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Varias explosiones dejan sin gas ruso a Georgia y Armenia

El presidente georgiano acusa a Moscú de sabotaje en un invierno especialmente frío

Pilar Bonet

Georgia y Armenia se quedaron ayer sin suministro de gas ruso tras dos explosiones en el sistema de gasoductos que une el sur de Rusia con los países vecinos del Cáucaso. Las explosiones ocurrieron en la noche del sábado en Osetia del Norte, una región cercana a Chechenia que ha sido frecuente objeto de actos terroristas. Una tercera explosión, en Karachaevo-Cherkesia (otra zona del Cáucaso ruso), dejó fuera de servicio una línea de alta tensión por la que Rusia exporta electricidad a Georgia.

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El abastecimiento a Armenia, a su vez, se interrumpió por ser esta república dependiente del gasoducto que pasa por Georgia. La fiscalía rusa abrió un expediente penal por "destrucción y daños cometidos intencionadamente contra la propiedad", pero no por terrorismo, alegando que en las explosiones no se habían registrado víctimas, según Interfax.

Sin embargo, el presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, acusó a Rusia de haber aprovechado un invierno inusitadamente crudo para perpetrar "grandes actos de sabotaje" contra su país. Saakashvili "exigió categóricamente" la inmediata reanudación de los suministros y calificó las explicaciones rusas de "confusas, insatisfactorias y contradictorias". Según él, Rusia actúa como un "chantajista" para entorpecer los intentos de Georgia de diversificar su aprovisionamiento energético y para apoderarse de su sistema de distribución de gas.

En el marco de la nueva política energética rusa, Gazprom ha encarecido el precio del gas que vende a Georgia, que paga 110 dólares por mil metros cúbicos desde principios de enero. Saakashvili reconoció que había aceptado el precio porque no tenía una alternativa. En Tbilisi, la falta de gas se dejó notar en cortes de electricidad en distintos barrios y en el paro de una central eléctrica. Cerca de mil personas, que portaban carteles contra el presidente de Rusia, Vladímir Putin, se manifestaron en la capital georgiana.

Por orden del presidente Saakashvili, las escuelas y universidades de Georgia permanecerán cerradas hasta que se haya resuelto el problema. En los distritos montañosos, donde las temperaturas han llegado a 20 grados bajo cero, se repartirá leña, carbón y combustible. Un portavoz de Gazprom instó a los responsables georgianos a no politizar el asunto. El gas debía comenzar a fluir anoche desde Azerbaiyán por el gasoducto Karagag-Tbilisi, según el Ministerio de Interior de Georgia, citado por Interfax. Este gas será suministrado por Rusia hasta que se subsane la avería, según la agencia rusa Itar-Tass, que citaba a la empresa exportadora de gas ruso en Tbilisi. Según un portavoz del monopolio de energía eléctrica de Rusia, el restablecimiento de la electricidad requerirá un mínimo de siete días. Interfax informó de que Rusia comenzó a exportar energía eléctrica a través de Abjasia, una región secesionista de Georgia.

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La Federación Rusa se preparaba ayer para otra semana de frío que volverá a poner a prueba los recursos energéticos del país, ya al máximo de su capacidad. Gazprom ha reconocido que el suministro de gas a Europa se ha visto afectado por las necesidades internas y que 15 regiones de Rusia no estaban preparadas para un periodo tan largo de frío.

La energía será hoy el tema central de las reuniones que mantendrá en Moscú el líder de Turkmenistán, Saparmurat Niyázov. Algunos periódicos rusos han dicho que Niyázov quiere aumentar el precio del gas que vende a Rusia y que Rusia, a su vez, vende a Ucrania. Las informaciones oficiales apuntan a un aumento de las capacidades de transporte de gas desde Asia Central. En Moscú, aparentemente para hablar con Niyázov, se encuentra el ministro de Energía de Ucrania, Ivan Plashkov. Habida cuenta de que Ucrania y Rusia no han acabado de ultimar el acuerdo firmado el pasado día 4, no es de descartar que pudiera haber alguna sorpresa en los acuerdos alcanzados hasta ahora.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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