Un sistema bilingüe
Galicia tiene un sistema de educación bilingüe, que obliga a impartir en gallego un número mínimo de asignaturas y permite que sobre el resto decidan los órganos de los centros y el profesorado. En la práctica, la educación tiende a adaptarse a los usos lingüísticos de cada zona. En el medio rural predomina el gallego, primer idioma para la mayoría de los alumnos. En las áreas urbanas, y especialmente en los centros privados, el gallego se ciñe a los límites legales y prima el castellano.
El sistema fue regulado en 1995 para ahondar en la política lingüística de "bilingüismo armónico" aplicada por los sucesivos gobiernos del PP, con el apoyo tácito del PSOE y la contestación de los nacionalistas y de los grupos más activos en la defensa de la lengua autóctona. En 2004, sin embargo, se alcanzó un acuerdo unánime en el Parlamento autonómico para respaldar un Plan de Normalización Lingüística que incluía el propósito de garantizar que al menos la mitad de las asignaturas de primaria, ESO y bachillerato se impartan en gallego en todos los centros.
La salida del PP de la Xunta para dar paso a un Gobierno bipartito de socialistas y nacionalistas no ha supuesto cambios en el sistema. El actual establece que en los primeros niveles educativos las clases se impartirán en la "lengua materna predominante en el alumnado", sin descuidar el propósito del bilingüismo. A partir del segundo ciclo de primaria (ocho-nueve años), el castellano sólo es obligatorio para la asignatura de esa lengua, y en gallego se estudia, como mínimo, la asignatura de conocimiento de medio natural y social en primaria; también en secundaria, además de una asignatura optativa; en bachillerato, dos asignaturas obligatorias y otra optativa. De la cuota obligatoria de gallego quedan excluidos los idiomas extranjeros y las matemáticas.
Los alumnos de otras comunidades están exentos de la evaluación en lengua gallega durante tres años, aunque deben asistir a esas clases. Los padres no pueden elegir una lengua única para la educación de sus hijos. En teoría -y de hecho ocurre en las zonas rurales- es legal impartir todas las asignaturas en gallego, excepto la de lengua española.
El conocimiento del gallego es imprescindible para opositar a profesor. En los concursos de traslados también es requisito imprescindible para la enseñanza infantil y primaria, y para varias asignaturas de los demás niveles.
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