Pisos y sus hipotecas
Los precios de la vivienda nueva subieron en 2005 un 10%: menos que el año anterior (14%), pero el triple que el índice de precios o IPC. Si las causas del aumento son conocidas (la presión de la demanda por el aumento de la población, los bajos tipos de interés), también lo son sus efectos: retraso en la edad de emancipación de los jóvenes, freno a la movilidad laboral, reducción del consumo, etcétera. Al mismo tiempo, una caída drástica del valor de las viviendas supondría una depreciación del principal patrimonio de las familias, lo que también tendría efectos negativos sobre el consumo y el dinamismo económico en general. El nuevo Ministerio de Vivienda intenta contribuir a un equilibrio entre esos factores contradictorios mediante planes de construcción de viviendas de protección oficial y de estímulo del mercado de alquiler, con el fin de aliviar la presión sobre el mercado de venta de vivienda. Hasta el momento con un escaso éxito, entre otros motivos porque las competencias esenciales en la materia están transferidas.
No existe necesariamente una relación causal entre las políticas del ministerio y la leve moderación del precio del metro cuadrado. Pero existe acuerdo entre los conocedores del mercado en que la desaceleración del precio de la vivienda continuará durante este año. Ahora bien, si el crecimiento acelerado de los precios fue general, la moderación no afectará por igual a todas las zonas y mercados. Es probable que en las grandes ciudades se haya alcanzado ya el precio máximo o próximo al máximo, mientras que en localidades menos saturadas todavía existe margen para las subidas; o que siga la subida en construcción industrial y oficinas mientras pierde fuerza el mercado residencial y de locales comerciales. Importa que la evolución de precios se vaya acomodando suavemente a crecimientos moderados, sin variaciones bruscas.
No obstante, la incertidumbre principal afecta al coste de las hipotecas, es decir, al endeudamiento familiar. Casi el 98% de los préstamos suscritos son variables y resultarán inevitablemente afectados por el cambio de signo de la política monetaria del BCE. Poco, por fortuna y por el momento. Pero no está de más recordar que quedan, quizás, al menos dos subidas de tipos en 2006.
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