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Viaje a las entrañas de la Tierra

La perforación más profunda de la historia indagará la evolución climática y biológica

Los brazos de la ciencia ya alcanzan 500 millones de kilómetros en el espacio exterior -de allí trajo la sonda Stardust partículas de un cometa el domingo pasado-, pero apenas han podido penetrar unos miles de metros en el espacio interior, el enigmático subsuelo de nuestro propio planeta. Proseguir ese viaje es el objetivo del barco más avanzado del mundo en tecnología de exploración, el Chikyu (Tierra), la estrella del proyecto internacional más ambicioso de la historia para conocer el origen y el futuro del planeta y de la vida que bulle en su superficie.

El buque científico, botado el 29 de julio de 2005, acaba de concluir con éxito su primera fase de pruebas. Los 10.000 metros por debajo del fondo oceánico que puede taladrar el buque es cuatro veces más que lo logrado hasta ahora. En un principio, sin embargo, la perforación será de siete kilómetros.

El buque puede taladrar 10.000 metros, cuatro veces más que el actual récord
El experimento es comparable a la misión del 'Apollo 11', que llevó al hombre a la Luna

"Este es un experimento único, al ser la primera vez que se aplica el sistema de perforación hidráulica a tanta profundidad en la Tierra. Es comparable a la misión del Apollo 11 por la que el hombre pisó por primera vez la Luna", declara a este diario el director general del proyecto, Asahiko Taira, de la Agencia Japonesa para la Ciencia Marina-Terrestre y de Tecnología (JAMSTEC) y del Centro Japonés para la Exploración de las Profundidades de la Tierra (CDEX).

El Chikyu es sólo la parte más espectacular de un megaproyecto de investigación de enorme ambición científica, tecnológica e industrial, en el que Estados Unidos, Japón y 15 países europeos van a invertir 360 millones de euros de aquí a 2008. Su nombre es IODP (siglas inglesas de Programa Integrado de Perforación Oceánica), y su indagación de las profundidades terrestres aportará nuevos ángulos a dos ciencias de la superficie: la evolución y el clima.

Cada vez que la tecnología ha permitido explorar unos cuantos cientos de metros más en las profundidades de la corteza terrestre, los científicos se han llevado una sorpresa mayor: las sondas siempre han encontrado amplias y complejas poblaciones de microbios capaces de vivir a grandes temperaturas y presiones, y sin más recursos que las rocas y los sedimentos de las entrañas terrestres.

Los expertos del IODP planean sondear y catalogar estas bacterias extremófilas en el todo el planeta. Estos microorganismos no sólo pueden arrojar luz sobre el origen y la evolución de la vida en la Tierra, sino que también constituirán una fuente de nuevos biomateriales y de nuevas aplicaciones técnicas en el tratamiento de aguas, o en la extracción de petróleo tratado por microbios.

Además, las entrañas de la Tierra contienen un registro preciso de los cambios climáticos del pasado, suaves o bruscos, y el IODP podrá determinar las causas de los segundos, y tal vez predecir si volverán a producirse como consecuencia de la actividad humana.

El IODP también tendrá consecuencias relevantes en el sector energético, las grandes infraestructuras, la biotecnología industrial y otras áreas aplicadas. La principal experta española en del campo cita varios ejemplos muy próximos:

"A gran profundidad, bajo el fondo marino del Golfo de Cádiz, sabemos que hay abundantes yacimientos de hidratos de gas, unos compuestos del metano, llamados a veces cristales de hielo, que son probablemente una de las principales reservas de hidrocarburos que quedarán disponibles a largo plazo", explica Menchu Comas, investigadora del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (CSIC) y delegada española en el comité científico del IODP.

"Los hidratos de gas explotan en superficie", prosigue Comas, "y la única tecnología capaz de extraerlos del subsuelo marino en condiciones utilizables es la del IODP".

Comas pone más ejemplos: "El margen mediterráneo español es muy proclive a registrar terremotos. En Las Palmas, el año pasado, hasta se registró un pequeño tsunami. No son de una magnitud alarmante para la población, pero supondrán cada vez un mayor problema para las líneas submarinas de cable o fibra óptica. El tramo de gaseoducto que cruzará entre Argelia y Almería deberá tener muy en cuenta las investigaciones geológicas del IODP. Los puentes o túneles de cierta envergadura, también".

El IODP se financia de una forma progresiva. Este año, Estados Unidos pone 28 millones de euros, Japón otros 28 y los europeos ponen 25. Dentro de los europeos hay clases. Alemania, por ejemplo, aporta 880.000 euros, y España se conforma con poner 350.000. Sin embargo, la gran experiencia de Comas en estos proyectos -el IODP es el sucesor de una larga tradición científica de colaboración internacional- permite a España una presencia en la toma de decisiones algo mayor de la que justificaría su cheque anual.

El inicio de las labores de perforación está previsto para septiembre de 2007, pero no confían alcanzar el manto terrestre hasta una fecha que oscilará entre 2010 y 2012.

A los 500 millones de dólares que ha tenido que pagar al consorcio nipón Mitsubishi la JAMSTEC por la construcción de la embarcación, de la que es propietaria, se suman los 90 millones de dólares que genera anualmente en gastos la expedición perforadora que, aunque altos, se espera que generen también elevados rendimientos científicos.

El Chikyu es un buque de unas 58.000 toneladas de peso, de 210 metros de largo y 38 de ancho, y con una torre de prospecciones de 121 metros de altura, equipado con cuatro tuberías de extracción de gran diámetro, similares a las que usan las plataformas petrolíferas en yacimientos marinos, capaces de extraer hasta 1.200 toneladas del contenido que se halle en el manto terrestre.

Las tuberías, que lo pondrán en contacto con el pozo que será abierto en el lecho oceánico, se ajustan entre ellas para mantener la estabilidad del barco, para lo cual también dispone de un sistema que se adapta a los movimientos derivados por las prospecciones y por las olas.

Con capacidad para 150 tripulantes, que podrán abandonar la embarcación por vía aérea dado que dispone de un helipuerto en su proa, el Chikyu tiene también un satélite propio que permite a los expertos detectar el lugar exacto en el que se encuentran los relieves rocosos del lecho marino y conocer en tiempo real el trayecto de la tuneladora.

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