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La justicia retira la inmunidad a Pinochet por los crímenes de la 'caravana de la muerte'

El pleno de jueces de la Corte de Apelaciones de Santiago resolvió ayer por una mayoría de 17 votos contra seis desaforar al ex dictador Augusto Pinochet por las fundadas sospechas de su responsabilidad en dos crímenes cometidos poco después del golpe militar de 1973 por una misión encabezada por un general del Ejército, que envió a reprimir en ciudades de provincias y asesinó a 109 prisioneros políticos, conocida como la caravana de la muerte.

Por otra parte, Pinochet, que se encontraba bajo arresto domiciliario desde el 24 de noviembre, pagó ayer 15.000 euros para lograr su libertad condicional, que le fue concedida el lunes. El ex dictador tenía previsto viajar anoche a su finca veraniega, situada a 130 kilómetros de Santiago.

Si la resolución de retirar la inmunidad, que los jueces tomaron después de dos horas de alegatos de los abogados de ambas partes, es ratificada por la Corte Suprema, implicará la reapertura de uno de los crímenes más emblemáticos de la dictadura. El primer desafuero y procesamiento que recibió Pinochet al regresar de su detención en Londres en 2000 fue dictado por el juez Juan Guzmán por otros 75 homicidios y secuestros de prisioneros, cometidos por esta misma comitiva, aunque finalmente las cortes superiores lo sobreseyeron en 2002 por su supuesta demencia senil.

Las víctimas, Wagner Salinas y Francisco Lorca, integrantes de la escolta del derrocado presidente Salvador Allende, conocida como el Grupo de Amigos Personales, fueron detenidos al sur de Santiago, en la ciudad de Curicó, el día del golpe de Pinochet, el 11 de septiembre de 1973. Dos testigos militares, uno de ellos el comandante del regimiento donde Salinas y Lorca estuvieron detenidos, sostienen que recibieron un oficio firmado por Pinochet dando poder como su delegado al general Sergio Arellano, al mando de la comitiva que envió a reprimir, y éste ordenó el traslado de las víctimas. Un testigo vio llegar a los prisioneros al regimiento Tacna, en Santiago, en un vehículo en que iba un subordinado de Arellano, poco antes de que fueran fusilados en este recinto militar y sus cuerpos aparecieran en los suburbios de la capital. La dictadura informó de que habían muerto en un "enfrentamiento".

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