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El Ejército boliviano pide que el candidato más votado el domingo sea el presidente

Los militares rompen un silencio de dos décadas e intervienen en la campaña electoral

El Ejército de Bolivia ha roto un silencio que duraba ya dos décadas para saltar a la arena política e intervenir en las elecciones generales del próximo domingo. El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Marco Antonio Justiniano, pidió que el ganador de la primera vuelta asuma la presidencia, aunque sólo haya obtenido una mayoría simple. Es decir: que se evite una segunda vuelta que la ley boliviana deja en manos del Congreso, encargado de elegir entre los dos candidatos más votados. El indígena Evo Morales encabeza las encuestas con una intención de voto del 30%.

El presidente de la República, Eduardo Rodríguez, reaccionó de inmediato para recordar al Ejército su condición de institución "no deliberante" y su obligación de respetar la Constitución, que marca las pautas electorales. El mandatario instó también a los oficiales a no tomar partido ni a utilizar "el principio de jerarquía para imponer criterios en los cuadros militares".

Las palabras del comandante Marco Antonio Justiniano no fueron improvisadas: formaban parte de su discurso en un acto de graduación de nuevos oficiales. Ahí pidió que el candidato más votado asuma la presidencia directamente y que los demás partidos "se conformen". Esta declaración provocó un estupor generalizado. Después de haber sido el eje rector de Bolivia, como dejan constancia los 180 golpes de Estado de uno u otro signo político ocurridos desde la independencia del país, en 1825, el poder militar se había quedado al margen de la vida pública en los últimos 20 años.

Más que a favor de un partido determinado, el mensaje del jefe de las Fuerzas Armadas era un llamamiento a evitar disturbios. Y es que el clima político se ha enturbiado considerablemente. Según las encuestas, ni el candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales, más conocido en Bolivia como Evo, a secas, ni Jorge Quiroga, alias Tuto, del centroderechista Poder Democrático y Social (Podemos), alcanzan ni de lejos la mayoría absoluta. Evo supera a Tuto Quiroga por un margen bastante estrecho, de entre dos y seis puntos. En suma, será el Congreso que salga de las urnas el encargado de votar al nuevo presidente. Y ahí los pactos están abiertos.

Ante esta perspectiva, los dirigentes del MAS han dejado claro que no tolerarán que el Congreso les arrebate la presidencia, en caso de ganar la primera vuelta. El menos sutil fue Román Loayza, senador y dirigente campesino, quien advirtió que Evo llegaría al poder "por las buenas o por las malas" y que si Tuto Quiroga asumía la presidencia, las "organizaciones vivas y los compañeros militares" lo expulsarían en menos de seis meses, "posiblemente sin echar sangre". Si bien la cúpula del partido se aprestó a desautorizar al senador, lo cierto es que no ha habido mitin en el que Evo y su candidato a la vicepresidencia, el sociólogo Álvaro García Linera, no hayan instado a sus seguidores a "estar alerta para defender en la calle la victoria electoral". El propio Álvaro García Linera ha reconocido que los grandes grupos que pueden iniciar "procesos de desestabilización están en el MAS". Lo confirman los constantes bloqueos de carreteras y movilizaciones de organizaciones sindicales y campesinas, que han derrocado a dos presidentes en dos años y han convertido a Bolivia en un país inmanejable.

Chantaje político

Algunas voces se han alzado para pedir a los partidos que, en aras de la paz social, lleguen a un acuerdo para obviar la segunda vuelta. A la luz de las declaraciones del comandante Marco Antonio Justiniano, ésa es también la posición de las Fuerzas Armadas. Después de todo, serán los militares los que tengan que bregar con los eventuales desórdenes. Y el asunto les toca muy de cerca. La jerarquía castrense desfila en estos días ante la fiscalía que investiga la muerte de 35 personas en unos disturbios ocurridos en febrero de 2003, en los que tuvo que intervenir el Ejército.

Tuto Quiroga ha acusado al MAS de recurrir al chantaje político, aunque se ha declarado dispuesto a dejar que el candidato más votado sea el presidente, siempre y cuando su rival también lo haga. De momento, Evo no se ha pronunciado.

Una mujer camina junto a carteles de MAS, el partido de Evo Morales, en La Paz.
Una mujer camina junto a carteles de MAS, el partido de Evo Morales, en La Paz.REUTERS

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