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Austria asume la presidencia de la UE en momentos de crisis

Schüssel considera prioritario aprobar el presupuesto y dinamizar el debate constitucional

Andreu Missé

Austria, el país con menos fe europeísta de los Veinticinco, asumirá la presidencia de turno de la UE durante el primer semestre de 2006. El canciller, Wolfgang Schüssel, ha anunciado que sus prioridades son aprobar el presupuesto, dinamizar el debate sobre la Constitución europea, eclipsado tras el rechazo de Francia y Holanda, promover el fomento del empleo y la investigación y mejorar las relaciones con los Balcanes.

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La ministra de Exteriores, Úrsula Plassnik, que mantuvo una cerrada oposición a la apertura de negociaciones de adhesión con Turquía, ha señalado que "Viena toma muy en serio, con un espíritu sincero y de apertura de buenas relaciones, su papel como presidente con respecto a Turquía". El ministro de Exteriores turco, Abdullah Gül, se ha mostrado esperanzado sobre la apertura del primero de los 35 capítulos de negociaciones en los primeros meses de 2006.

Schüssel se esforzará para diluir las desconfianzas que pesan sobre su país, en el que sólo el 32% de ciudadanos considera "una buena cosa" la pertenencia a la UE, el porcentaje más bajo de la Unión.

El canciller cristiano demócrata austriaco arrastra también serias reticencias de muchos países por la presencia en su Gobierno de tres ministros de la Alianza para el Futuro de Austria, que preside el ultranacionalista Jörg Haider. En 2000, los demás países de la UE castigaron temporalmente al Gobierno austriaco negándose a mantener contactos bilaterales en protesta por la incorporación de varios ministros del partido nacionalista de Haider. Algunos países consideraron incluso la posibilidad de establecer un procedimiento de expulsión de la UE. Tras varios meses de polémica, Bruselas anuló finalmente la sanción por considerar que el Gobierno austriaco no mantenía actitudes xenófobas y respetaba los valores democráticos europeos. Recientemente, el partido de Haider ha perdido influencia tras una escisión y el conflicto ha perdido relevancia.

Austria recibe dos temas candentes de sus antecesores británicos: aprobar definitivamente las perspectivas financieras (el marco presupuestario de la UE para 2007-2013) y dar una respuesta a la incertidumbre que pesa sobre la Constitución europea, un asunto que vive en el limbo después del no de Francia y Holanda.

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El marco presupuestario plurianual, que figura en el primer punto de la agenda austriaca, está pendiente de debate y aprobación por parte del Parlamento. Su presidente, Josep Borrell, recogiendo el sentir de los grupos mayoritarios, ha manifestado por activa y por pasiva que el volumen de gasto aprobado por el Consejo Europeo de diciembre (862.363 millones de euros) es "claramente insuficiente". Los parlamentarios exigirán un aumento de al menos 4.000 millones de euros más y otra redistribución de los recursos. El tono de las manifestaciones de los eurodiputados no presagia que el acuerdo sea tarea fácil. En el pleno del Parlamento de Viena, Schüssel ya se ha puesto la venda antes que la herida y ha pedido a los parlamentarios que sean realistas, puesto que "no es el momento de cambiar a Europa de pies a cabeza".

El futuro de la Constitución europea, un "proyecto muerto", según el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, es la verdadera cuestión pendiente del proyecto comunitario. El texto constitucional ha sido aprobado por 13 países. España y Luxemburgo lo hicieron a través de referéndum, y otros 11 países (Austria, Chipre, Alemania, Grecia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Malta, Eslovenia y Eslovaquia) lo sancionaron por vía parlamentaria. En Bélgica lo ha aprobado el Parlamento federal, pero falta la ratificación de los parlamentos regionales. Francia y Holanda lo rechazaron por referéndum. Quedan nueve países, la mayoría de los cuales han aplazado temporalmente su votación.

En el consejo de junio de 2005, los jefes de Estado y de Gobierno acordaron organizar debates nacionales sobre el futuro del Tratado Constitucional y efectuar una evaluación de estas discusiones en el primer semestre de 2006. El consejo de junio de 2006 será el momento oportuno para realizar esta valoración, aunque los debates han sido prácticamente inexistentes, con la honrosa excepción del grupo de trabajo del Parlamento Europeo. La titular de Exteriores austriaca, Úrsula Plassnik, ha señalado que "hay que imaginar una coreografía a veinticinco" para afrontar el Tratado Constitucional.

En el escenario de los asuntos más concretos, Schüssel quiere prestar especial atención a los temas de la agenda de Lisboa, como el empleo y la investigación. En este campo, Austria puede hablar con cierta autoridad. Cuenta con una baja tasa de desempleo (5,2%), muy por debajo de la media comunitaria (8,7%). Es uno de los países que destina más recursos a gasto social (29,1% del PIB) frente al 27,7% de la media de la UE, lo que le ha convertido en el sexto mejor clasificado en igualdad social. A mediados de marzo está previsto un consejo para tratar específicamente las cuestiones de empleo, política social, salud y consumidores.

Investigación y desarrollo

En relación con la investigación y desarrollo, el canciller Schüssel ha anunciado su propósito de promover un incremento del gasto en I+D hasta el 3% del PIB.

En la lista de asuntos inmediatos que la presidencia británica no ha podido cerrar, queda la directiva de servicios y la dedicada a regular el tiempo de trabajo. En materia fiscal, la cita más próxima es el 24 de enero, en la que el consejo intentará resolver la cuestión del IVA reducido. Se trata de poder aplicar hasta 2010 un tipo reducido de IVA sobre los servicios intensivos en mano de obra, como la renovación de vivienda y peluquerías.

Austria ha mostrado especial interés por mejorar las relaciones con los Balcanes. El pasado octubre logró que se aceptara el inicio de negociaciones de adhesión con Croacia, donde es el principal inversor extranjero. Para mediados de mayo ha convocado la cuarta cumbre UE-América Latina y Caribe, que se celebrará en Viena, en la que España jugará un papel importante.

El canciller Schüssel saluda ayer a su homológa alemana, Angela Merkel.
El canciller Schüssel saluda ayer a su homológa alemana, Angela Merkel.AP

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