagueño cree que la población en general puede mejorar su salud si reduce su ingesta de calorías y no importa tanto si no se consiguen todos los beneficios que quizá pueda aportar una reducción calórica más drástica.

"Además, no es fácil seguir una dieta con tan pocas calorías y al mismo tiempo equilibrada, hay que tener mucha motivación", apunta. Este endocrinólogo cree que es mejor ser cauteloso en las recomendaciones porque hay grupos de riesgo, por ejemplo las personas anoréxicas, que podrían encontrar nuevos argumentos para comer todavía menos.

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