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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una dimisión cantada

La dimisión de Antonio Fazio como gobernador del Banco de Italia es un alivio para el Gobierno de Berlusconi ante el gravísimo deterioro que su conducta estaba causando al prestigio financiero interno y externo del país. La posición de Fazio se había hecho insostenible después de que la Fiscalía de Milán anunciara que el gobernador estaba siendo investigado por un presunto delito de uso de información privilegiada. En cualquier caso, su dimisión servirá de poco si no acarrea una reforma que facilite sin ninguna cortapisa el acceso de entidades extranjeras al sistema financiero italiano.

La Comisión Europea abrió el pasado verano una investigación a Fazio por los obstáculos al banco español BBVA y al holandés ABN-Amro para adquirir, respectivamente, Banca Nazionale del Lavoro (BNL) y Banca Antonveneta. Su figura había quedado muy cuestionada tras las fundadas sospechas de que torpedeó esas operaciones a través de dos "alternativas nacionales" en virtud de los buenos oficios de su amigo el banquero Fiorani, que ingresó en prisión hace una semana acusado de varios delitos financieros. La OPA de la entidad holandesa logró cristalizar al final, a diferencia de la del BBVA. El banco español podría replantearse ahora seriamente la posibilidad de reactivar la operación de compra de BNL.

El caso estalló el pasado abril, pero ya desde 2000 eran patentes las críticas contra el gobernador por su sistemático freno a los intentos de los bancos europeos de establecerse en Italia. La dimisión estaba cantada, pero resulta tardía. Es verdad que el Gobierno no podía destituirle porque el reglamento del banco central establece el carácter vitalicio del cargo. Sin embargo, la crisis muestra una gran incapacidad de Berlusconi para gestionarla mejor y vencer las resistencias de la Liga Norte, uno de los socios de la coalición, que era contraria a la dimisión de Fazio.

El Ejecutivo italiano introdujo ayer una enmienda a la ley que tramita el Parlamento para fijar un límite de seis años -prorrogables por otros seis- para el mandato del gobernador, que seguirá siendo elegido por el propio órgano emisor en contra de lo que sucede en otros países de la UE. El sucesor no podrá ser nombrado antes de que la ley obtenga el visto bueno parlamentario, lo que puede demorarse al menos un mes. Los tres principales aspirantes que suenan (Mario Draghi, Padoa Schioppa y Mario Monti) tienen excelente reputación. Pero también la tenía Fazio cuando llegó en 1993. Otra cosa es que puedan actuar libremente.

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